Análisis de Moss - Érase una vez…

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Hace unos meses teníamos la ocasión de aproximarnos a Moss a través de una demo que, pese a su brevedad, nos dejó muy buenas sensaciones y un fantástico gusto en boca gracias a un excepcional apartado artístico. Contrariamente a la mayoría de títulos pertenecientes al catálogo de PlayStation VR, el juego desarrollado por Polyarc optaba por explorar las posibilidades de la realidad virtual desde una perspectiva pocas veces vista.

Análisis de Moss - Érase una vez…

En lugar de recurrir a la vista subjetiva del protagonista, la habitual en este tipo de propuestas, el estudio apostaba por sumergir al jugador en un cuento de fantasía mediante la vista en tercera persona. Si a ello le sumamos una atmósfera mágica y algunas mecánicas de lo más originales, Moss prometía convertirse en una de las sorpresas del dispositivo de realidad virtual de Sony. ¿Habrá cumplido las expectativas?

Para conocer la respuesta no tienes más que echar un vistazo al análisis que hemos redactado tras sumergirnos, en los últimos días, en una propuesta tan personal como la de este ratón aventurero, que demuestra las posibilidades de esta tecnología más allá de lo convencional. Se trata de un título exclusivo de PlayStation 4, por lo que únicamente estará a disposición de aquellos que posean el casco compatible con la consola. ¿Preparado para descubrir este mundo de cuento?

Análisis de Moss - Érase una vez…

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La nueva aventura exclusiva de PlayStation VR es Moss, un cuento de fantasía en el que el jugador debe sumergirse para guiar al ratón protagonista en su lucha contra las fuerzas del mal que gobiernan su mundo. Esa inmersión se llevará a cabo de manera literal a través de un libro que nos introducirá en los primeros compases de la historia, que escucharemos en voz de una narradora. Pasadas unas cuantas páginas, llegará el momento de viajar a un universo de fantasía para conocer al bueno de Quill.

La labor del usuario será la de acompañarle en un épico viaje que le llevará a recorrer los rincones más recónditos de su dimensión para enfrentarse a todo tipo de peligros. ¿De qué manera se presentarán ante el jugador? Uno de los máximos aciertos de Polyarc es haber prescindido de la tradicional cámara en primera persona, la más habitual en los videojuegos concebidos para la realidad virtual. En esta ocasión, tendremos la oportunidad de disfrutar de todo el entorno mediante la vista en tercera persona, que nos permitirá atender a cualquier detalle desde la lejanía y en una posición estática y casi siempre elevada.

La cámara solo cambiará de posición cuando el ratoncito complete cada uno de los mininiveles de los que consta la aventura. Una vez aparezca en plano por el margen izquierdo de la pantalla, la labor del usuario será la de llevarle hasta el otro extremo para proseguir su camino. Sin embargo, no resultará tan sencillo como pueda parecer a priori. Los obstáculos no se limitan a rocas que escalar, montículos que saltar o cornisas por las que trepar lateralmente. Pese a disponer de todas esas opciones, el mayor reto para Quill serán los rompecabezas.

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Los desarrolladores nos sorprenderán con puzles de lo más variados y originales a cada paso que demos. Sin embargo, nuestro amigo ratuno no será capaz de resolverlos por sí mismo y precisará de la colaboración del jugador para despejarle el camino. En este aspecto, precisamente, es donde más nos favorecerá el punto de vista escogido por el equipo responsable del juego, que proporcionará al usuario una vista privilegiada del escenario para analizar, de un golpe de vista, cada uno de los elementos con los que interactuar.

Antes de profundizar en cada uno de ellos es conveniente apuntar de qué manera podrán realizarse tales acciones. Y es que, además de controlar al personaje con el joystick izquierdo del Dualshock 4, tendremos la posibilidad de manejar el movimiento de una esfera de energía que nos acompañará constantemente en la aventura. Mediante L2 o R2, el jugador podrá interaccionar con múltiples elementos en pantalla que responderán inmediatamente al contacto con este poder. Un poder solo al alcance de una deidad como la que parece encarnar el usuario desde las alturas.

¿Qué tipo de estructuras se verán afectadas por esta habilidad? Una de las más comunes son unos gigantescos bloques de piedra que el usuario podrá desplazar hacia delante y hacia atrás a su conveniencia. De esta manera, podremos facilitar el paso del protagonista por la parte baja del nivel y, acto seguido, volver a accionar la plataforma para que pueda trepar hacia arriba. Este tipo de movimientos serán muy frecuentes a lo largo de la aventura, en la que deberemos interactuar con un mismo elemento en varias ocasiones durante un breve espacio de tiempo.

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La esfera de poder nos permitirá también abrir puertas o bajar puentes, situaciones normalmente precedidas del accionado de palancas por parte del ratón que, recordamos, también deberemos controlar simultánea o alternativamente. Será la labor del jugador permitirle llegar a esos mecanismos, creando así un juego constante de combinaciones que transformarán cada escenario en cuestión de segundos. Cabrá estar atento, además, a los enemigos del ratón protagonista, que también jugarán un papel fundamental en los rompecabezas.

