En la ruta del cuscús

En la ruta del cuscús

Este tercer capítulo de Hitman nos traslada a Marrakech, donde el Agente 47 deberá hacer frente a un nuevo encargo que transcurrirá en el misma dinámica que los episodios anteriores. De este modo, IO Interactive nos presenta a dos nuevos objetivos en un episodio que ha visto aumentada notablemente la dificultad.

En la ruta del cuscús

En esta ocasión, el Agente 47 debe poner rumbo a Marrakech, capital de Marruecos, donde alguien ha contratado sus servicios para poner fin a unas revueltas populares que pueden desencadenar en una guerra civil. Los objetivos, el banquero Claus Hugo Strandberg, ex director ejecutivo de la entidad financiera más grande del país que, mientras se dirigía a los tribunales donde iba a ser juzgado, fue rescatado por unos mercenarios. Durante el asalto, no dudaron en acabar con la vida de varios policías. Ahora, Strandberg se encuentra a salvo en la embajada sueca de Marruecos, donde permanece oculto atento al desarrollo de los hechos.

El otro objetivo es el General Reza Zaydan, perteneciente a una de las familias más ricas e influyentes de Marruecos, atrincherado en una antigua base militar custodiada por sus fieles centinelas. Este alto mando ve las protestas que se han desencadenado como el instrumento ideal para hacerse con el control de la ciudad. Si las fuerzas del orden no son capaces de calmar las aguas, habrá llegado la oportunidad del golpe de Estado que tanto tiempo lleva planeando. Por supuesto, el Agente 47 estará ahí para evitarlo.

En la ruta del cuscús

La mecánica es la misma que en los capítulos anteriores de Hitman. De nuevo, el vídeo inicial trata de introducirnos de forma breve en la acción. Tras su visionado, tenemos la oportunidad de plantear el trabajo del modo que más nos interese: puede elegirse el armamento, básicamente entre un arma con o sin silenciador, además de los dos complementos que llevarás contigo, entre los que se encuentran una ganzúa, una mina de proximidad, una moneda, una jeringuilla con veneno letal, una fina cuerda metálica con la que estrangular sigilosamente o una bomba por control remoto. Para este capítulo concreto la opción más interesante sea, probablemente y como explicaremos a continuación, la más sigilosa. Como ya vimos en el capítulo situado en Italia, esta fase de planificación se enriquecerá cuantas más veces juegues al episodio, ya que irán sumándose, de manera progresiva, nuevas localizaciones desde las que iniciar el trabajo además de opciones y complementos adicionales. Y es que este título está pensado para rejugarse, por sus múltiples posibilidades y su corta duración.

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En el instante en que nuestro personaje aparece en el escenario, lo que más nos llama la atención es la ambientación. El cambio entre la localidad costera de Sapienza, ubicada a orillas del Mediterráneo, y la ciudad de Marrakech es evidente. Todo lo que vemos nos transporta a África, a sus colores, sus gentes y sus mercados de especias, abarrotados de gente por donde quiera que mires. Pese a que la calidad gráfica no es superlativa, al menos sí es vistosa, aunque obviamente no es título que exprima todas las posibilidades gráficas de la generación, algo que se aprecia a simple vista. Aún así, la recreación de la cultura local se intuye trabajada, con unos efectos de sonido que tratan de introducirnos en una versión del centro neurálgico de la ciudad marroquí. Un ejemplo de lo cuidado que ha sido este apartado es la llamada al rezo de una mezquita cualquiera, que no aparece físicamente en el mapa pero que sí se escucha en alguna ocasión, así como los gritos provenientes de las protestas frente a la Embajada de Suecia, mostradas con gran realismo tanto en lo visual como en lo referente al sonido. La banda sonora, como el doblaje al inglés, cumplen a la perfección, aunque se echa de menos la opción de audio en castellano, a pesar de que sí contamos con subtítulos en nuestro idioma.

