1 hora junto a Final Fantasy VII Rebirth ha sido suficiente para que sea mi juego más esperado
Tras probar Final Fantasy VII Rebirth durante una hora, te cuento todas las impresiones que me ha dejado el título que llega a PS5 el próximo 29 de febrero.

Hay videojuego que son una auténtica leyenda sin importar el tiempo que pase por ellos. Final Fantasy VII es uno de los casos más sonados, ya que la séptima entrega de la serie de los cristales supuso un antes y un después, no solo para Final Fantasy, sino también para el modo en el que se entendían los videojuegos. Por ello, la apuesta de Square Enix para traer de vuelta, con aspecto renovado y numerosos cambios en la historia, a una de las mayores leyendas de toda la historia parecía realmente arriesgada. Sin embargo, te guste más o te guste menos, es innegable que Final Fantasy VII Remake consiguió sorprender a toda la industria.
Ahora, toca comenzar a restarle días al calendario para poder disfrutar de su continuación, Final Fantasy VII Rebirth, que aterrizará el próximo 29 de febrero en exclusiva para PS5, permitiendo salir de una vez por todas de los muros de Midgar y descubrir qué tiene que ofrecer ese mundo semiabierto que promete ofrece más de 100 horas de contenido jugable, según el equipo de desarrollo. Yo solo puedo decir que de esas cien he podido disfrutar algo más de una y las sensaciones que me ha dejado son tan positivas que no puedo esperar a ver el resultado final, porque todo apunta a que estaremos ante uno de los grandes protagonistas de 2024.
Final Fantasy VII en su máxima expresión
Antes de comenzar a desgranar esta demo que nos ha permitido jugar el equipo de Square Enix en las oficinas de Plaion, he de admitir que soy de aquellos que disfrutaron de Final Fantasy VII Remake en todo su esplendor, incluida la recta final. Por ello, llegaba con muchas ganas de descubrir qué tenía que ofrecer la secuela y si se producirían muchos cambios respecto a lo que era el título original una vez abandonabas Midgar. Sin embargo, las dos porciones de juego que pude probar respiraban esa esencia de la séptima entrega por los cuatro costados, ya que una se desarrollaba en el recuerdo de Nibelheim entre Cloud y Sefirot y el otro en Junon, antes de que se produzca un evento importante.
Vayamos por partes, porque hay mucha tela que cortar. El episodio de Nibelheim fue realmente corto, pero intenso. A través de los alrededores del lugar, un joven Cloud acompaña a la leyenda Sefirot en una expedición de la que no daré más detalles. Si te lo estabas preguntando, sí, Sefirot es jugable. Y sí, está tan roto como pudieras llegar a imaginar. Aquí es donde se empiezan a apreciar ciertos cambios en el sistema de combate que comentaré más adelante, pero es una estupenda primera toma de contacto a modo de tutorial para refrescar la memoria respecto a lo que ya se apreciaba en la primera entrega. Con Sefirot como apoyo, todo es mucho más sencillo, por lo que resulta una toma de contacto muy suave y placentera.

Cloud y Sefirot combinan fuerzas para lanzar un ataque de sinergia.
La recreación de este momento es simplemente sublime, ya que se desarrolla en una gruta en la que predomina el uso de la iluminación que tan buen impacto causó en Final Fantasy VII Remake. Va a ser uno de los momentos cumbres del inicio de la propuesta, por lo que debe generar esa sorpresa que todo el mundo espera en los primeros compases de cualquier videojuego, más si cabe con un de tal calado. El resultado recuerda mucho a su antecesor, por lo que no esperes una revolución absoluta a nivel gráfico y jugable, porque es muy continuista. Sin embargo, hay varios aspectos que se han mejorado notablemente para que la fórmula raye la perfección y para ello hay que acudir a la segunda demo que se nos presentó.
Mejorando algo que parecía imposible: su sistema de combate

Los combates siguen siendo igual de frenéticos que en Final Fantasy VII Remake.
Y es que la parte jugable de Cloud y Sefirot en Nibelheim permite ver algunas pinceladas del gameplay, como algún que otro puzle similar a los vistos en Final Fantasy VII Remake -aquí tuve que limpiar energía mako de una sala antes de poder acceder a un ascensor- y mecánicas de combate novedosas. La principal es la sinergia entre los personajes a la hora de realizar ataque conjuntos. Si en la primera entrega teníamos los Límites -que siguen presentes-, ahora se pueden unir fuerzas entre dos personajes, algo que ya pudiste experimentar si jugaste el DLC InterMission, donde se presentaba a Yuffie como personaje jugable.
Estas sinergias son ataques combinados realmente poderosos que pueden inclinar la balanza en un combate que se complique más de la cuenta. Las animaciones de este tipo de acciones son una brutalidad, aunque he de reconocer que me parecieron excesivamente poderosas, por lo que tal vez deberían rebajar la cantidad de daño que imprimen. No obstante, la demo que se me permitió jugar estaba en el nivel de dificultad más bajo, por lo que esto podría ser un factor muy determinante para esa sensación de poder máximo que otorgan. Más allá de eso, es una opción muy interesante y que permite combinar personajes del modo que quieras para que sus ataques conjuntos aporten ciertos beneficios al grupo. Un grupo que, tal y como sucedía en la primera entrega, está compuesto por tres personajes.

