Golpe en el pequeño Japón




Aunque The Legend of the Mystical Ninja es un juego principalmente de plataformeo, e incluso muy al estilo Konami con una dificultad creciente y escenarios que llegan a ser diabólicos, los nipones hacen una mezcla curiosa al insertar otro tipo de mecánica. Y es que antes de que Goemon y Ebisumaru se lancen de cabeza a la acción, primero han de avituallarse bien. No es obligatorio, pero sí recomendable, porque abordar los diferentes niveles con equipo en forma de sandalias que aumentan la capacidad de salto, armaduras y cascos para resistir los impactos enemigos y que la salud mengue menos, y hasta pizzas para reponer la energía cuando ésta decaiga sin llegar a perder una de las tres vidas iniciales, no es lo mismo que ir a pelo. Ahora bien, para conseguirlo hace falta dinero, y eso es lo que mejor se le da a Goemon.

Antes de la plataformas, primero viene una etapa de exploración a lo largo de la ciudad de turno, por cuyas calles vagan diversos elementos. Sobre todo suelen ser samurais y vigilantes, pero también pueden aparecer en determinantes momentos fantasmas, montañeses, ninjas con carros equipados con cañones, payasos, perros y demás fauna disparatada de los que Goemon o su compañero pueden dar cuenta y obtener con ello monedas de oro, pero también nuevas armas y pergaminos en los que entraremos luego. Casi nadie es inocente en The Legend of the Mystical Ninja, pero hay que guardar ciertas formas. No se pega a las damas, especialmente a la bella Omitsu, que es el ojito derecho de Goemon. Si le atizamos a una señora, o a un ciervo, que tampoco es de recibo, perderemos una cantidad de dinero como castigo.
Por otro lado, dentro de las residencias encontramos información, tiendas y otros negocios con diversas funciones. Por ejemplo, tenemos un local que nos insta a guardar un diario de nuestro viaje, es decir, nos da una contraseña para retomar luego nuestro progreso en el juego. Existen posadas y restaurantes que restauran nuestra salud y hay casas de apuestas donde podemos ganar dinero jugando a la lotería y a los dados. Pero el Japón de Mystical Ninja no es exactamente como el que había hace unos cuantos siglos. A menos que por entonces ya hubiera televisores, recreativos y concursos de preguntas y respuestas. Estos elementos anacrónicos abren la posibilidad de jugar minijuegos de varios tipos, pero sobre todo de liberar tensiones jugando a un clon de Breakout o al mismísimo primer nivel de Gradius, maravillosamente recreado para la Super Nintendo, donde no tuvo versión.


