Demon Slayer: Infinity Castle esconde un trágico detalle que muchos seguidores no han notado

Demon Slayer, Kimetsu no Yaiba o Guardianes de la Noche, no importa cómo lo llames, se ha convertido en una de las historias más queridas por millones de usuarios. Como ya sabrás, en Japón se ha estrenado la nueva película que continúa la aventura que comenzó con el anime, Demon Slayer: Infinity Castle, la cual es la primera de una serie de filmes que pondrán fin a la historia de Tanjiro Kamado, Nezuko y compañía. Lógicamente en esta noticia hay spoilers, así que lee bajo tu responsabilidad.

El Castillo del Infinito está lleno de arcos argumentales intensos que tratan temas tan duros como el dolor, la venganza y las vidas de los cazadores de demonios. Los protagonistas, ya sean demonios realmente poderosos o cazadores, son llevados más allá de sus límites. Por supuesto, más allá de las peleas impresionantes, hay historias que consiguen llegar a tu corazón y en esta ocasión traemos un detalle que pasó inadvertido para muchos en el final de la batalla contra Akaza, una de las Lunas Superiores más importantes de la serie. Como bien sabes, también fue el responsable de terminar con la vida de Rengoku, sin embargo, la vida de Akaza no ha sido nada sencilla y está marcada por el dolor y la pérdida.

Antes de convertirse en demonio, Akaza era un humano llamado Hakuji, un niño pobre que se vio obligado a delinquir para cuidar de su padre enfermo. Sin embargo, tras el suicidio de este, Hakuji se sintió perdido y enfadado con el mundo. Marcado por tatuajes que simbolizaban sus crímenes, se escudó en la violencia hasta que fue encontrado por Keizo, el dueño de un dojo. Su vida cambió después de que Keizo lo derrotase en combate y lo tomara bajo su protección, encargándole el cuidado de su hija enferma, Koyuki. A pesar de renunciar a los baños de sangre, jurar tomar las riendas del dojo y casarse con Koyuki, Hakuji se enfrentó una vez más a la crueldad del mundo.

Akaza es uno de los demonios más queridos por los seguidores

Akaza se convirtió en demonio por un gran dolor y sufrimiento

Tras perder a su prometida y a su maestro en un acto realmente cruel por parte de los miembros de un dojo rival, Hakuji, presa de una ira inimaginable, acabó con la vida de los 67 hombres rivales con sus propias manos. La violencia fue tan brutal que atrajo la atención de Muzan, dando así lugar a la creación de este demonio, Akaza. Uno de los detalles sutiles, pero conmovedores de la escena final de su lucha, es que Koyuki lo llama "anata", un término antiguo que las esposas utilizan para referirse a sus esposos. La palabra implicaba que ambos se habían casado, a pesar de no haber celebrado nunca una ceremonia oficial.

At the end of the Akaza fight, Koyuki calls Hakuji “anata” instead of “Hakuji-san.” It’s an old-fashioned word wives use for their husbands. To me, it’s her silent vow: "We never had a wedding, but you’re my husband. I’ll stay by your side—wherever that leads, even if it’s hell." https://t.co/i9AjPUgbq7

— はしご Ladder (@ladder_pillar) July 26, 2025

Es una sola palabra, pero ofrece un significado realmente potente e impresionante. Esa palabra permanece como un juramento inquebrantable. La historia de Akaza siempre ha estado marcada por la pérdida, pero en sus últimos momentos solo decide recordar la vida que una vez tuvo y la certeza de que Koyuki nunca dejó de quererlo y esperarlo. Con una sola palabra, la nueva película de Demon Slayer: Infinity Castle recrea magistralmente una de las escenas más devastadoras que tiene la historia de Kimetsu no Yaiba. Una auténtica obra de arte que llegará a España el próximo mes de septiembre.