Tras probar el monitor OLED AOC Agon Pro AG276QZD2, ya soy incapaz de ver la vida diaria junto a una pantalla de otra manera

A pesar de que trabajo a diario frente a un PC, nunca me he lanzado a probar la máxima eficiencia que ofrecen los monitores hoy en días, especialmente los dedicados al mundo del gaming. En este sentido, existe una verdad universal que solo los seguidores más veteranos comprenden: una vez que pruebas el OLED, no hay vuelta atrás. Esto es algo que ya experimenté en una televisión y ahora el proceso se ha repetido en el entorno de PC. Es como descubrir el color después de una vida en blanco y negro, o el silencio tras años de ruido constante. Sin embargo, este salto de fe siempre ha venido acompañado de un "pero" gigantesco por su elevado precio. En este contexto, desde AOC se busca redefinir el futuro. Con el lanzamiento del AOC Agon Pro AG276QZD2, la firma nipona no solo ha lanzado un nuevo monitor, sino que le ha puesto las cosas difíciles a toda la industria. Durante estas semanas me he encontrado ante un panel que promete ofrecer la tecnología de puntos cuánticos sobre un sustrato orgánico, garantizando esos ansiados 240 Hz a un precio que, por primera vez, no requiere hipotecar el alma. Desde luego, yo ya no puedo imaginar mi día a día sin esta calidad.

Un chasis con personalidad propia que te atrapa desde el primer vistazo

A menudo, los monitores de gama alta pecan de ser demasiado sobrios o excesivamente estrambóticos, cayendo en una estética "gamer" que puede resultar demasiado conservadora en este sentido. AOC ha esquivado esta bala con una maestría sorprendente en el diseño del AG276QZD2. Al sacarlo de su caja, donde, por cierto, se agradece el uso de pulpa de cartón ecológica en lugar del siempre molesto poliestireno, lo primero que impacta es su base asimétrica. Es una pieza de ingeniería agresiva, fabricada en metal con un acabado gris mate que se siente frío al tacto y extremadamente robusto. Cada lado de la base tiene una longitud distinta, lo que no es un capricho artístico gratuito, pues permite colocar el teclado de forma oblicua, algo vital para los jugadores profesionales de esports que necesitan cada centímetro de su alfombrilla.

El panel en sí es un prodigio de la delgadez. Gracias a que la tecnología OLED no requiere de una unidad de retroiluminación trasera (los píxeles se iluminan a sí mismos), el perfil del monitor es increíblemente fino en los bordes, ensanchándose solo en la parte central trasera para albergar la electrónica y el sistema Light FX. Este anillo de luces LED es una de las implementaciones más elegantes que he visto; no busca iluminar tu cara, sino proyectar un aura sobre la pared que reduce la fatiga visual y aumenta la inmersión. Además, el soporte ofrece una ergonomía que debería ser el estándar en cualquier monitor que supere los 500 euros, conm un ajuste de altura de 130 mm que parece flotar, un giro suave pero firme, y la posibilidad de pivotar la pantalla a 90 grados con una precisión milimétrica. Sin duda, una de las experiencias más satisfactorias que he vivido en este aspecto.

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El Quantum Dot, ese ingrediente secreto que cambia las reglas

La pantalla OLED es una absoluta gozada en lo visual.

Si el modelo anterior ya era una joya, el AG276QZD2 introduce el motivo definitivo para dar el salto, que no es otro la capa de Quantum Dot (QD). Para explicarlo de forma sencilla, los puntos cuánticos actúan como un filtro de pureza para el color. En los OLED tradicionales, a veces los rojos o los verdes pueden perder intensidad en favor del brillo blanco; aquí, el QD asegura que cada tono mantenga su saturación incluso en niveles altos de luminancia. El resultado es una gama de colores un 14% más amplia que en la generación anterior. Estamos hablando de una cobertura del 99.3% del espacio DCI-P3, lo que sitúa a este monitor no solo como una herramienta de juego, sino como una pantalla capaz de enfrentarse a tareas de edición fotográfica y vídeo profesional con una solvencia envidiable. La calidad de imagen en cualquier tipo de contenido es impresionante, superior a todo lo que había visto hasta el momento.

Lo que realmente me ha volado la cabeza durante las sesiones de prueba es la fidelidad de la imagen "out of the box". AOC incluye una hoja de calibración de fábrica para cada unidad individual, y mis pruebas confirmaron que el punto blanco D65 es casi perfecto desde el primer momento en el que enciendes la pantalla. El contraste, como en todo OLED, es infinito por definición: el negro no es un gris muy oscuro, es la ausencia absoluta de luz. Esto crea un efecto tridimensional en los juegos, con lo que las texturas del metal, los reflejos de la lluvia en el asfalto de Night City o las chispas de un combate en Elden Ring parecen saltar de la pantalla con una profundidad que ningún panel IPS o VA puede soñar con replicar.

La tecnología que incluye está a la altura de los grandes modelos del mercado.

También he realizado pruebas con otros videojuegos más llamativos en color que han llegado últimamente al mercado, como es el caso de Constance o Dispatch y, en ambos casos, el resultado es impresionante, consiguiendo resaltar cada escena o nivel para alcanzar unas cotas de calidad impresionantes que te dejan boquiabierto y pegado a la pantalla. Si quieres jugar con la máxima calidad de imagen en PC y estabas pensando en hacerte con un nuevo monitor, desde luego es un modelo que te recomiendo encarecidamente en relación calidad-precio.

Una respuesta instantánea gracias a la virtud de los 240 Hz

La fluidez de videojuegos como Battlefield 6 es impresionante.

