Análisis de Skull & Bones - Un naufragio de más de una década

Hay proyectos en el sector del videojuego que se extienden más de lo previsto. Problemas en el desarrollo, errores de concepto, reinicios, cambios de motor gráfico o de estudio... Los motivos son varios, pero hay una norma no escrita en la industria: cuando un juego supera la década en su proceso, suele ser un síntoma negativo de lo que está ocurriendo en el seno de la propuesta. Hay algunos títulos que se salvan de la quema, pero la mayoría se pierden en ese horizonte.

Ubisoft ha insistido por activa y por pasiva con Skull & Bones, el título naval que nació como una idea de Assassin's Creed IV y que empezó a tomar identidad propia hasta convertirse en una licencia con todas las de la ley. Su trayectoria apuntaba al naufragio desde hace varios años, a pesar de los empeños del estudio francés por mantenerlo a flote y tratarlo, según sus propias palabras, como un título AAAA. El resultado habla por sí solo: la crónica de un naufragia anunciado se cuenta con pavor, como las historias de piratas navegando en alta mar al amparo de la noche. Te cuento todo lo que necesitas saber en el análisis más completo de Skull & Bones.

• Skull & Bones: precio, plataformas y dónde comprar
• ¡Arrasa con lo que veas!
  • El pirata recolector
  • Progresar en la piratería no es tarea fácil, pero sí satisfactoria
  • Dos cañones por banda
• Valoración final de Skull & Bones

Skull & Bones: precio, plataformas y dónde comprar

Skull & Bones es el videojuego de batallas navales desarollado por Ubisoft con una década de creación a sus espaldas. Con su lanzamiento el 16 de febrero en PS5, Xbox Series X|S y PC, se trata de un MMO centrado en combates entre barcos y obtención de recursos tras las buenas sensaciones que aportó esta dinámica en Assassin's Creed IV: Black Flag. En cuanto a su traducción, cuenta tanto con voces como con textos en español.

¡Arrasa con lo que veas!

Skull & Bones sabe muy bien lo que pretende, por eso ni siquiera se esfuerza en generar un argumento que destaque. No tienes un objetivo muy claro, solo saquear y pelear contra todo aquel que se cruce en tu camino en la intención de avanzar en esto de la piratería. Por lo tanto, no persigues ser el rey de los piratas, ni ambicionas recuperar algo que has perdido, simplemente quieres ser pirata. ¿Hace falta algo más? Tu personaje irá subiendo de rango poco a poco en la jerarquía de la tripulación y será reconocido en todo el mundo, por lo que es lo único a lo que puedes aspirar.

Con esto, la acción se convierte en el elemento central de un videojuego al que rápidamente se le ven las costuras. Porque todo se basa en encargos desde un inicio y todo lo que se realiza a pie en el título es prácticamente testimonial en relación a lo que se hace una vez se construye el barco. Eso sí, hay que reconocer que Ubisoft se ha lucido en todo lo relativo a la construcción y personalización del barco, pudiendo aportarle una identidad totalmente única y con muchas opciones que se adapten a cualquier gusto en este sentido.

Lo que sorprende es que un título que se define como un AAAA ni siquiera se haya molestado en ganarse cierta identidad. No existe la posibilidad de explorar lo desconocido surcando los mares, no se incluye combate cuerpo a cuerpo en abordajes, algo que podría haberle dado mucha vida al título con técnicas de esgrima, y ni siquiera hay elementos que respiren a la vida pirata. Te es indiferente si hay otros grupos de piratas o no, no existe alguien conocido en su universo al que te quieras enfrentar y derrotar; de hecho, ni siquiera tu propia tripulación es importante, ya que aunque tienes un pequeño sistema de atributos con mejora de habilidades o estadísticas, resulta menor y con poca personalidad. Por no tener, no tiene ni voz para el personaje principal. Skull & Bones es un juego que va a la deriva desde el inicio y eso solo apunta a acabar en el fondo del mar.

