Análisis de Deliver At All Costs - Un recuerdo de los GTA clásicos potenciando la destrucción y el humor
Un juego perfectos para los amantes de la conducción y destrucción

Deliver At All Costs es una alocada aventura de conducción y destrucción desarrollada por Far Out Games y publicada por Konami, que nos pone en la piel de un repartidor poco convencional en plena América de los años 50. Con una estética retro cuidadosamente recreada, una banda sonora rockera vibrante y un humor descarado, el juego se presenta como una mezcla entre Crazy Taxi, un GTA clásico y Goat Simulator. Desde su primer minuto, deja claro que su principal objetivo es divertir a base de caos, encargos surrealistas y entornos que se desmoronan a cada giro de volante.
Bajo esa superficie desenfadada, el título propone una experiencia más variada de lo que su premisa inicial sugiere. Aunque la mecánica central gira en torno a la entrega de paquetes, cada misión introduce condiciones absurdas o desafíos únicos que mantienen fresco el bucle jugable durante buena parte de la campaña. No obstante, Deliver At All Costs también intenta ir más allá del humor, incorporando una historia que mezcla comedia, thriller conspirativo y ciencia ficción. El resultado es una combinación tan ambiciosa como desigual, que logra entretener con fuerza al principio pero tropieza cuando intenta ser más de lo que necesita.
+ Pros
- Humor absurdo y situaciones disparatadas
- Destrucción del entorno muy entretenida
- Ambientación de los años 50 bien lograda
- Jugabilidad frenética sin grandes restricciones
- Contras
- Historia incoherente y sobreextendida
- Poca profundidad jugable a largo plazo
- Problemas técnicos, bugs y cinemáticas anticuadas
- Tiempos de carga frecuentes y cámaras limitadas

- Deliver At All Costs: precio, fecha de lanzamiento, plataformas y dónde comprar
- Caos sobre ruedas con alma de comedia
- Veredicto final de Deliver At All Costs
Deliver At All Costs: precio, fecha de lanzamiento, plataformas y dónde comprar
Deliver At All Costs | |
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Plataformas | PS5, Xbox Series X|S y PC |
Plataforma analizada | PS5 |
Fecha de lanzamiento | 22 de mayo de 2025 |
Desarrollador | Studio Far Out Games |
Género | Aventura de acción |
Idioma | Textos en español y voces en inglés |
Deliver At All Costs es un emocionante juego de acción en el que se entremezclan destrucción, situaciones absurdas e intriga, situándose en el año 1959, una época de rock and roll, vestidos de lunares y el temor siempre presente de una aniquilación nuclear. Disponible en PlayStation 5, Xbox Series y PC, se trata de una propuesta para un solo jugador con textos en español y voces en inglés.
Caos sobre ruedas con alma de comedia
Deliver At All Costs es un juego que se presenta, a simple vista, como una parodia desquiciada de los simuladores de entrega de paquetes, pero detrás de su fachada explosiva y cómica, intenta desarrollar una narrativa que va más allá... aunque no siempre con éxito. Esta ópera prima del estudio sueco Far Out Games, editada por Konami, mezcla el humor absurdo con una jugabilidad basada en conducción destructiva, todo enmarcado en una peculiar estética de los años 50 en Estados Unidos.
A pesar de su irregularidad narrativa, el juego logra destacar por su libertad creativa durante las misiones principales, muchas de las cuales incorporan mecánicas únicas que hacen que cada entrega se sienta como un minijuego distinto. Esta capacidad para reinventar constantemente las condiciones de los encargos –ya sea controlando un coche que vuela con globos o esquivando fuegos artificiales que se disparan solos– aporta frescura a un género que normalmente cae en la monotonía. Sin embargo, este ingenio se diluye en las últimas horas, donde los desafíos tienden a repetirse y la estructura deja de evolucionar, volviéndose predecible.
Lo primero que destaca de Deliver At All Costs es su jugabilidad basada en conducción isométrica, al estilo de los primeros Grand Theft Auto, pero con una libertad destructiva más cercana a Crazy Taxi mezclado con Goat Simulator. Aquí no hay reglas estrictas ni consecuencias graves: puedes atravesar casas, arrasar cementerios o volar negocios sin preocuparte mucho por las autoridades locales, que desaparecen si te escondes en un contenedor de basura.
Cada encargo propone situaciones bizarras y variadas: transportar melones podridos mientras esquivas gaviotas, llevar un pez gigante que sacude la camioneta, o entregar una bomba nuclear sin apretar demasiado el acelerador. Estos encargos, aunque al principio brillan por su creatividad y humor, tienden a repetirse en estructura conforme avanza la campaña.
Además, existen elementos fuera del vehículo, como secciones de sigilo (muy poco elaboradas), pequeños puzles y tareas secundarias con NPCs extravagantes. No obstante, estas secciones a pie resultan limitadas y poco pulidas en comparación con el núcleo de conducción.
Un viaje a los años 50

