¿Existió Macrino, el personaje de Denzel Washington en Gladiator II en la vida real?
Es momento de descubrir cuál es la historia detrás del personaje interpretado por Denzel Washington en la esperada secuela de Gladiator

Desde el estreno del primer tráiler oficial de Gladiator II, Macrino se convirtió en uno de los personajes más intrigantes de la historia. Si bien Ridley Scott se tomó algunas libertades creativas al presentarlo como un comerciante de gladiadores interesado en ocupar el trono del emperador, el papel interpretado por Denzel Washington pertenece al mundo real.
A diferencia de lo presentado en la ficción, no existe evidencia alguna respecto a que Macrino tuviera en su poder a esclavos o gladiadores, pero tampoco ninguna prueba que permita descartar esta hipótesis. De acuerdo al planteamiento de la película, se cree que incluso que fue un gladiador.
La historia real de Macrino supera a la ficción

Marco Opelio Macrino fue un emperador romano con ascendencia africana
Aunque quienes hemos tenido la suerte de ver Gladiator II reconocemos a Macrino como un personaje fascinante, su verdadera historia se aleja de lo expuesto en pantalla. De acuerdo a lo presentado en la producción de Scott, Macrino se dedica al comercio de gladiadores, pero su verdadero objetivo es ascender al trono. Por ello, se gana la confianza de los emperadores y no duda en manipular a todos con tal de conseguir lo que quiere.
Sin embargo, esto es muy diferente a lo que reposa en los textos antiguos. Macrino fue uno de los principales consejeros del Emperador Septimio Severo, quien gobernó entre 193 d. C. y 211d. C., después de subir al trono durante uno de los periodos más inestables y caóticos del Imperio Romano.
En el ejercicio de sus funciones, Macrino supuso una pieza clave para la recuperación de la paz. La muerte de Septimio cambió el rumbo de los acontecimientos, a pesar del cumplimiento de múltiples funciones de gran relevancia, fueron Geta y Caracalla quienes se posicionaron en el trono como legítimos herederos de su padre.
La traición lo llevó hasta el trono del Imperio Romano
El ascenso de Macrino al trono romano está envuelto en un halo de misterio. Al mando de la Guardia Pretoriana por orden de Caracalla, hizo valer la palabra de su emperador. De esta manera, dedicó su tiempo a neutralizar al Imperio parto, los principales enemigos de Roma.
Por esta razón, tanto Macrino como Caracalla, permanecen alejados de la ciudad. En el 217 d. C. las gestiones gubernamentales estuvieron a cargo del Senado y la ausencia del Emperador dio paso al surgimiento de una profecía que anunciaba a Macrino como la siguiente persona en posicionarse del trono.
Los comentarios no tardaron en alcanzar a Caracalla, de esta forma, los rumores se convirtieron en una sentencia de muerte para Macrino. Al enterarse de la decisión de aquel a quien tanto sirvió, aprovechó el descontento que los soldados sentían hacia el Emperador y encargó su asesinato.
El primer Emperador de Roma que nunca gobernó desde la ciudad

Macrino no veía la violencia como el camino más adecuado
A pesar de no pertenecer a una clase senatorial, el Senado no tuvo otra opción que permitir la proclamación de Macrino. De esta manera, pasó a la historia como el primer emperador de una familia ecuestre. A diferencia de sus predecesores, se dedicó a intentar dar fin a las guerras.
Si bien su intención era loable, no fue bien vista por las tropas, ya que los soldados veían en los enfrentamientos, mayores oportunidades de conseguir riquezas. Pero el nuevo emperador no se dio por vencido, de ahí que adoptó medidas especiales tanto desde el punto de vista fiscal, como del económico, entre ellas, mejores condiciones salariales para las tropas y una revaluación total de la moneda
Desafortunadamente, su forma de gobernar lo mantuvo alejado de Roma. La mayor parte del tiempo permaneció en Antioquía. Desde ahí, luchó por la paz junto a su hijo, Diadumeniano, el cual fue capturado y asesinado por los rebeldes durante una misión, el mismo final que encontraría su padre unos años más tarde.
En definitiva, más allá de las polémicas generadas en torno a la ausencia de Russell Crowe en Gladiator II, la película tiene lo necesario para cubrir las expectativas de la audiencia que estuvo esperando durante años esta secuela. Sin duda, parte de ello se debe a Macrino, un personaje muy bien desarrollado e interpretado, que además tiene una historia real fascinante.