El pirata recolector

El juego fuera del barco es incomprensible y carece de sentido.

Uno de los aspectos que menos he entendido de Skull & Bones es su afán por invitarte a recolectar recursos como su estuvieras ante un título en el que fuera necesario reunir materiales. No es que sea una de las tareas más pesadas ni las más repetidas del juego, pero este tipo de tareas apenas tiene influencia cuando estás en el interior del barco. De hecho, se entiende muy poco que se realicen tareas a pie, porque son insignificantes y solo dan un pequeño respiro de la navegación para hablar con comerciantes y aceptas encargos. ¿Un pirata siendo recadero?

Este poco empeño en no ofrecer un aliciente más allá de manejar el barco y liarse a coñanazo limpio hace que Skull & Bones sea un juego sin vida, en el que se reproduce un bucle repetitivo que no resulta nada atractivo para el jugador. Obviamente, considerando de dónde nace, es inevitable compararlo con Assassin's Creed: Black Flag y, a pesar de que ha pasado una década, en el cara a cara resulta un esperpento. Incomprensible que se haya dedicado tanto esfuerzo y una cantidad ingente de años en construir un juego simple y que ni siquiera se esfuerza en darte alicientes en la navegación. La automatización del atraco del barco en el puerto para justificar una pantalla de carga ya fue el remate para concienciarme de que la simpleza es la nota dominante.

Progresar en la piratería no es tarea fácil, pero sí satisfactoria

Tu barco es tu castillo: puedes personalizarlo con multitud de funciones.

Por ello, Ubisoft se lo juega todo a un único movimiento. Una mentira bien adornada, como si estuviéramos jugando al juego de dados de la tripulación de Davy Jones. Un farol para intentar engancharte a su universo, aunque antes de ello tendrás que pasar la fregona por la cubierta. Hay algo de interesante en la propuesta de Skull & Bones, pero antes tendrás que pasar unas horas tediosas en las que empezar a conocer cómo funciona el sistema de progresión, conseguir nuevos barcos o mejorar algunas de las características del mismo como los cañones o el resto de herramientas.

Aquí también se aporta por la sencillez, pero es algo que se agradece. Skull & Bones, a pesar de disponer esos momentos incomprensibles fuera de alta mar, tiene claro su objetivo: lanzar un barco al mar, navegar por el océano y hacer que todo lo que te encuentres vuele por los aires. Haberlo adornado con más florituras y distracciones no hubiera funciona y al menos ni siquiera se ha pretendido fabricar un mundo abierto repleto de cosas insulsas, algo marca de la casa. No es que sea el juego más completo del mundo y habrá que ver hacia dónde se dirige con el paso de los años, pero al menos todo lo que incluye está bien enfocado hacia el objetivo principal.

La campaña principal consiste en misiones en las que se te asigna la tarea de destruir barcos enemigos específicos o conseguir recursos y entregarlos en diferentes puestos avanzados. Además, de vez en cuando, recibes solicitudes para que ataques una fortaleza o asentamiento, lo que implica disparar a torres de guardia resistentes y oleadas de barcos, pero poco más. He de admitir que al menos me esperaba un diseño de misiones algo más elaborado, pero el patrón se repite de manera constante, por lo que el desarrollo se hace terriblemente repetitivo. Al final, todo se reduce a conseguir suficientes Piezas de Ocho para comprar equipo de gama alta y seguir mejorando tui equipamiento.

En la navegación se pueden encontrar entornos bonitos.

Skull & Bones lo apuesta todo a ir aumentando el nivel de infamia para desbloquear nuevas recetas de fabricación y tener acceso a nuevos encargos. El sistema de dificultad va aumentando en este sentido, con misiones cada vez más duras de superar y que requieren de un mayor potencial en tu navío para poder afrontarlas para llegar al abordaje que, por cierto, es uno de los momentos más esperpénticos y sinsentido del título. Aquí es donde Skull & Bones se podría haber diferenciado y aportar algo interesante, introduciendo algo de lucha al lanzarte a un barco enemigo. Pero una vez consigues llegar a este punto, lo único que puedes hacer es cruzarte de brazos ante una cinemática y esperar para ver las recompensas de la misión.