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En nuestras largos paseos por el mapa que, pese a no ser excesivamente extenso, deberemos recorrer de arriba a abajo según la acción lo requiera, nos encontraremos con infinidad de personajes, muchos más que en el capítulo anterior. Aunque el diseño es muy similar, por no decir exactamente igual, la enorme cantidad de NPCs ayuda a que el escenario parezca más vivo. Por desgracia, este aspecto tiene algunas contraprestaciones bastante notables: En momentos en que el plano se colapsa de personajes, el framrate baja considerablemente. Aunque el juego siempre da la sensación de ir a menos de 30 frames por segundo, seguramente 25, en esos momentos se evidencia una caída que podría llegar incluso a los 20, igual que cuando el humo (de granadas de gas o explosiones) entra en escena. Por otra parte, también se aprecia algo de popping y demasiado clipping ya que, cuando nuestro protagonista es capaz, ante tales multitudes, de no solo esquivar, sino atravesar gente a su no es capaz de sortear tales multitudes, sencillamente las atraviesa a su conveniencia, lo que no deja de resultar una salida demasiado simple por parte de los desarrolladores.

Afortunadamente, Hitman sigue resultando tan entretenido como siempre. Sin embargo, un aspecto del que nos hemos percatado es de su dificultad, que parece estar varios escalones por encima de la misión italiana, sobre todo en lo relativo al disfraz y el sigilo. Por tanto, podríamos decir que el aumento de la dificultad no ha sido en absoluto progresivo, quizás porque los desarrolladores han considerado que, hasta ahora, el videojuego no suponía un verdadero reto a nivel de exploración. Pero, ¿en qué aspectos concretos se evidencian esas complicaciones en la mecánica de juego? En realidad, todo reside en la disposición de los escenarios, que ahora son mucho más abiertos y carecen de paredes como tales en la mayoría de edificios. En el mercado, la zona más extensa del mapa, apenas existen puntos muertos donde dejar inconsciente a un posible objetivo, por no hablar de tratar de enfundarte su ropa y esconder el cadáver. Misión imposible. Si a eso le sumamos la inquietante presencia militar en prácticamente todo las localizaciones, el reto aún es mayor, pues siempre habrá alguien vigilando y con una metralleta en mano dispuesto a convertirte en un colador.

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Por suerte, volvemos a contar con algunos escondites o vías de escape que nos vendrá muy bien durante la misión y que, de nuevo, vuelven a aportar cierta verticalidad al juego: pasadizos subterráneos, azoteas y cañerías por las que trepar, además de las clásicas neveras, armarios o contenedores donde refugiarse en un momento de apuro. Por supuesto y, como ya te hemos adelantado, la técnica del disfraz vuelve a ser fundamental para completar las diferentes tareas secundarias y oportunidades, que nos ayudarán a avanzar hasta los objetivos principales. Aunque arrancamos la partida con un elegante traje veraniego, el Agente 47 pronto podrá ataviarse con la ropa de los vendedores locales, camareros, personal de limpieza, conserjes, militares de diversos rangos, o incluso periodistas. De hecho, y sin ánimo de adelantarte demasiado, una de las oportunidades consiste en hacerte pasar por cámara de televisión, resultando francamente divertido.

Todas estas oportunidades de exploración se encuentran en un mapa que, pese a su tamaño, es de lo más variado. Consta de pequeñas tiendas, como fruterías o comercios de artesanía local y de alfombras, un gran mercado con mil recovecos que explorar, también un mercado interior y los ya mencionados escenarios principales, la embajada y la base militar abandonada, donde se refugian los objetivos que tenemos que asesinar. Unos personajes que, por cierto, pecan de cierta predecibilidad en su movimiento. Con solo observarlos unas cuantas veces, muriendo alguna de ellas en el intento, resulta demasiado sencillo prever su “ruta de escape”, el camino concreto que seguirá cuando las cosas empiecen a ponerse feas a su alrededor. Algo que incluso se ha acentuado en este tercer capítulo en el que, en el que observamos lo sencillo que puede resultar llevar a nuestra víctima hasta su fatídico desenlace. No obstante, tenemos a nuestra disposición una infinidad de maneras de acabar con su vida, cada cual más original e incluso desternillante. Tranquilo, no te las destriparemos.

