Análisis de The Outer Worlds - Obsidian despeina la galaxia

Análisis de The Outer Worlds - Obsidian despeina la galaxia

Hablar de Obsidian Entertainment es hablar de los creadores de Fallout: New Vegas, Neverwinter Nights 2 o Star Wars: Knights of the Old Republic II: The Sith Lords, entre otros clásicos de un género venido a menos como es el RPG. Hace algo más de tres años, el CEO de la compañía, Feargus Urquhart desveló que se encontraban inmersos en un proyecto en el que participaban Tim Cain y Leonard Boyarsky, dos de los antiguos miembros de Black Isle, el equipo responsable del Fallout original allá por 1997.

Ese proyecto resultó ser The Outer Worlds, el RPG de ciencia ficción que en apenas tres días desembarcará en PlayStation 4, Xbox One y PC (disponible de lanzamiento en Xbox Game Pass). Y antes de que nos preguntéis: no, no estamos ante una suerte de sucesor espiritual de Fallout: New Vegas, sino ante una nueva propiedad intelectual que presume de personalidad propia. Asimismo, resulta evidente que es fácil encontrar similitudes con la mayoría de obras que durante tantos años nos ha dejado el estudio californiano. Tras esta aclaración y sin más preámbulos, os contamos cómo ha sido nuestro viaje hacia otros mundos.

The Outer Worlds

El despertar ¿del héroe?

Aunque tenemos la oportunidad de moldear al personaje protagonista a nuestro gusto (sexo, aspecto físico, aptitudes y otros detalles), partimos de la base de que somos un forastero. Así es como nos conocen y tratan todos y cada uno de los habitantes de Alción, la colonia más lejana de la galaxia en la que despertamos tras un largo viaje. Y decimos despertar porque, en principio, nuestro destino era ser una de las miles de personas que en un futuro colonizarían dicha galaxia. Viajábamos en una nave y disfrutábamos de un apacible sueño criogénico... Hasta que sucedió algo terrible.

Phineas Wells, un científico obsesionado por hacer frente a los planes de La Junta, el grupo formado por los directores de las corporaciones que sostienen el equilibrio económico de la sociedad y fundadores de la propia colonia de Alción, es quien decide adelantar nuestro despertar. ¿Su objetivo? Hacer de nosotros la esperanza —y nunca mejor dicho— a la que aferrarse para garantizar un futuro a las muchas personas permanecen dormidas hasta próximo aviso.

https://youtu.be/JyvhGGIGuQc

Aunque hay que decir que los primeros compases de la historia no son precisamente un alarde de originalidad y la figura del forastero recién llegado no es más que una excusa para que pronto comencemos a encargarnos de las peticiones de los distintos habitantes de Terra2, el primer lugar que visitamos, conforme avanzamos vamos rascando la superficie de un guion complejo y repleto de matices. La población de Alción no lo tiene nada fácil para ganarse un techo para dormir y algo que llevarse a la boca; las condiciones laborales son preocupantes, los recursos comienzan a escasear y la peste —una enfermedad que se expande rápidamente— causa estragos en la sociedad.

The Outer Worlds

Hablando se entiende la gente

Y si el diálogo no es suficiente, siempre podemos apretar el gatillo. En The Outer Worlds el jugador resuelve cada situación a su manera y siempre hay una alternativa. Para bien o para mal. Cuando abordamos un RPG, especialmente si tenemos en cuenta las anteriores obras del estudio, tenemos la obligación de valorar las posibilidades que nos ofrece su guion en lo que a decisiones y consecuencias se refiere. Y es que, tal y como confirmaron desde Obsidian, el grueso de la historia es lineal y nuestras elecciones no tienen apenas incidencia en su resolución.

Todo lo contrario sucede con el desarrollo de las misiones: hay múltiples caminos y ante cualquier situación en la que funcionen las armas, también puede funcionar el diálogo. Por ejemplo, nosotros nos metimos de lleno en una misión en la que un habitante de Terra 2, el primer planeta que visitamos, nos encargaba ajustar cuentas con varios de sus empleados. Durante su trascurso, nuestro interlocutor se percató de la presencia de una compañera que desde hace poco se había sumado a nuestra causa y eso resultó ser un factor clave a la hora de comportarse ante nosotros. No sabemos qué habría pasado si hubiéramos hablado con él en otras circunstancias y eso da lugar a que The Outer Worlds sea —en parte— impredecible.

Si nos ceñimos a lo que cada usuario espera de un videojuego de rol, creemos que habrá cierta división de opiniones con respecto a la 'pureza' de lo nuevo de Obsidian como exponente del género. Y es que, a diferencia de lo visto en Fallout: New Vegas, aquí no tenemos la posibilidad de arriesgar con una respuesta que pueda sentar mal a nadie; si no disponemos del valor de persuasión necesario nunca veremos ciertas opciones de diálogo, mientras que, si podemos abordarla, el éxito estará asegurado. Esto da cierta sensación de artificialidad y se aleja de lo que conocemos como 'tirada de dados'. Sin duda, podemos decir que estamos ante un título pensado para que cualquiera pueda adentrarse en él.

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Hasta el infinito...