El sistema de combate sigue siendo soberbio, permitiendo parar la acción para realizar los siguientes movimientos.
Sin embargo, en esta segunda parte de la demo desarrollada en las inmediaciones de Junon, contaba con 5 personajes jugables en total: Cloud, Tifa, Aeris, Barret y Red XIII, al que por fin se puede probar como un miembro más del grupo de manera activa. De este modo, hay varias combinaciones posibles de personajes que se pueden conjugar a elección del jugador, por lo que el trío puede ir variando en todo momento. De hecho, la introducción de las sinergias es realmente importante, ya que te puede ir incitando a modificar el grupo en todo momento, algo que permite vislumbrar que en esta ocasión no habrá una imposición de grupo por exigencias del guion, sino que en la mayoría de los casos será elección del propio jugador quién combate.
Y esto es realmente importante, ya que cada uno cuenta con sus propias características, ventajas y desventajas. Por poner un ejemplo práctico, el combate final de esta demo estaba diseñado para llevar a Barret en el equipo, pero en mi caso no lo tenía seleccionado en el momento previo al inicio del mismo. De este modo, tuve que sudar la gota gorda para conseguir vencer a un enemigo al que había que atacar a distancia y que, en ocasiones, adoptaba una forma aérea. Por lo tanto, la elección de personajes apunta a ser fundamental y, si bien el juego no parece obligarte a ello, habrá puntos en los que será casi una necesidad elegir bien el equipo, como fue este caso que comento.

Sefirot demuestra por qué es un guerrero tan legendario en cualquier momento de los combates.
Hablemos de Red XIII que, junto a las sinergias, es la gran novedad en términos de combate de Final Fantasy VII Rebirth junto a las sinergias. Y es que el resto funciona del mismo modo que en Remake, ya que estábamos ante uno de los mejores sistemas de combate que se han creado en la serie, por lo que solo hacía falta tocar unas pocas teclas y mejorar lo presente, tal y como parece que conseguirá Rebirth. Con Red XIII las sensaciones son realmente buenas, ya que se presenta como un personaje muy ágil, capaz de cargar la barra BTC en tan solo unos segundos y, de este modo, ejecutar sus mejores habilidades, lanzar hechizos o curar aliados. Probablemente es el personaje más rápido del equipo de esta demo, por lo que manejarlo aporta muchos beneficios.
La mayor parte de la demo la jugué con Cloud, Red XIII y Aeris, ya que era uno de los equipos predeterminados que nos permitió probar el equipo de Square Enix y lo cierto es que es un conjunto que funciona a las mil maravillas en combate. Aeris es un enorme apoyo, mientras que Red XIII aporta esa agilidad, incluso mayor que la de Tifa en el antecesor; Cloud, por su parte, es el encargado de realizar una mayor cantidad de daño, porque lo que resulta un trío que se equilibra realmente bien.

La introducción de Red XIII en el equipo es muy interesante gracias a su agilidad.
Con ello, parece que el equipo de desarrollo ha ideado un sistema en el que poder conjugar diferentes configuraciones de personajes para que se adapten del mejor modo al estilo de combate de cada jugar, algo que me parece un acierto colosal. Si con una hora quedé realmente satisfecho, no puedo esperar para explorar más todas esas posibilidades.
La exploración va a ser una de las grandes referencias de Rebirth

La recolección de materiales apunta a ser uno de lo punto fundamentale de la exploración para las tareas de crafteo.
El otro gran punto de Final Fantasy VII Rebirth que supone un gran salto respecto a lo visto en Remake es que las áreas serán mucho más amplias para explorar. No estamos ante una fórmula de mundo abierto, pero sí que se podría aplicar el término semiabierto. En Remake los entornos eran algo más encorsetados, para dar esa sensación de estar encerrado en Midgar, pero ahora el mundo se abre ante ti para poder explorarlo prácticamente a placer, algo que pude apreciar en la demo desarrollada en Junon. De hecho, el equipo de Square Enix nos advirtió que podría haber muros invisibles en esta porción jugable que, evidentemente, se eliminarán en el resultado final, por lo que el terreno a explorar será incluso mayor.
Si has podido jugar en los últimos meses a Final Fantasy XVI, será mejor que te quites de la cabeza sus zonas más amplias del mapa, porque el trabajo de Final Fantasy VII Rebirth en este sentido es muy superior. Al menos en lo que a esta demo respecta, se aprecia que hay mucha más vida en el terreno explorable, ya sea a través de NPCs, monstruos a los que derrotar, estructuras que contienen un cofre en su interior y un sinfín de opciones. Por ello, los personajes ya iniciaban el trayecto montados en chocobo, pues la zona que se podría recorrer era bastante amplia y repleta de sorpresas. Lo cierto es que parece que el equipo de desarrollo se está esforzando por ofrecer multitud de opciones con las que invertir tiempo en estas zonas, por lo que me encaja aquello que se comenta de las 100 horas de contenido.