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Por último, queremos hablarte de la interacción con el entorno. Aunque ya te hemos adelantado que las posibilidades de exploración son casi infinitas, no podemos acabar sin citar alguna de ellas. De este modo, rebuscando tanto en edificios como en cuerpos inconscientes, podremos encontrar tarjetas de acceso, llaves, invitaciones a eventos privados, herramientas, armamento, latas de refresco, palancas e incluso veneno. Y por si no fuera suficiente, podremos interactuar con objetos estáticos del mapa que manipularemos precisamente con aquello que hayamos estado recogiendo, por lo que el tiempo dedicado a la investigación tendrá premio. Por ejemplo, tendremos la posibilidad de envenenar botellines de agua o cachimbas, además de manipular motocicletas para su explosión. Del mismo modo, el juego nos permite apagar ventiladores o desbordar lavabos para atraer la atención de algún personaje. O precisamente para lo contrario, puesto que, con el objetivo de perder su pista, podremos desenchufar las cámaras de seguridad y borrar las grabaciones previas, como lo haría un auténtico 007 o, en este caso, el Agente 47. Como imaginarás, la duración del título dependerá en gran medida de tu disposición a tales menesteres pues, en realidad, la misión puede completarse en apenas hora y media o dos horas, dependiendo de tu conocimiento acerca de los capítulos anteriores.

Javier Castillo

En la ruta del cuscús

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JUGABILIDAD: El juego resulta muy entretenido y ofrece innumerables posibilidades de exploración e investigación. La técnica del disfraz sigue siendo tan divertida y útil como siempre, aunque la disposición del escenario ha aumentado la dificultad. La jugabilidad continúa siendo aceptable.

GRÁFICOS: 
A nivel gráfico resulta solvente, sorprendente por lo colorido del escenario, aunque ni mucho menos a la altura de los mejores trabajos de la actual generación. El diseño de personajes es diverso y visualmente llamativo, aunque queda lastrado por el popping y sobre todo el clipping en momentos en los que se concentran grandes multitudes.

SONIDO: Los efectos de sonido cobran una mayor protagonismo en la ciudad de Marrakech, donde la música local o las llamadas al rezo de las mezquitas enriquecen sobremanera la escena. La banda sonora es prácticamente la misma y el doblaje a inglés es más que aceptable. Sin embargo, se echar en falta la opción de audio en castellano, aunque contemos con subtítulos.

DURACIÓN: Como en los anteriores capítulos, la duración depende única y exclusivamente del usuario. No es un juego ideado para completarse una sola vez y aparcarlo en el cajón, sino que el jugador debe ir descubriendo, progresivamente, todo lo que el mapa puede ofrecerle. El rejugado, por tanto, es casi obligatorio, aunque la partida estándar pueda estar entre la hora y media y las dos horas.

HISTORIA: De nuevo, no estamos ante el guion definitivo, aunque sí se nos plantea una trama lo suficientemente atractiva como parra introducirnos de forma efectiva en la acción. Seguramente, la historia de este tercer capítulo sea la más interesante hasta el momento, puesto que la situación planteada está, salvando las distancias, a la orden del día. Además, al completar el capítulo, nos ofrecen nuevos detalles de la trama general.

CONCLUSIÓN: Estamos ante un capítulo que, lejos de innovar, sigue ofreciendo lo mejor de los anteriores episodios, aunque con algo más de dificultad. Una historia modesta que, sin embargo, alberga un enorme entretenimiento que podremos extender con horas de exploración. A pesar de algunos problemas de rendimiento, a nivel gráfico resulta colorido y llamativo, y la jugabilidad es cuanto menos aceptable. Además, la ambientación de la ciudad de Marrakech es de notable alto. Si te gustaron los anteriores, sin duda debes jugar a este.

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