Pero entremos en el terreno donde este monitor realmente se separa de la manada de modelos que llegan al mercado hoy en día, que no es otro que el rendimiento puro. La resolución QHD (2560x1440) en 27 pulgadas es lo que muchos consideramos el "punto dulce" del hardware actual. Con una densidad de 109 píxeles por pulgada, la nitidez es soberbia, pero lo más importante es que permite que una tarjeta gráfica de gama media-alta pueda alcanzar de forma consistente los 200 o 240 fotogramas por segundo. En el mundo OLED, la frecuencia de actualización es solo la mitad de la historia, ya que la otra mitad es el tiempo de respuesta de los píxeles, que aquí es de unos absurdos 0.03 ms.

Jugar a cualquier shooter del mercado como Battlefield 6 a 240 Hz en este panel es una experiencia muy enriquecedora. No hay rastro de desenfoque de movimiento (motion blur); cada giro de cámara de 180 grados es nítido, permitiéndote identificar objetivos en una fracción de segundo mientras saltas por el aire. El retraso de entrada es inexistente, creando una conexión visceral entre tu mano y lo que ocurre en pantalla para que te sientas en sintonía con la experiencia de juego. Además, el soporte para G-Sync y FreeSync Premium asegura que, incluso si tus frames caen en zonas de mucha carga gráfica, la fluidez se mantenga intacta, sin esos molestos cortes de imagen o parpadeos que suelen arruinar la inmersión en los momentos críticos de una partida competitiva.

El gran desafío de la luz con un brillo algo pobre

Las diferentes configuraciones se adaptan a las necesidades de cada usuario.

No sería un análisis honesto si no habláramos del elefante en la habitación que le pone uno de los pocos peros a este monitor: el brillo. AOC ha tomado una decisión de diseño conservadora pero inteligente para prolongar la vida útil del monitor. El AG276QZD2 opera con una luminancia constante, lo que se traduce en unos 251 nits en SDR. Si planeas usar este monitor en una habitación con ventanales enormes orientados al sur en pleno mediodía, lo más probable es que sufras un poco. Este no es un panel para entornos extremadamente brillantes. Sin embargo, en una habitación con luz controlada o tenue, esa falta de brillo bruto se compensa con el contraste infinito. El HDR, certificado como DisplayHDR 400, ofrece picos de luz impresionantes en pequeños destellos (como fuego o reflejos solares), pero no esperes la potencia cegadora de un panel Mini-LED.

Por otro lado, AOC ha sido muy consciente de los temores sobre el "burn-in" o quemado de los paneles OLED que lleva acompañando a estos modelos desde su creación. Por ello, el menú OSD, manejable mediante un joystick hexagonal que, todo sea dicho, requiere un poco de práctica para no hacer dobles clics accidentales, esconde un arsenal de herramientas de protección. El Pixel Orbiter desplaza la imagen de forma imperceptible, la atenuación de logotipos estáticos protege el panel cuando estamos viendo canales de noticias o interfaces de juegos fijos, y el refresco de píxeles automático se encarga de que todo siga funcionando como el primer día. Son sistemas que, una vez configurados, apenas interfieren con la experiencia visual pero que aportan esa tranquilidad mental tan necesaria al invertir en esta tecnología.

El soprote reclinable es una de las grandes funciones del monitor.

Más allá de los fuegos artificiales tácticos, el AG276QZD2 es un monitor muy capaz para el día a día. Cuenta con dos puertos DisplayPort 1.4 y dos HDMI 2.0. Aquí hay que hacer un pequeño inciso: aunque los puertos HDMI no son 2.1, para la resolución QHD a la que trabaja este monitor, son más que suficientes para alcanzar altas tasas de refresco. Si buscas la experiencia 4K con HDMI 2.1 para consolas, AOC tiene el hermano mayor, el AG276UZD, pero para el jugador de PC puro, el modelo que nos ocupa es la compra más equilibrada.

Incluye también un hub USB 3.2 muy útil para conectar el ratón y el teclado, reduciendo el desorden de cables en el escritorio. Los altavoces integrados de 5W son, sorprendentemente, mejores de lo esperado. Si bien no van a sustituir a un buen sistema de sonido o a unos cascos, para ver un vídeo rápido en YouTube o asistir a una videollamada, cumplen su función con una claridad aceptable. Además, para los amantes de la multitarea, las funciones de PIP (Picture-in-Picture) y PBP (Picture-by-Picture) permiten conectar dos dispositivos a la vez, algo que, sumado a su gran precisión de color, lo convierte en una herramienta de productividad muy seria cuando las luces del juego se apagan.

95Sobre 100

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Valoración final del AOC Agon Pro AG276QZD2

El AOC Agon Pro AG276QZD2 es, en muchos sentidos, la respuesta a los deseos de muchos jugadores que quieran disfrutar de la máxima experiencia con su monitor. Ha tomado la excelencia visual del OLED, le ha añadido la vitalidad del Quantum Dot y lo ha empaquetado en un diseño con una ergonomía y una personalidad envidiables. No es un producto perfecto, pues su brillo en habitaciones muy iluminadas es su talón de Aquiles y el menú OSD podría ser más amigable, pero su propuesta de valor es imbatible en el mercado actual. Estamos ante una pieza de hardware que no solo mejora cómo se ven tus juegos, sino cómo los sientes. La claridad de movimiento a 240 Hz es una ventaja competitiva real y la profundidad de sus negros es una delicia para los sentidos. AOC ha demostrado que se puede alcanzar la élite tecnológica sin necesidad de precios astronómicos, y por ello, el AG276QZD2 se postula como el nuevo rey de la gama media-alta de los monitores gaming.