A medida que pasan las horas, la progresión de Skull & Bones puede ser bastante satisfactoria y atractiva e incluso llegar a engancharte si conectas con su premisa principal, pero no te lo pone nada fácil. La falta de misiones más variadas y esa sensación constante de juego como servicio que tanto ha fracasado en los últimos años le hace un flaco favor al título de Ubisoft. Hay mucho trabajo por delante con la propuesta y tocará ver si consigue ese efecto de redención, aunque viendo el esfuerzo que se ha tenido que realizar para ponerlo en el mercado, resulta complicado creer que tenga futuro.

Dos cañones por banda

Los combates son la verdadera salsa del juego.

Liarte a cañonazos, eso es lo que quiere Skull & Bones de ti. El problema es que, aunque puede llegar a ser divertido, incluso aquí se define como algo a medio hacer. El combate en carece de fluidez, donde apenas hay dinamismo para dar paso a la acción desmedida que se podría esperar. Hay algunos procesos que, si bien son realistas, resultan tediosos. Tras disparar una ráfaga de cañonazos, hay que esperar el tiempo de reutilización antes de poder disparar desde ese flanco de nuevo. Para seguir con la acometida, puedes maniobrar tu barco para disparar los cañones de proa o popa, pero el problema es que la maniobrabilidad del barco es lenta y pesada, obligando a manejar las velas en el proceso y haciendo que la acción se entorpezca constantemente.

Hay procesos que no facilitan la jugabilidad fluida, porque incluso adentrarse en alta mar y navegar dentro de las opciones que permite Skull & Bones se hacen un poco pesadas. El barco tiene una barra de resistencia que te impedirá surcar los mares a toda velocidad, por lo que en todo momento estás esclavizado al ritmo que quiere imprimir el título. Por lo que toda la diversión se encuentra en los combates, donde tu mayor baza es afrontar cada enfrentamiento con astucia para conseguir vencer en ese intercambio de cañonazos.

Esas dotes de realismo que Ubisoft ha querido otorgar a Skull & Bones lo convierten en un título en el que tener en cuenta muchos factores a la hora de introducirse en la refriega. Hay elementos como la acción del viento, el oleaje, la acción de navegar con un barco más pesado que otro, las fortalezas y debilidades de cada embarcación, entre otras cosas. Hay cierta profundidad en su propuesta, pero la sensación que aporta es la de ser un videojuego con una pequeña base que se puede expandir si se toman las decisiones adecuadas, algo que hasta el momento no se ha hecho del mejor de los modos.

Valoración final de Skull & Bones

Poco más se puede comentar de Skull & Bones, ya que ni siquiera destaca en lo técnico. No es que sea un juego feo, ni mucho menos, pero no pasará a la historia como uno de los juegos más lúcios de Ubisoft, aunque al menos sí que mantiene la estabilidad en los momentos de acción. Hay mucho que mejorar si quiere abrirse un hueco en el terreno de los juegos como servicio para extenderse en el tiempo, como pretende el equipo de desarrollo. Por ejemplo, hay que mejorar notablemente el PvP, que en estos momentos en insulso y no ofrece una motivación real para enfrentarse a otros jugadores, por lo que se acaba convirtiendo en una experiencia en solitario en la que los engranajes no terminan de encajar.

Skull & Bones no ha conseguido generarme un impacto diferente al que ya se intuía teniendo en cuenta su trayectoria durante los últimos años. Es un juego que va a la deriva y sin un rumbo fijo y, si no se actúa rápido y con las decisiones adecuadas, todo apunta a que se topará con arrecife alejado de la mano de Dios hasta acabar en el fondo del océano sin que nadie note su ausencia. Por el momento, esta no es la gran aventura pirata que quería vivir.

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