El nuevo gran villano de Dragon Ball esconde algo de lo que nadie se ha dado cuenta
La transformación de Moro nunca había sido tan literal.
Dentro de todos los altibajos en la narrativa de Dragon Ball, los fans que han seguido de cerca a la serie recordarán que hay una broma muy constante en las líneas de esta obra de Toriyama, que, además, se ha hecho más conocida gracias a los propios fans; sin embargo, el humor al que han recurrido últimamente ha provocado que nuevamente esté en boca de la audiencia y que, para ser precisos, se echaba de menos. El villano más temible de Dragon Ball ha sido el autor detrás del chiste en cuestión.
Los nombres de Dragon Ball como un paralelismo de fortaleza
Como sabemos, Moro es un poderosísimo mago que amenazó al Universo 7 hace aproximadamente diez millones de años, por lo que su antagonismo lo ha catalogado como un digno oponente de los héroes más fuertes de la serie. Su primera aparición fue en Dragon Ball Super luego de conseguir escapar de la Prisión Galáctica. Ahora bien, este personaje basado en los demonios occidentales, se diseñó como un ser de entera maldad y de la mano con la magia (a propósito de ser el único que tiene dicha habilidad), es capaz de destruir planetas enteros, con la finalidad de despojarlos de su energía, ya que se alimenta de la muerte de cualquier forma de vida que habite en ellos.
Pero lo que nos ocupa en este caso, a pesar de su aspecto y personalidad espeluznantes, es que Moro ha dado vida a una de las situaciones más divertidas desde su aparición en Dragon Ball y, posiblemente, de cualquier otro arco.
El suceso se da en el capítulo 65 de Dragon Ball Super, mientras Goku y Moro están atravesando los últimos momentos de su batalla final. Este combate era sumamente decisivo, ya que en él se definiría cuál sería el destino del Universo y, en consecuencia, de la Tierra. Cabe destacar que Goku tenía una ventaja sobre Moro, gracias uno de los logros que marcarían definitivamente su carrera: desbloquear el Ultra Instinto, un poder que despierta su espíritu de lucha al nivel de un Dios. Moro, al borde de la derrota, copió al pie de la letra el Ultra Instinto y lo manejó como si hubiera sido una habilidad innata. Tras este logro, podría decirse que los poderes de los dos enemigos, sin que ninguno cediera ante el otro. El problema viene cuando recordamos que las habilidades de Moro estaban limitadas a una simple copia del saiyan, así que finalmente el cuerpo del villano no pudo con este poder cósmico y optó por fusionarse con la Tierra para sobrevivir.
Para entrar en contexto, habría que retomar las clásicas bromas de la serie de las que hablamos al principio, pero seguramente los fans ya conocen la respuesta: todos los nombres de los personajes, o casi todos, están relacionados con diferentes alimentos. En este caso, Kakarotto, que es un juego de palabras para "zanahoria"; Vegeta como "verdura"; Piccolo, que podría significar "pepinillo"; entre muchos otros. Pero no son simples coincidencias de la serie, en realidad los principales héroes están ligados a alimentos saludables, un paralelismo interesante considerando que los saiyanos son el ejemplo de fuerza y poder. De hecho, podría decirse que representan el lema de "eres lo que comes". Teniendo en cuenta esta analogía, Moro se encargó de llevar este chiste a un plano literal, cuando decidió fusionarse con el planeta, por tanto, el tirano terminó por convertirse en un planeta tras consumir otros planetas para sus malvados objetivos.
Las analogías de la comida no terminan en los nombres
Si bien, los nombres son el ejemplo más claro de las analogías de la obra de Toriyama, sí hay otros detalles que revelan una relación con los alimentos. En primer lugar tenemos a Goku, cuyos intereses van de la mano con su obsesión por la comida, ya que se le ha visto con montañas de ella. Por otro lado, también Lord Beerus cabría en este ejemplo, ya que él ha llevado su interés por la comida al extremo de destruir mundos si no le agradan sus alimentos.
En resumen, es bastante interesante cómo Dragon Ball ha planteado muchas bromas y paralelismos con la comida, desde el nombre de sus personajes hasta sus gustos, convirtiéndola en una obra maestra que podría poner muchos temas sobre la mesa, pero que desembocarían siempre en una lucha por el bien. Y si para ello es necesario que Moro se transforme en lo que ha comido toda su vida, planetas, seguramente dará pie a que Toriyama nos siga sorprendiendo con otros chistes.