El Padrino: La historia detrás de una de las frases más icónicas del cine
En el cine, muchas frases y escenas son improvisadas, y algunas de ellas aportan un toque único

La trilogía de El Padrino es un clásico de los clásicos, quizá una de las películas más célebres de toda la historia del cine. Siendo honrada por algunas de las mejores series de mafiosos. Y si bien la segunda y tercera entrega también cuentan con sus frases, la primera producción, El Padrino (1972), es la que contiene esas citas que han sido tan buenas que incluso se han atribuido erróneamente a generales chinos del siglo VI.
Todos hemos imitado a Marlon Brando como Don Corleone en algún momento. Y probablemente ninguna de esas frases serían graciosas o relevantes en fiestas o reuniones, sin una magnífica saga de películas para respaldarlas.
La mayoría de los diálogos nacen gracias a Mario Puzo, el autor de El Padrino y al guionista y director Francis Ford Coppola. Sin embargo, en algunas ocasiones, como suele suceder en las películas más grandes, ciertas frases imborrables terminan siendo producto de la improvisación pura de notables actores.
La memorable línea de Clemenza en una escena crucial

El momento exacto en el que despiden a Gatto
Una de las partes más memorables es la del asesinado de Paulie Gatto (John Martino), el traidor a la familia Corleone.
El plan era que Clemenza (Richard Castellano), junto a Rocco Lampone (Tom Rosqui) supuestamente buscarían un buen piso de edificio para atrincherar a sus familias de la violenta guerra que estaba por desatarse por el intento de asesinato, por lo que con esta excusa tendrían la oportunidad perfecta para hacer el trabajo.
Es por ello, que después de premeditar, Clemenza y Lampone le piden a Gatto que los lleve en su coche para esta “importante misión”. Gatto, a pesar de ponerse alerta cuando Lampone se sentó justo detrás de él, Clemenza le comenta el plan de las trincheras y agrega que Lampone y él (Gatto) se encargarían de los muebles. Justo aquí, los ojos de Gatto mostraron un avaricioso interés, pensando en cuanto le pagaría Sollozzo por esta información.
Para la noche, ya se encontraban rondando la ciudad de Nueva York. Clemenza le pide a Gatto que se dirija al sector en un punto determinado con Lampone mientras él iba a ver algunos apartamentos. Pero en realidad se fue a un restaurante para saludar a algunos amigos y cenar.
Cuando termina, sube al coche y se dirigen a Long Beach, pero en el recorrido le pide que salga de la carretera porque tenía que orinar, algo que no era alarmante, ya que no era algo inusual en Peter. En este momento, Lampone le dispara a Gatto en la nunca.

Deja el arma...
Cuando Clemenza vuelve al auto, le dice a Lampone “deja el arma”, o eso indicaba el guion original de la película. Pero Castellano decide improvisar agregando “recoge los cannolis”, improvisando en el plató con una frase al estilo Homer Simpsom.
Como todas las mejores improvisaciones, esta tiene su razón de ser, lo que de cierta forma explica por qué el director decidió incluirla en el montaje final. Básicamente, hace referencia a la afición de Clemenza por la comida italiana, como se puede ver a lo largo del metraje.
Deja el arma, recoge los cannolis
Una frase memorable que costó un papel

Según se dice, Clemenza iba a aparecer en El Padrino Parte II de 1974, y además, iba a desarrollar un papel importante en la guerra de Michael contra Hyma Roth (Lee Strasberg). Esto implicaba que Clemanza tuviese el rol que finalmente se le dio a Frank Pentangeli, sin embargo, este último recibió un brazalete negro en la fiesta de Michael, mencionando con muy pocas palabras de diálogo que Clemanza había fallecido reciéntensete.
Este cambio de último momento se debe a que, según palabras de Coppola, Castellano había puesto demasiadas condiciones para volver a aceptar. Y de hecho, el mayor problema que se presentó fue que, supuestamente, Castellano quería escribir todos los diálogos de la película, una demanda bastante absurda.
Y, a pesar de que tiempo después Castellano rechazó esta afirmación, lo que sí está claro es que las diferencias creativas entre él y Coppola eran bastante grandes.
Es probable que la aparición de Clemenza en Parte II habría dado como resultado una película un poco más de nostalgia al unir el pasado con el presente, también podríamos agradecer que Castellano, actualmente, sigue ligado a la primera película, con las salsas, pistolas y cannolis. Después de todo, la segunda entrega de esta saga fue muy bien recibida, por lo que algo tuvo que haberse hecho bien.