Aunque en ocasiones no serán más que un estorbo que eliminar con las habilidades de espadachín de Quill, las criaturas rivales podrán ser claves en la resolución de algunos de los rompecabezas. En ocasiones será necesario accionar una plataforma mientras nuestro personaje activa una palanca o similar. ¿Cómo podría el jugador abordar ambos quehaceres al mismo tiempo? Gracias a su poder y a los enemigos, a los que podrá obligar a permanecer sobre una de estas bases sujetándole con la esfera.

Esta capacidad podrá utilizarse también durante las fases de combate, en la que podremos paralizar al enemigo para que Quill le golpee, mientras tanto, con su espada. Será especialmente útil cuando no sea una sino varias las criaturas que rodeen al ratoncito, momento en el que la colaboración del usuario será primordial para alzarse con la victoria. Este juego de manos, en el que el jugador deberá combatir con el personaje y sujetar a los rivales al mismo tiempo, se convertirá en una de las mayores diversiones del videojuego, al menos bajo nuestro punto de vista.

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Si las cosas no salen según lo previsto y Quill resulta herido durante el enfrentamiento, siempre podremos devolverle a su máximo estado de salud nuevamente mediante nuestro poder. En el peor de los casos, si muriera en combate o cayera al vacío o en el agua, simplemente volverá a iniciarse el nivel como si nada hubiese pasado. Todas estas acciones no perseguirán más que un objetivo que, como hemos apuntado antes, no es otro que facilitar el avance el ratón con todo lo que esté en nuestra mano.

Únicamente seremos interrumpidos ocasionalmente por la narradora, que de vez en cuando nos obsequiará con alguna de sus frases y, en momentos muy puntuales, nos llevará nuevamente ante el libro del comienzo para favorecer el avance de la historia. Posteriormente, regresaremos al mundo de Quill para continuar ejerciendo de escuderos en su lucha contra el mal. De manera complementaria, el jugador podrá también dedicar su tiempo a la recolección de coleccionables, una serie de pergaminos distribuidos cuidadosamente por algunos de los niveles.

Al margen de la vertiente jugable, no podemos cerrar este análisis sin hacer mención al excepcional apartado artístico de Moss. Los desarrolladores han diseñado un mundo de fantasía que, efectivamente, nos traslada al interior de un cuento para experimentar toda su magia en nuestras propias carnes. La elección de la cámara en tercera persona no hace sino resaltar las virtudes del videojuego, cuyo único aspecto negativo es la ausencia de voces y subtítulos en nuestro idioma. Dado el interés de la trama, es una lástima que aquellos que no dominen el inglés no puedan disfrutar, en toda su magnitud, de una obra tan disfrutable como la que nos ocupa.

Javier Castillo

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JUGABILIDAD: La combinación en el control del protagonista y la interacción con diferentes elementos del escenario es uno de los puntos fuertes de Moss, que supone todo un reto en la resolución de puzles. El combate no hace sino añadir una diversión más a un juego de manos que nos obligará a ser especialmente habilidosos en algunas fases de la aventura.

GRÁFICOS: El apartado visual de Moss es uno de los más bellos que hemos podido ver en el catálogo de PlayStation VR. Su dirección artística no solo es meritoria sino fundamental para la historia, que traslada al jugador a un mundo de cuento en el que cada elemento es clave en lo que respecta a la inmersión.

SONIDO: La banda sonora es otro aspecto fundamental en cuanto a la ambientación de Moss, que lamentablemente solo dispone de narración y subtítulos en inglés. La ausencia del castellano puede ser especialmente molesta en este caso dado el interés de la trama y su importancia a nivel narrativo.

DURACIÓN: Como viene siendo habitual en los títulos de realidad virtual, los desarrolladores han preferido centrarse en ofrecer un producto bien armado que en extenderlo en exceso. Dependiendo de las habilidades del jugador, la aventura oscilará entre las cuatro y las cinco horas, a las que cabrá sumar el rejugado de algunos de los niveles si se nos han quedado coleccionables por el camino.

HISTORIA: Al contrario que en la mayoría de videojuegos compatibles con esta tecnología, donde la historia no es más que el vehículo que introduce la acción, en Moss descubriremos cómo la trama es clave en el viaje del protagonista y en lo que respecta a la ambientación. La narración no hace sino confirmar esta sospecha tanto al inicio como durante la aventura.

CONCLUSIÓN: Nos hallamos, sin duda alguna, ante uno de los grandes triunfos de PlayStation desde el lanzamiento de su dispositivo de realidad virtual. Moss no es solo una aventura de fantasía accesible a todo tipo de usuarios, sino una experiencia mágica realizada con tal esmero que logra traspasar el visor a cada paso de nuestro protagonista. El equipo de Polyarc ha hecho un trabajo excepcional en lo que respecta a la jugabilidad; no obstante, lo más destacable del título es su maravilloso apartado artístico, diseñado con un gusto fuera de lo común. Moss es un cuento que, desde luego, merecería ser leído cada noche antes de ir a dormir.

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