El papel ha muerto, ¡viva el papel!

Durante siglos el papel ha sido tan importante para la humanidad como el propio fuego. El papel ha sido fuente de prestigio (distinguiendo a los que podían pagarse un buen papel de los que usaban papel barato con defectos) pero también un soporte necesario para el traspaso de información entre generaciones y el avance científico y artístico.
El papel ha sido testigo del alumbramiento de grandes obras literarias como El Quijote o Hamlet, que no solo marcaron épocas, sino que han perdurado a través del tiempo como pilares fundamentales de la cultura universal. Ha sido soporte de bulas y excomuniones, que definieron destinos y alteraron el curso de la historia. Ha visto nacer poemas de amor y canciones desesperadas, así como cartas de guerra que cambiaron el destino de naciones enteras. Ha sido testigo de grandes tratados que configuraron el mapa político del mundo, y también de las más humildes listas de la compra que reflejan la cotidianidad de las vidas de millones de personas.
La gran pregunta es ¿el papel ha dejado de tener sentido en un mundo hiperconectado donde la información viaja a la velocidad de un clic? Muchos piensan que sí, que la inmediatez de las pantallas ha dejado obsoletas las hojas impresas. Sin embargo, al tomar entre las manos una revista, un libro o incluso un simple folio, podemos darnos cuenta de que hay algo difícil de sustituir en el contacto físico con las palabras impresas. Es algo que las pantallas, por mucho que evolucionen o muy sofisticadas que sean, no pueden ofrecernos: el papel sigue siendo un refugio de lo tangible, de lo real, de lo que perdura más allá de los bits y los píxeles.

El primer número de la revista Alfa Beta ya se encuentra a la venta.
El papel ha muerto, dicen. Y nosotros, desde Alfa Beta nos atrevemos a decir: ¡viva el papel! Porque, a pesar de las predicciones, los prejuicios y la evolución sigue desempeñando un papel crucial en nuestra vida cotidiana, emocional e intelectual. Y lo seguirá haciendo mientras haya un ser humano que valore la experiencia de leer con calma, de tocar la historia y de dejarse llevar por el ritmo pausado de las páginas que se pasan una a una.
Es por esto que Alfa Beta hace el camino inverso al recorrido por la gran mayoría del sector y, tras haber nacido 100% digitales, desde hoy contamos con una revista impresa. Porque creemos que las generaciones de dentro de 1000 años tienen derecho a conocer de primera mano una de las formas de ocio más representativas del siglo XXI y, nada más fiable que el papel para llevar este mensaje al futuro.