La historia del episodio perdido de Expediente X que a Quentin Tarantino le prohibieron dirigir
Estuvimos a punto de tener no de los mejores episodios de Expediente X, pero lamentablemente no pudo ser

La televisión cuenta con grandes historias de capítulos que nunca llegaron a ser, y uno de los más notorios involucra a dos gigantes de los años 90: el aclamado director Quentin Tarantino y la icónica serie de ciencia ficción, Expediente X. Y es que aunque hoy es conocido como una leyenda del cine, Tarantino tuvo una breve pero impactante incursión en la televisión.
Sin embargo, una razón insólita y un conflicto burocrático le impidieron sentarse en la silla del director, dejando a los fanáticos con la eterna pregunta de cómo habría sido esta experiencia.
El debut televisivo de Tarantino
Antes de que surgiera la oportunidad con Mulder y Scully, Quentin Tarantino ya había dejado su huella en la pequeña pantalla. Tras el arrollador éxito de Reservoir Dogs (1992) y Pulp Fiction (1994), dos de sus películas favoritas, el director sorprendió a todos al dirigir un episodio del drama E.R.: Urgencias, específicamente el penúltimo de la primera temporada.
En él, Tarantino demostró su versatilidad al manejar las múltiples líneas argumentales del personal del hospital, dándole su toque característico sin opacar el tono de la serie.
Aunque las críticas fueron mixtas, el episodio fue una prueba de que el cineasta podía trasladar su talento narrativo a la televisión con éxito, y claro, esto le abrió la puerta a futuras colaboraciones.
El oscuro Expediente X que pudo ser

Expediente X estuvo a punto de tener uno de los episodios más especiales de su historia
La siguiente gran oportunidad llegó en 1996, durante la producción de la cuarta temporada de Expediente X. Los guionistas Glen Morgan y James Wong, responsables de algunos de los episodios más memorables de la serie, escribieron "Never Again", una historia independiente y oscura centrada en la agente Dana Scully.
La trama seguía a Scully en una misión en solitario donde conoce a Ed Jerse, un hombre atormentado por un nuevo tatuaje de una chica pin-up que, literalmente, le habla y lo obliga a cometer actos violentos contra otras mujeres.
La premisa, con su mezcla de horror psicológico, obsesión y violencia latente, parecía hecha a la medida para el estilo de Tarantino. El director estaba entusiasmado con el proyecto y listo para dirigirlo, lo que habría sido un evento televisivo sin precedentes.
El conflicto con el gremio de directores que lo cambió todo
Con el guion listo y el director elegido, todo parecía encaminado. Sin embargo, el obstáculo que impidió la colaboración no tuvo nada que ver con diferencias creativas ni con la agenda cinematográfica de Tarantino. El problema fue una estricta normativa del Gremio de Directores de América (DGA).
Tarantino no era miembro del DGA. Para su trabajo en Urgencias, se le había concedido una exención especial. Sin embargo, el gremio tenía una política clara: un director no afiliado solo podía recibir una de estas exenciones.
Al no haberse unido al sindicato después de su primer trabajo en televisión, violó el acuerdo y el DGA le prohibió dirigir el episodio y se negaron a cualquier tipo de negociación.
El puesto finalmente fue para el veterano director de la serie, Rob Bowman, quien realizó un trabajo notable que recibió críticas positivas. Aun así, la sombra de la versión de Tarantino siempre ha planeado sobre el episodio.
El legado televisivo de Tarantino

Tatantino dejó su huella en un icónico episodio de CSI
A pesar del revés con Expediente X, Quentin Tarantino no abandonó por completo la televisión. Años más tarde, regresó triunfalmente para dirigir el final de la quinta temporada de CSI: Crime Scene Investigation en 2005, el cual fue un éxito rotundo de crítica y audiencia, y le valió a Tarantino una nominación al premio Emmy por Mejor Dirección.
Este proyecto demostró, una vez más, su capacidad para dejar una marca indeleble en cualquier medio que toca. Y sin duda, aun a día de hoy, la historia de “Never Again” sigue siendo una de las anécdotas más curiosas de la cultura pop, un recordatorio de cómo las reglas y los sindicatos pueden, a veces, interponerse en el camino del arte.