El chocobo es una montura muy importante para la mobilidad por la zonas abiertas del mapa.
En esta pequeña porción encontré algunos retos de derrotar monstruos en un tiempo determinado, una lista de tareas que hacer para obtener recompensas y algunas misiones secundarias que, si bien parecen cumplir con ciertos clichés de la compañía japonesa en este sentido, pueden ser el ingrediente necesario para que el leveleo se haga más llevadero, además de algunas pequeñas dosis de crafteo para elaborar ciertos objetos. De hecho, este es otro de los aspectos que cambian respecto a su antecesor, ya que todo apunta a que habrá un reinicio de nivel, lo que conlleva también a las materias y las armas de los personajes.
Esto propiciará que la exploración por las zonas semiabiertas que se permitan visitar sean una necesidad para obtener el máximo beneficio posible. Una exploración que, además, se desarrolla sin ningún tipo de pantalla de carga y aportando esa libertad que se espera de una propuesta dedicada de manera exclusiva a PS5, por lo que todo transcurre de una manera fluida y muy bien integrada.
Apunta estar a la altura a nivel técnico, aunque habrá que esperar al resultado final

En la distancias cortas, Final Fantasy VII Rebirth muestra un aspecto impresionante.
Toca ir finalizando con estas impresiones iniciales de Final Fantasy VII Rebirth y hay que hacerlo con el aspecto técnico de la propuesta, del que no se pueden sacar muchas conclusiones al tratarse de una demostración tan temprana. Si jugaste a Remake y te gustó su apartado artístico, puedes esperar lo mismo en esta ocasión, aunque solo pude disfrutar de ambas demos en modo gráfico, por lo que el modo rendimiento tendrá que esperar a ocasioens futuras y ver cómo se mueve el título a 60fps. No obstante, no experimenté ningún tipo de problema en la partida y la calidad gráfica no parece descender en exceso respecto a lo visto en el tráiler del último State of Play.
Impresionan sobremanera los entornos más cerrados, como es el caso de la parte de Nibelheim, aunque flaquean algo más los espacios abiertos. Se nota que es una demo de un momento temprano en el desarrollo, porque algunas texturas no encajaban nada bien con el buen acabado de los personajes y de los enemigos, por lo que cabe esperar que el aspecto final esté mucho más pulido en este sentido. Lo que sí se apreciaba era algo de pop-in, especialmente al avanzar montado en el chocobo, por lo que parece que Final Fantasy VII Rebirth tampoco se librará de uno de los grandes males de los videojuegos en la actualidad.

La distancia de dibujado de Final Fantasy VII Rebirth permite ver algunas texturas más irregulares en esta demo.
Por el resto, nada reseñable que comentar, ya que las virguerías técnicas que se realizan en los combates siguen siendo impresionantes, con ataques, hechizos y un despliegue de luces y colores maravilloso que permite ver la belleza inmersa en el caos de la refriega. Desde luego parece que el juego exprimirá las capacidades de PS5 sin ningún género de dudas.
Por último, en relación al diseño de audio, Final Fantasy VII Rebirth no decepciona en absoluto. El doblaje sigue siendo un espectáculo en todos y cada uno de los personajes que aparecen en estas dos demos, mientras que la banda sonora sigue demostrando por qué en Square Enix tienen a algunos de los mejores compositores del sector del videojuego: simplemente un disfrute para los oídos.
La espera se va a hacer muy larga

La mejor noticia de esta primera prueba jugable junto a Final Fantasy VII Rebirth es que se me hizo realmente corta y me dejó con ganas de mucho más. Su mejorado sistema de combate es una auténtica gozada que va a dejar combinaciones de todo tipo para sacarle el mayor partido posible al equipo de personajes, mientras que el mundo más abierto que lo visto en Remake, le da esa frescura y libertad necesarias para disfrutar del mundo de Final Fantasy VII del mejor modo. En un 2023 plagado de auténticos juegazos, 2024 ya se abre paso con uno que apunta muy alto y que desde sus primeros compases ya provoca esa admiración de que algo grande va a pasar. La espera hasta el próximo 29 de febrero se va a hacer realmente larga.