6 películas que debes ver si te gustó Cónclave
Aunque sus historias son diferentes, estas producciones tienen en común la relación que existe entre la fe y el poder

Durante años, los secretos dentro de la Iglesia Católica y el Vaticano han sido un tema de interés para los cineastas, Edward Berger no es la excepción. Su thriller dramático cautivó al público y se ha ganado los elogios de la crítica. Cónclave cumple con el propósito de revelar muchos pormenores en torno a uno de los rituales más antiguos del mundo: la elección de un nuevo Papa. Si bien no es la primera vez que se aborda la reunión celebrada para designar al soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, el director lo hace desde una perspectiva innovadora, presentando una conspiración capaz de sacudir los cimientos de la Iglesia
Aunque la obra de Berger aprovecha al máximo el enclaustramiento de los cardenales, y los giros argumentales están planteados con la inteligencia suficiente para mantener la tensión y el suspenso, otros directores también lograron crear atmósferas de intrigas que sirven para enmarcar las complejas dinámicas del poder y los dilemas sobre los valores católicos. De esta manera, si disfrutaste Cónclave no puedes dejar de ver las siguientes producciones.
- Ángeles y demonios (2009)
- Calvary (2014)
- Las sandalias del pescador (1968)
- Silencio (2016)
- Doce hombres sin piedad (1957)
- Los dos papas (2019)
Ángeles y demonios (2009)

Un clásico moderno que no puede faltar
La segunda parte de la trilogía de Ron Howard y Tom Hanks es un thriller cargado de drama e intriga. Al igual que su predecesora, gira en torno a Robert Langdon, el profesor de simbología religiosa, y explora temas de corrupción dentro del poder eclesiástico.
Adentrándose en las profundidades de los secretos mejor guardados de la Iglesia Católica, el letrado asume la misión de investigar a los "Illuminati", una secta satánica antigua infiltrada en el Vaticano, la cual pretende apoderarse de un arma mortífera para utilizarla contra la humanidad.
Si bien la trama diere de la planteada en Cónclave, ambas producciones tienen en común una iconografía que aborda los conceptos del papado. De forma elegante e inteligente, el director consigue llenar de sangre las calles de Roma como solo se había visto durante la Inquisición.
Calvary (2014)
La similitud entre la obra maestra de Edward Berger y Calvary es evidente. Hablamos de dos argumentos que ofrecen un retrato preciso de la forma en la que el bien es obligado a ceder ante las fuerzas oscuras de la Iglesia. Mientras que en Cónclave lo podemos apreciar en las decisiones de los cardenales y clérigos, en la película dirigida por John Michael McDonagh el alcance del Vaticano se reduce a la lucha de un sacerdote que se esfuerza en conseguir un mundo mejor.
A pesar de encajar en el género de comedia negra, la historia del Padre James Lavelle es una película inspiradora. A través de diálogos brillantes e imposibles de olvidar, la verdad humana emerge revelando lo que esconde el corazón de un hombre que debe mantenerse fiel a sus enseñanzas y fe.
Las sandalias del pescador (1968)

Una película obligatoria para los amantes de Cónclave
Esta joya del cine clásico es una opción imperdible para los que disfrutaron Cónclave por múltiples razones. En primer lugar, se sumerge en las intrigas vaticanas que parecen ser comunes durante la elección de un nuevo sumo pontífice.
Asimismo, analiza los desafíos del liderazgo religioso, la diferencia radica en que lo hace desde un contexto más global. Esta película no solo es recordada por su impactante argumento, sino por considerarse una predicción de la elección de un Papa del este de Europa. Mediante una trama enrevesada y compleja, conocemos a Kiril Lakota, un arzobispo ucraniano que, después de su liberación, acude como asesor al Vaticano y, más tarde, se convierte en el ganador del cónclave papal.
Silencio (2016)
Ambientada en el Japón feudal, Silencio gira en torno a dos jóvenes jesuitas que viajan desde Portugal al país nipón en busca de su mentor. Aunque suena sencillo, la misión de encontrar al Padre Ferreira se torna un camino cuesta arriba.
De acuerdo con los rumores, el misionero perdió su fe después de ser perseguido y torturado por las autoridades japonesas. Incrédulos con esta versión, sus discípulos se mantienen firmes en la búsqueda. De esta forma, les toca vivir, en carne propia, la angustia y el dolor que enfrentaron los cristianos durante la mitad del siglo XVII a causa de la persecución del gobierno japonés. En esta historia el camino es apostatar o morir.
Doce hombres sin piedad (1957)

Un filme que vale la pena de cualquier forma
Dirigida por Sidney Lumet, lo que puede ser catalogado como un retrato realista del sonambulismo judicial. Sin complicaciones, el director dio cátedra respecto a la forma correcta de hacer cine, mientras analiza el corazón y la mente de un jurado confinado en una sala.
Aunque es indudable el compromiso hacia el humanismo, no existe ni un ápice de ideología. Estos 12 hombres tienen el compromiso de juzgar a un adolescente que enfrenta cargos por asesinato. Solo uno de ellos, duda respecto a la culpabilidad del chico e intenta hacer que sus compañeros recapaciten y cambien la votación, después de todo, la unanimidad implica la pena de muerte para el acusado.
Los dos papas (2019)
Dirigido por Fernando Meirelles y basado en hechos reales, Los dos papas es un drama moderno donde la elección del nuevo sumo pontífice supone cambiar el rumbo de la Iglesia Católica.
Mediante una historia envolvente, la película comparte los pormenores de la relación entre el Papa Benedicto XVI y su sucesor, el cardenal Bergoglio, quien, más tarde, pasó a llamarse el Papa Francisco. Las filosofías de cada uno representan las dos caras de una misma moneda, y convierten a la producción en una mirada directa hacia la transición protagonizada por estos líderes de la Iglesia Católica.
En definitiva, estas historias son un llamado a la reflexión acerca de los dilemas morales que pueden enfrentar quienes ostentan el poder eclesiástico. Si bien muchos directores se toman libertades creativas, como es el caso de El código Da Vinci (2006), considerada una de las películas perfectas de Ian McKellen, en la mayoría de los casos, el objetivo es apegarse a la realidad y desentrañar los secretos que se esconden detrás de los muros del Vaticano.