Las cinemáticas no son un aspecto destacable del juego
El juego recrea con mucho detalle una estética de los Estados Unidos de los años 50, desde la arquitectura hasta la música con rock y jazz de la época. El mundo abierto está dividido en tres zonas distintas (una isla inicial, una ciudad más urbana y un área nevada), aunque el paso entre ellas está marcado por frecuentes tiempos de carga que afectan al ritmo.
En lo referente a la exploración y coleccionables, el juego ofrece un mapa lleno de cofres, vehículos secretos y tareas secundarias. Lamentablemente, muchos de estos elementos carecen de propósito real más allá del “completista”. Por ejemplo, los vehículos ocultos no pueden usarse en las misiones, y los artefactos para personalizar la furgoneta, aunque interesantes en teoría, están limitados en su funcionalidad práctica. Esto provoca que la motivación para explorar se diluya, especialmente cuando se evidencia que el contenido secundario no aporta un valor significativo al gameplay central.
La destrucción ambiental, en cambio, es uno de los grandes atractivos: casi todo puede romperse, aunque los objetos tienen una física algo irreal (más parecida a casas de naipes que a ladrillos), lo que resta peso a las colisiones.
Un ritmo sinsentido

La destrucción es un aspecto clave del juego
La historia comienza con Winston Green, cuando un científico caído en desgracia acepta un trabajo de repartidor en la isla ficticia de St. Monique. Al principio, el tono es ligero y humorístico, pero pronto se transforma en un thriller policial y, finalmente, en un delirio de ciencia ficción con viajes en el tiempo.
Este cambio de tono drástico provoca una pérdida de coherencia narrativa. Lo que empieza como una sátira cómica se convierte en una trama que intenta abordar conspiraciones corporativas y giros absurdos sin mucha cohesión. El resultado es una historia irregular, con personajes planos, cinemáticas de bajo presupuesto, y un desarrollo que se siente alargado más allá de lo que la jugabilidad permite sostener.
Desde el punto de vista técnico, el juego tiene puntos fuertes, como la ambientación visual y el diseño de misiones, pero también muchas carencias: las escenas de vídeo parecen de generaciones pasadas, los modelos de personajes son muy simples y hay bugs frecuentes que afectan tanto a la conducción como al desplazamiento a pie. Asimismo, el sistema de cámaras es limitado y no siempre ofrece el ángulo adecuado. Las zonas interconectadas con tiempos de carga constantes rompen la fluidez de la experiencia.
Desde un punto de vista de diseño, la elección de una perspectiva isométrica fija, aunque estilísticamente acertada para homenajear a los primeros GTA, acaba siendo una barrera en misiones que requieren precisión o visibilidad amplia. El jugador no siempre puede anticipar obstáculos fuera del campo de visión, lo que genera frustraciones innecesarias. Asimismo, el sistema de control, aunque configurable, no es del todo intuitivo en todos los contextos, sobre todo en espacios cerrados o con obstáculos que requieren maniobras más precisas.
Humor y diversión conseguido

Podrás destruir todo... o casi todo
Donde realmente brilla Deliver At All Costs es en su sentido del humor y variedad de encargos. La absurda premisa de cada misión logra entretener durante las primeras horas, y aunque algunas situaciones se repiten, hay suficientes ideas locas para arrancar sonrisas con regularidad. El juego no se toma en serio (aunque a veces lo intenta), y eso le da un encanto peculiar.
La campaña principal ronda las 12-14 horas, aunque el contenido podría haberse limitado a unas 6 sin perder impacto. Las tareas secundarias y coleccionables pueden extender la experiencia, pero no ofrecen suficientes recompensas como para justificar el tiempo adicional en la mayoría de los casos.
Dicho esto, hay que reconocer que, sin ser un juego técnicamente sobresaliente, el título cumple con su objetivo principal: divertir. No todas propuestas que llegan a consolas o PC necesitan ser narrativamente profundos o técnicamente impecables para ofrecer una experiencia valiosa. En una industria saturada de propuestas hiperrealistas y sistemas complejos, este juego destaca por su capacidad de ser simple, directo y, sobre todo, entretenido. Es una carta de amor al caos lúdico, que, aunque se pierde en sus ambiciones narrativas, consigue dejar un buen sabor de boca gracias a su humor, estética y espíritu arcade.
Veredicto final de Deliver At All Costs
Deliver At All Costs es un juego que brilla con fuerza al principio gracias a su estilo gamberro, jugabilidad accesible y comedia desatada, pero que se desvanece conforme intenta ser algo más de lo que su propia base puede sostener. Aun así, es un título recomendable para quienes buscan diversión sin pretensiones, destructividad al estilo Teardown y un toque retro original.
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