Alción es un lugar increíble que nos deja bellas estampas en cualquiera de los rincones que visitamos. Y es que, a diferencia de otros títulos de carácter similar, el aspecto colorido y los entornos rebosantes de vida vegetal no dejaron indiferente a nadie durante el anuncio del título. Una visión opuesta a lo que generalmente vemos en otras obras de ciencia ficción que nos hablan de galaxias lejanas y planetas desconocidos. La dirección de arte es incuestionable, pero, ¿qué pasa cuando nos disponemos a explorar cada escenario?

Para empezar, hay que dejar claro que no estamos ante un mundo abierto en el sentido literal de la palabra; el diseño de niveles no tiene prácticamente nada que ver con lo que habitualmente podemos encontrar en producciones como Fallout o The Elder Scrolls, entre otros. Y tenemos que decir que nos ha gustado la apuesta de Obsidian por entornos divididos en diferentes zonas entre las que podemos viajar libremente. Una fórmula similar a la que vimos en la trilogía original de Mass Effect: accedemos al mapa de la galaxia, seleccionamos un planeta y dentro del mismo, el área concreta que deseamos visitar.

The Outer Worlds

Asimismo, cada sección es lo suficientemente extensa como para que la exploración resulte muy gratificante. Pequeños poblados, alguna que otra ciudad, campo abierto y diferentes escenarios interiores como instalaciones industriales o cuevas, entre otros. El tamaño de cada mapa es correcto: ni muy grande, ni muy pequeño. Por supuesto, cada emplazamiento cuenta con su fauna local —entre otras amenazas a las que debemos hacer frente— y el trabajo a la hora de recrear la personalidad de cada planeta es fantástico.

Hemos hablado de fauna local, pero, ¿a qué nos enfrentamos exactamente? Lo cierto es que es complicado de describir. Podríamos hablaros de insectos del tamaño de un coche, mutaciones y criaturas de todo tipo, así como de merodeadores, carroñeros e incluso máquinas autómatas. El bestiario presume de diversidad, pero comparte una idea en común: todo lo que se mueve quiere matarnos y es aquí donde The Outer Worlds brilla en un nivel muy superior al de otros títulos del estilo: en la acción. La faceta FPS del juego funciona sorprendentemente bien.

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¿Tenemos modo V.A.T.S.? Casi. Aquí responde a las siglas D.T.T. (Dilatación Táctica del Tiempo) y es muy útil a la hora de estudiar al enemigo. Su funcionamiento es prácticamente idéntico al del tiempo bala que podemos activar en incontables títulos, aunque su duración está sujeta a las acciones que realicemos mientras se encuentra activo: si nuestra intención es observar en aras de identificar puntos débiles, podemos permanecer mucho tiempo en dicho estado, pero si optamos por disparar el medidor se consume rápidamente. Generalmente, usar ese 'superpoder' para acertar el primer golpe crítico es la opción más inteligente.

Con o sin D.T.T., la vertiente de acción del juego es muy equilibrada y plenamente funcional. Pistolas, escopetas, rifles de francotirador y un buen abanico de armas cuerpo a cuerpo como porras, espadas e incluso martillos de gran tamaño, entre otros juguetes. Además, tanto las armas como las armaduras pueden ser personalizadas mediante accesorios que nos brindan la posibilidad de aplicar efectos especiales o beneficios defensivos: ataques eléctricos, de energía, resistencia a diferentes estados alterados... Sin olvidar, por supuesto, que todos los objetos con los que nos equipamos sufren desgaste conforme los utilizamos y en algún momento deben ser reparados en un banco de trabajo si no queremos que sus estadísticas se vean mermadas.

Tampoco podemos olvidarnos de la inclusión de los compañeros, un aspecto fundamental a la hora de abordar cada combate. Y es que no es lo mismo luchar solo o contar con el apoyo de un aliado. No basta con tener la suerte de conocerlos e invitarles a formar parte de nuestra empresa; también que darles órdenes y equiparles de la mejor manera posible en función de sus aptitudes. Además, el atributo liderazgo nos permite aumentar su efectividad a la hora de desenvolverse en el campo de batalla. Aunque su compañía no es necesaria para superar el juego, apostar por uno o dos compañeros da lugar a que la experiencia sea más rica y profunda, especialmente en niveles de dificultad elevados.

The Outer Worlds

Los de siempre, haciendo ¿lo de siempre?

En la industria del videojuego, al igual que en cualquier otra, hay creativos cuyos esfuerzos están destinados a explorar una y otra vez un determinado estilo. Obsidian Entertainment podría entrar perfectamente en ese grupo; se dedican a desarrollar títulos RPG, y no suelen equivocarse a menudo. The Outer Worlds no es perfecto y arrastra algunos de los vicios que el género ha adquirido durante los últimos años, pero, a pesar de ello, es un juego de calidad que no deja promesas en un saco roto.

La ciencia ficción que pone sobre la mesa es convincente y todas las piezas que conforman el conjunto funcionan sin mayor problema. Desde la premisa argumental hasta la espectacular puesta en escena, pasando por diferentes mecánicas que han sido pulidas a conciencia en aras de ofrecer una experiencia capaz de atraer tanto a la 'vieja guardia' del género —siempre y cuando perdonen algunas carencias—, como a nuevos jugadores que no teman a lanzarse a explorar otros mundos. No vamos a juzgar si estamos ante el título que un seguidor de Fallout: New Vegas esperaba, pero sí podemos afirmar que estamos ante una fantástica aventura de rol y acción.

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