Las garras de Lobezno vuelven a lo grande: Marvel muestra el asesinato más extraño del X-Men
Las garras de Lobezno regresan del modo más sorprendente en el Universo Marvel

Lobezno siempre va a ser un mutante que está atrapado por su impactante trauma del pasado. Lo cierto es que nada puede dolerle más que el momento en que ahogó a su propio hijo. Ahora, ese fantasma del pasado vuelve para cobrarse su venganza, y solo el recién hijo resucitado de Lobezno puede ponerle fin. En su intento por enmendar los errores y perdonar su dolor, Hellverine se enfrenta a una versión de sí mismo que tiene el poder de apagar sus llamas infernales.
Las garras de Lobezno regresan del modo más sorprendente en el Universo Marvel
En el cómic Hellverine #4, el hijo de Lobezno, Akihiro, fue capaz de poner fin con éxito a la maldición demoníaca que revivió a su madre de la forma más terrible, como una bestia deforme. Con su lugar de nacimiento libre de la influencia de Mefisto, Akihiro se aventura hacia el próximo lugar en el que vivió uno de los mayores traumas de su vida en Marvel: Genosha.
De hecho, la última vez que Akihiro visitó esta tierra sagrada en Marvel, sufrió una muerte espantosa a manos de su padre. Mientras la maldición de Mefisto continúa afectando al pasado más traumático de Akihiro, él mismo es quien recupera el conjunto de poderes de Daken y toda la antigua furia asesina de Akihiro.
El recién formado espectro acuático que surge a raíz de la furia de Daken posee poderes similares a los de otros personajes conocidos de Marvel como Hydro-Man. También se ha confirmado que este espíritu demoníaco es inmune a los ataques físicos. Marvel muestra que la maldición puede manipular el agua para ahogar a sus víctimas con facilidad. Lo más aterrador son las garras construidas con agua. Estas armas líquidas también son capaces de atravesar fácilmente las partes más débiles de las víctimas que se cobra Daken.






Asimismo, Daken puede extender estas curiosas garras varios metros, lo que le permite alcanzar fácilmente a objetivos a su alrededor que tenga a distancia. De una forma muy similar a lo que ocurre con Itsu, este espectro no es más que un cruel reflejo del dolor de Akihiro que tiene forma física. Si bien es cierto que su amenaza es muy real, lo que Akihiro necesita es un poco de paz mental para dejar atrás su dolor y perdonar lo que hizo su padre.
Hasta que eso pase, ni siquiera sus garras retráctiles infernales logran atravesar lo que no tiene forma física. Akihiro se enfrenta una vez más a una batalla perdida. Mientras el mutante reunió la fuerza necesaria para afrontar su desesperación y enterrar el cadáver de su madre, Akihiro ahora se enfrenta a sí mismo. Cuando Logan ahogó a Akihiro, el hijo de Lobezno ya se encontraba en su punto más bajo.
Él mismo demostró estar consumido por el sueño de destruir el legado de Lobezno y ya había enviado a muchos de sus hermanos a morir a manos del conocido Logan. Ese Daken, cuya ira pura se ahogó en un charco, supone el mismo mal al que Akihiro se tiene que enfrentar en el presente.