Análisis de Dice Legacy - Tablero, dados y azar para expandir nuestro reino

Analizamos Dice Legacy en su versión para Nintendo Switch.

Análisis de Dice Legacy - Tablero, dados y azar para expandir nuestro reino

Vivimos en unos tiempos en los que el videojuego es un lienzo en blanco para sacar a relucir toda la creatividad de un estudio. Unos estudios toman un camino seguro, con éxito asegurado, y otros se atreven a arriesgar, a sacar un doble o nada. Pues bien, bajo esta premisa se ha creado Dice Legacy, que se atreve a combinar diversos elementos de gestión, conquista, dados y tablero que nos da un magnífico sabor de boca en su ejecución. Este título de DESTINYbit (así escrito, no se nos ha atascado el bloq mayus), que despertó muy buenas expectativas en los últimos meses, ha sabido ejecutarse de maravilla, y se trata de un juego adictivo incluso para quien no sea especialmente aficionado a los juegos de estrategia o gestión de recursos. Una de las apariciones más notables de la Gamescom 2021 que se llevó el premio a juego más original.

Y es que Dice Legacy ejecuta muy bien las tres vertientes sobre las que se construye. Los escenarios son tableros que iremos desbloqueando según jugamos, y la funcionalidad de los dados, que nos hace sentirnos como en un juego de mesa, se ha implementado con total armonía. Sus mecánicas de gestión de recursos nos muestran de manera implícita el ritmo que podemos tomar en expandir nuestro territorio, y está lleno de detalles que dan complejidad al sistema. Por último, y no menos importante, las labores de comercio y conquista están muy bien llevados para que funcione todo con fluidez.

Hemos probado la versión para Nintendo Switch de Dice Legacy, y tras jugar largas partidas que pueden durar varias horas cada una, hemos entendido a la perfección qué nos propone este título, las herramientas que nos da para ello, y los distintos modos de progresar que nos encontramos. ¡Allá vamos!

Gestiona tu pueblo con dados

Dice Legacy no es un juego de gestión de recursos al uso. No se tratará simplemente de destinar nuestras unidades a conseguir lo que necesitamos. Cada unidad de acción está representada por un dado con seis posibles acciones y, pudiendo tener hasta 12 dados como límite en nuestra mano, tendremos que lidiar con el azar de cada tirada. Podemos arriesgarnos a tener más si jugamos con el límite de la mano y los dados en tablero, pero acarrea problemas que ya explicaremos más adelante. Estos dados, además de contar con distintas acciones en cada una de sus caras, tienen un contador de energía que se irá reduciendo conforme vayamos haciendo tiradas. Este factor es fundamental tenerlo en cuenta, ya que si el contador llega a cero, el dado morirá y repercutirá en la felicidad de nuestro pueblo, además de perder capacidad de producción.

Los dados podrán realizar distintos tipos de acciones, según la cara que nos muestre. Se trata de un elemento que, gracias a este recurso de azar, aumenta la dificultad de las partidas y nos obliga a vigilar siempre el estado de nuestros recursos. Si los dados tienen poca energía y no tenemos comida para alimentarlos, tendremos que hacer tiradas cruzando los dedos y comprobar si podremos mandar un dado al coto de caza, a cosechar el trigo, o a obtener leche de nuestras granjas. Si hay suerte, conseguiremos comida en un momento límite, pero si no es así, perderemos dados y se nos pondrá la partida más difícil.

Para obtener recursos específicos, o incluso para fabricar nuevos dados, necesitaremos construir diversos tipos de estructura. Los hay para obtener alimentos, pero también tendremos que fabricar mesones en los que comer, chimeneas para mitigar los efectos del invierno, o estructuras específicas para las clases de dados, como pueden ser mercados, talleres, torres vigía o monasterios. En cuanto a los dados en sí, además de cambiarlos de clase con distintos edificios, podremos fusionarlos para crear fuertes dados forjados, o incluso crear los poderosos dados ascendidos, los cuales podremos mantener para otras partidas. Sin embargo, conseguir algo así conlleva muchas horas de trabajo en una misma partida, por lo que conseguir dados ascendidos es todo un logro.

Eso sí, para que los jugadores entrantes no se pierdan, la complejidad de los tableros va de menos a más, e incluso podemos activar tutoriales que nos echan un cable si no tenemos claro qué estructura sería mejor construir antes. De hecho, además de los tutoriales de apoyo, contamos con cinco tipos de dificultad: un modo fácil para principiantes, un modo estándar con la dificultad media, un modo clásico que propone un reto algo superior, un modo difícil para quienes busquen retos, y un modo extremo para quienes tengan los dados más poderosos en su poder.

