Este es el cazador de demonios más fuerte de Kimetsu no Yaiba y éste es el motivo

Gyomei Himejima es un personaje muy popular entre el fandom de Kimetsu no Yaiba (Demon Slayer), pero si aún no has leído el manga, tal vez te hayas pasado mucho tiempo preguntándote: “¿qué es lo que lo hace tan especial?”. A decir verdad, nadie te culpa porque nunca ha tenido su momento de brillar en la serie, pero aquellos que han leído toda la serie de manga conocen su verdadero potencial y fuerza.

La primera vez que vemos parte de su poder en el manga es durante el Entrenamiento de los Hashira, posterior al Arco de la Aldea de los Forjadores de Espada, cuando este grupo de élite se prepara para combatir a las fuerzas de Muzan Kibutsuji. Gyomei Himejima logra mover una roca a través de una ciudad sin ningún problema, además puede estar sentado debajo de una cascada que podría causarle mucho daño al cuerpo debido a la altura y la velocidad sin tan siquiera mostrar algún descontento.

Puede que el origen de su poder provenga directamente de su pasado como monje. Él ya era fuerte antes de convertirse en cazador de demonios, a pesar de tener un cuerpo frágil y no poder ver, pues su misión no era “superar al resto”, sino proteger lo más querido para él. Estaba cuidando a nueve niños dentro de un templo, y uno de ellos salió corriendo del recinto y se encontró con un demonio.

Ese demonio causó muchos problemas en la ciudad y ponía en peligro a los niños del templo, desafortunadamente Gyomei sólo pudo salvar a uno de los nueve niños. Cabe destacar que en ese momento, él no era parte de los cazadores de demonios en Kimetsu no Yaiba (Demon Slayer) ni tenía una espada de Nichirin en su poder con la que cortarle la cabeza. A pesar de su frágil cuerpo, pudo vencer físicamente al demonio durante varias horas con los puños desnudos hasta que la luz del sol matara al monstruo.

El verdadero poder de Gyomei Himejima en Kimetsu no Yaiba (Demon Slayer)

Este evento lo expulsó fuera del templo porque tenía una nueva meta: Vencer a estos demonios para proteger a sus seres queridos. Como vemos en Kimetsu no Yaiba (Demon Slayer), su fuerza no solamente es física, sino como demostró en su combate con el demonio, es voluntad. Una vez que fue reclutado en la organización, Gyomei pasó todo su tiempo perfeccionando sus habilidades y entrenando su cuerpo más allá de los límites. Era tan fuerte que la luna superior número uno lo consideraba el luchador más fuerte que enfrentó en siglos.

Kokushibo, este demonio que sólo era superado por Muzan Kibutsuji, reconoció que Gyomei tomó el cuerpo humano y lo refinó hasta el límite. Este último era tan fuerte que no solo estaba luchando a su mismo nivel sin gran dificultad, sino que también logró salvar a Sanemi en numerosas ocasiones ya que estaba luchando de manera bastante imprudente por su ego y furia.