La guerra de consolas: ¿es más útil de lo que creemos?
Un nuevo punto de vista sobre la eterna polémica que rodea a la comunidad de jugadores.

La guerra de consolas es ese mal endémico que ha estado revoloteando sobre las cabezas de todos los jugadores de videojuegos desde hace ya varias décadas, desde la batalla que libraron los microordenadores de 8 bits a principios de los ochenta (Amstrad CPC, ZX Spectrum, MSX y Commodore Amiga) hasta nuestros días, donde los fanáticos de XBOX se enzarzan en disputas absurdas por los foros de Internet con los hinchas de la Playstation, encontrándose los nintenderos en medio del fuego cruzado. Y por supuesto no podemos olvidarnos de la más legendaria de las guerras de consolas que jamás se recuerdan, la de SEGA contra Nintendo en los noventa, tanto en sus formatos de sobremesa (Master System, NES, Mega Drive y Super Nintendo) como en su vertiente portátil (Game Gear y Game Boy).
Como puedes ver, esto es algo que nos ha acompañado prácticamente siempre, incluso a los que ya empezamos a peinar canas. Es como un tumor maligno que no se puede extirpar, y nosotros como jugadores tenemos que aceptar que esta realidad nos va a acompañar hasta el día que soltemos el mando por última vez. Afortunadamente, siempre ha habido jugadores que han llamado a la concordia entre los distintos bandos, e incluso me atrevería a decir que los pacifistas somos mayoría en esta eterna contienda. Pero no parece que sirva de nada, puesto que los extremistas de uno y otro sistema parece reproducirse como por esporas, y continúan expandiéndose como un virus por los foros de videojuegos y redes sociales, siempre insultándose entre unos y otros sin descanso.

Algunos de los que vivimos en primera persona la lucha noventera de Nintendo y SEGA, con Mario y Sonic como principales estandartes de cada bando, recordamos con una lagrimilla de emoción aquellas disputas en el patio del colegio.
¿Qué ventajas puede tener la guerra de consolas?
Creo que tras estos párrafos queda meridianamente claro que mi opinión sobre de la guerra de consolas es nefasta. Sin embargo últimamente he estado pensando que quizá este problema también tenga sus puntos positivos para la industria del videojuego y para sus consumidores, y por ello me he animado a escribir estas líneas.
Para empezar, por mal que nos pese, la guerra de consolas siempre ha sido un fuerte incentivo de las compañías desarrolladoras de videojuegos para superarse a sí mismas y lograr desbancar a su competencia. Por ejemplo, el propio Sonic nació como una fuerte apuesta por parte de SEGA para derrotar a Nintendo en su época. Si no hubiera una competencia seria, las grandes empresas del sector no necesitarían esforzarse tanto por refinar sus productos, y la calidad de los mismos se podría ver muy reducida. Además, gracias a esto también se fomenta la innovación tecnológica. Cuando hay una competencia sana entre los fabricantes, se ven obligados a buscar nuevas formas de mejorar sus productos para mantenerse en la cima del mercado. Fíjate lo que hemos avanzado desde hace unas décadas hasta ahora en materia tecnológica, y lo que nos queda que progresar... quizá la guerra de consolas haya ayudado en parte a esta evolución, quién sabe.

Es increíble lo que se ha logrado avanzar en materia de gráficos en pocos años de la industria. ¿Te imaginabas estos gráficos hace 30 años?
Otra posible ventaja que esta eterna polémica nos ha traído es una mayor variedad de opciones a la hora de jugar a videojuegos. Cada fabricante necesita ofrecer una experiencia de juego única y realmente innovadora para diferenciarse del rival, puesto que saben que los fanáticos de cada marca van a estar analizando con lupa cada una de sus máquinas y títulos. Al fin y al cabo, esto significa que los consumidores podemos elegir la consola que mejor se adapte a nuestras necesidades y preferencias. ¡La variedad es buena!
Otro punto muy positivo (y muy importante) es que la competencia entre los fabricantes de consolas también puede derivar en precios más competitivos para nosotros, los consumidores. Cuando hay una guerra de consolas en marcha, los fabricantes a menudo reducen los precios de sus productos para atraer a más compradores. Esto puede ser una gran ventaja para nosotros, porque a todos nos gusta ahorrarnos un dinero a la hora de comprarnos una nueva consola o un nuevo videojuego, ¿verdad?
Otra virtud que de cierta manera podría atribuirse a la guerra de consolas es que también se promueve la mejora continua del software y los servicios que ofrecen las empresas, para brindar una mejor experiencia al usuario y así mantenerse a la vanguardia del mercado. Oséase, que ni Sony, ni Nintendo ni Microsoft pueden dormirse en los laureles en esta carrera de fondo, así que necesitan llamar nuestra atención mejorando constantemente sus servicios y productos. Véase lo que hace Microsoft con su ecosistema XBOX/PC y su servicio Game Pass, las fantásticas franquicias de la gran N o los grandes exclusivos que trae Sony, que son unas máquinas de vender consolas.

Cada consola posee su catálogo de juegos exclusivos. Por ejemplo, tanto en XBOX Series S como X, XBOX One y PC tienes Forza Horizon 5 si lo que te gustan son las carreras de coches. Si tienes una PS5 o una PS4, puedes disfrutar de Gran Turismo 7.
Por último pero no por ello menos importante, la guerra de consolas también estimula de forma indirecta la creatividad de los desarrolladores, que buscan innovar y ofrecer nuevas ideas y mecánicas de juego para destacar en el mercado y atraer a los consumidores. De otra forma no habríamos visto jamás grandes innovaciones de la industria como lo fue la Nintendo Wii o la propia Nintendo Switch. Lo cierto es que la compañía de Kioto siempre ha sido la que más ha tratado de revolucionar el mercado con sus originales propuestas.
¿Es entonces esta guerra algo bueno?
A pesar de lo expuesto en los párrafos anteriores, creo que no debemos confundir los términos, y tampoco debemos avivar la llama de las discusiones por las redes. Si te fijas, las ventajas que he enumerado no son en absoluto una consecuencia directa de que los usuarios se peleen entre sí, aunque pueda parecer que estoy indicando lo contrario. Estas ventajas que he explicado son consecuencia de la dura competencia de las empresas del sector entre sí por hacerse con una mayor cuota de mercado y ganar más dinero, nada más. El hecho de que los chavales discutan entre sí por los foros y demás es, además de ridículo a todas luces, tan solo un daño colateral provocado por esta fuerte rivalidad, y la prueba de que los departamentos de marketing de las fabricantes funciona a las mil maravillas dando como resultado esta escena tan patética, en la que tanto unos como otros intentan de forma risible defender a "su marca", como si fuesen a conseguir algo.
En definitiva, yo diría que la guerra de consolas es muy positiva para la industria y por consiguiente para nosotros como jugadores, cuando es ejercida por las propias compañías desarrolladoras de consolas y juegos. Las peleas de usuarios por Internet ayudan a mantener viva esa "llama" que alimenta todo el circo, pero no dejan de ser una secuela de todo el agresivo trabajo de marketing que hay detrás de todo esto, por no mencionar que resultan ser muy absurdas.
Yo prefiero que las empresas de videojuegos se peleen entre sí por conseguir hacerme cliente suyo que meterme yo en disparatadas discusiones con desconocidos online por estas marcas. ¿Y tú?