Dice Legacy

Distintas clases para alcanzar los objetivos

Tal y como hemos mencionado anteriormente, los dados pueden ser de cinco clases: campesinos, ciudadanos, soldados, comerciantes y monjes. Además, podremos contratar mercenarios. Cada uno de ellos cuenta con habilidades únicas, aunque también poseen elementos en común unos con otros. La clase de nuestros dados, más de una vez, determinará el éxito que obtendremos en una partida.

  • Campesinos. Es la clase más básica. Destacan sus habilidades de trabajo versátil, sirviéndonos para un roto o un descosido. Pueden cazar, obtener madera y minerales, trabajar el campo, explorar, construir y luchar. Podemos obtener un dado nuevo de campesino cada vez que juntemos dos dados de campesino en una casa. Además, también podemos cambiar otras clases de dado a campesino si las ponemos en un hospicio. Son indispensables para mantener en pie el reino.
  • Ciudadanos. Cuando los campesinos van a la escuela a cambio de dos unidades de comida, se convierten en ciudadanos. Esta clase pierde la posibilidad de obtener madera y minerales, pero conserva la de trabajar los campos para obtener cerveza y alimentos, cruciales para mantener adecuadamente a nuestro pueblo. Además, obtienen la capacidad de estudio, algo que nos desbloquea un amplio árbol de habilidades que nos mejora la productividad y nos desbloquea nuevos edificios. Son imprescindibles para progresar más rápidamente en las partidas.
  • Soldados. Los campesinos que se alisten en la academia militar se convertirán en soldados. No tienen cualidades para obtener recursos, pero serán atacantes más eficientes, podrán saquear campamentos cercanos y también pueden echar una mano a la hora de construir nuevas estructuras. Tener soldados en nuestro reino nos permitirá frenar todas las amenazas que se abalancen sobre nuestros territorios, e incluso podremos ser totalmente sanguinarios, exterminando todo tipo de asentamientos extranjeros.
  • Comerciantes. Los ciudadanos pueden convertirse en comerciantes si así lo deseamos. Este tipo de dado los hará apropiados para las misiones de exploración, así como para el comercio con campamentos y asentamientos cercanos a nuestros territorios. Si no nos hemos mostrado hostiles ante presencia extranjera, podremos establecer unos lazos comerciales beneficiosos para las arcas de nuestro reino. Si prosperamos en recursos, cualquier partida será menos complicada.
  • Monjes. Con la Iglesia hemos topado. Suele ser la última clase que desbloqueamos, pero son capaces de ofrecer una ayuda muy cualitativa en partidas más avanzadas. Además de ser aptos para el trabajo duro, son capaces de bendecir nuestros dados para mitigar los efectos negativos que pueda haber en sus acciones. Además, también pueden establecer contacto con otros campamentos para reducir su grado de hostilidad. En partidas avanzadas, tener uno o dos dados de esta clase puede aportarnos mucho valor.
  • Mercenarios. Guerreros a sueldo. No es una clase como tal, pero tampoco forma parte de las demás. Podremos contratarlos a cambio de dinero para que luchen por nuestros intereses. Son de base muy poderosos, pero abandonarán nuestro contrato en cuanto resulten heridos. Tampoco podremos alimentarlos para recuperar su energía, por lo que se marcharán en cuanto se agoten sus fuerzas si no han sido heridos antes. Poderoso caballero, don dinero, que nos puede dar soldados extra en situaciones de apuro. Por supuesto, los mercenarios no tienen barra de felicidad.

La felicidad de las clases

El invierno y los invasores, las mayores amenazas

En Dice Legacy, no tendremos que lidiar únicamente con el hambre y la escasez de recursos. Tendremos que ser cautos con el invierno, los invasores, las enfermedades e incluso las corrupciones demoníacas. Según la dificultad que escojamos al principio, este tipo de inconvenientes aparecerá con mayor o menor frecuencia, aunque algo absolutamente inevitable es el frío invernal.

En este título, el tiempo pasará con segundos reales para cronometrar el tiempo necesario para obtener recursos, luchar con bandidos, etcétera. Sin embargo, lo más importante del paso del tiempo, es que las estaciones pasan por él también. Para simplificar un poco este elemento, contamos únicamente con verano e invierno, además de unas leves transiciones cuando nos acercamos al principio y final de cada estación. El verano es próspero y adecuado para trabajar a destajo, aunque se reciben un mayor número de asaltos. En invierno, en cambio, el frío es nuestro principal enemigo, y puede provocar que nuestros dados se congelen hasta el final de la estación.

