Christopher Nolan tiene las reglas más extrañas al momento de grabar sus películas
Aunque todos los directores tienen sus propias reglas en el set, las de Christopher Nolan se encuentran entre las más extrañas

La genialidad es una característica que se le da muy bien a Christopher Nolan, basta echar un vistazo al video con 5 minutos de metraje de Oppenheimer para comprobarlo. En cada proyecto, el cineasta demuestra su arte excepcional, la cual parece estar vinculada a una serie de reglas bastante peculiares que incluso superan los estándares de los directores de cine más excéntricos.
Gracia a su más reciente éxito de taquilla, Nolan no solo recibió su primer Óscar como director, sino que causa revuelo mediático a través de la manera en la que rompe los esquemas clásicos de la forma de arte y plantea producciones aclamadas por la crítica. Quienes han tenido el privilegio de formar parte de su equipo saben que este nivel de excelencia es el resultado de un plan de trabajo metódico, estricto y muy particular.
La excelencia requiere sacrificios

No importa qué película esté grabando, la regla siempre es la misma
Las películas de Nolan no necesitan carta de presentación, no importa si se trata de una secuela familiar de Batman, la idiosincrásica del subconsciente que plantea en Inception o un drama emocional como el que plantea Interstellar, su filmografía despierta la atención de los amantes del séptimo arte.
Aunque la calidad humana y el talento nato forman parte del cineasta, el nivel de ingenio alcanzado en cada producción es un proceso bastante complejo, sobre todo, para los actores, ya que entre sus tantas condiciones, está incluido renunciar a las comodidades más fundamentales.
De acuerdo a sus propias palabras, Nolan considera que los smartphones son una distracción, por ello, no solo prescinde de su uso, sino que están completamente prohibidos en el set de grabación de sus películas.
Por otra parte, tampoco posee una dirección de correo electrónico. Los guiones no son entregados mediante canales digitales, sino entregados en persona. Así quedó demostrado cuando voló hasta Irlanda para reunirse con Cillian Murphy, el actor encargado de dar vida al físico titular en Oppenheimer. Asimismo, la perspectiva lúdica de Nolan queda en evidencia si tenemos en cuenta la ausencia de CGI en sus producciones, las cuales apuestan por efectos prácticos.
Está en contra de estar sentado y de los intermedios para ir al baño
Si la imposibilidad de utilizar sus equipos móviles genera incomodidades en los actores, no podrán sentarse a desahogar su frustración. Los sets bajo la supervisión de Nolan carecen de sillas.
Durante su participación en la serie virtual Actors on Actors de Variety, la también ganadora de los Premios de la Academia, Anne Hathaway, declaró que en el cineasta con el que tuvo la suerte de trabajar en El caballero oscuro: La leyenda renace e Interstellar está en contra de estar sentados en el plató, pues implica que las personas no están trabajando.
Cillian Murphy reveló otra excentricidad del director, asegurando que no es muy partidario con las pausas para ir al baño. Esta declaración fue confirmada por sus coprotagonistas Robert Downey Jr. y Emily Blunt, quienes recordaron las palabras de Nolan para Vanity Fair donde afirma que desaprueba este tipo de intermedios.
Desde el punto de vista del intérprete de Iron Man, este genio del cine desprecia cualquier faceta que implique desperdicio de tiempo, por ello, quedó impactado ante su horario reglamentado para ir al baño, una vez a las 11 de la mañana, y la otra a las 6 de la tarde.
¿Reglas intensas o la fórmula del éxito?

Podremos criticar sus métodos, pero nunca sus resultados
Dirigir películas requiere disciplina, talento y entrega, tres aspectos que definen al cineasta. Por ello, Christopher Nolan no descarta dirigir una alguna película de Star Wars y se siente capacitado para asumir cualquier reto. Su forma visionaria de hacer cine se evidencia dentro y fuera de la pantalla, de esta manera, lo que para otros son reglas demasiado estrictas, para él suponen la línea que divide una película buena, de una excepcional.
Aunque algunas prohibiciones pueden parecer demasiado intensas, parecen cumplir con el propósito del director, después de todo, el sacrificio de ciertas comodidades y el enfoque meticuloso del cineasta conforman la fórmula que ha venido utilizando y que, hasta el momento, le han servido para llevar hasta las salas de cine producciones taquilleras que vale la pena ver.
En definitiva, lo que parecen simples excentricidades que no están vinculadas al proceso de realización, y que pueden ser percibidas como molestias para los actores, las demandas de Nolan son más que un acto de megalomanía, de acuerdo a las citas y análisis de sus colaboradores, todos terminan por apreciar el mensaje que el director pretende llevar: la necesidad de un enfoque total en el trabajo que se encuentran realizando.