Cuando esto sucede, tenemos tres opciones a tomar con el dado congelado. Una de ellas es dejarlo tal y como está, si quizá no necesitamos gastar tiradas de ese dado en particular durante el invierno, ya que cuando acabe el frío, se descongelará. Otra de ellas sería descongelarlos a través de la cerveza, obtenida tras destilar el trigo en una cervecería y colocar nuestro dado en una taberna. Sin embargo, esto requiere haber obtenido trigo durante el verano, y el contar con todas esas infraestructuras cuando llegue el frío. La tercera opción, de carácter preventivo, sería la de instalar las chimeneas en los territorios que planeemos explotar en invierno para evitar la congelación de estos dados. Además, por supuesto, en invierno podemos seguir recibiendo algún ataque, así que más nos vale que no se nos congelen todos los dados si queremos contrarrestarlos.

En cuanto a los ataques, nos podemos encontrar con invasores, pirómanos, e incluso a portadores de enfermedades que buscan diezmar el poder de nuestro territorio. Además, cuando luchamos con ellos, nuestros dados pueden salir heridos de la batalla, mostrando un aspecto resquebrajado. Si ese dado es herido por segunda vez, perecerá. Para ello, contamos con una botica entre los distintos edificios disponibles, que junto a las hierbas que saquemos de entre los recursos, nos curarán tanto enfermedades como heridas. De la corrupción demoníaca, sin embargo, se encargarán los monjes.

El invierno en Dice Legacy

Un pueblo feliz siempre trabaja mejor

La felicidad de las distintas clases sociales es fundamental para el buen avance de la partida. Si logramos que alguna clase alcance el estatus de "complacido", obtendremos beneficios adicionales de sus labores, como pudiera ser un incremento en la obtención de recursos, el freno a revueltas, u otros aspectos que nos facilitan la vida como gobernadores. Sin embargo, si la felicidad se desploma, sufriremos huelgas, agresiones entre nuestros dados, estructuras incendiadas, y si los disturbios alcanzan el estatus de "revuelta" estaremos en peligro de ser derrocados. No hace falta decir que, si esto último sucede, nos encontraremos con la partida de "Game Over".

Para mantener felices a todas las clases, podremos hacer diversos tipos de acciones: aumentar el número de dados de su clase, aprobar las políticas estacionales que más les benefician, construirles distritos de clase en los que sentirse representados y, sobre todo, mantenerlos con vida. En cambio, la felicidad de las clases bajará cuando les quites dados de su clase, cuando mueran dados de su clase, o si rechazas la política estacional que les beneficia. Puede parecer difícil mantener equilibrada una balanza de este tipo, pero si trabajamos lo suficiente en contentar a todas las clases sin perder a casi nadie por el camino, podremos obtener todos los beneficios asociados a la felicidad de cada una de las clases.

Por cierto, antes hablamos de que controlar más de 12 dados es posible, pero peligroso. Pues básicamente, si somos capaces de mantener los dados en movimiento sin juntar más de 12 en nuestra mano, no pasará nada. Pero esto a veces es inevitable, tras mucho rato haciendo malabares. Si se juntan más de 12, tendremos que sacrificar dados hasta volver al máximo permitido. Obviamente, sabiendo la importancia de la felicidad de nuestros dados, jugar con esto es arriesgarse a crear revueltas.

Las huelgas nos pueden arruinar la partida

¿Lograrás completar los tableros?

Verdaderamente, resulta difícil computar el número de horas que este juego le puede dar a alguien. Probablemente, en unas 20 horas se pueden superar todos los tableros sin sufrir demasiado, pero Dice Legacy es tan rejugable que podemos echar todas las partidas que queramos, gracias a los distintos parámetros de dificultad, a los distintos líderes que iremos desbloqueando mientras jugamos, los tableros disponibles, o incluso por el mero reto de obtener dados ascendidos.

No cabe duda de que Dice Legacy es un título muy entretenido y lleno de matices. Además, que un juego así, típico de PC, llegue a Nintendo Switch, le aporta muchos puntos de jugabilidad para aquellas personas que adoren este tipo de videojuegos y quieran probarlos en consola. Los controles en sí no están nada mal implementados, aunque hubiera sido una pasada habilitar el panel táctil de la Switch en modo portátil. Sin embargo, es muy entretenido de jugar, y el juego nos reta una y otra vez a volver a echar otra partida, ya sea tras una victoria o una derrota.

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