El final de Jujutsu Kaisen es incluso peor de lo que imaginas

Ha pasado algún tiempo desde el final de Jujutsu Kaisen, el cual ha sido tachado de agridulce, pues, aunque tuvo una conclusión "feliz" para los personajes sobrevivientes, también es cierto que dejó un montón de tramas abiertas y preguntas sin respuestas, notándose que se había apresurado este cierre, dejándonos también con la afirmación de que los personajes femeninos siempre han sido un punto débil en la obra.

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El final de Jujutsu Kaisen podrá parecerles bien a algunos y muy malo a otros, pero lo cierto es que no cumplió con las expectativas que había construido la obra con tanto arcos y personajes interesantes.

No obstante, el final de Jujutsu Kaisen es aún peor de lo que ya imaginas, pero no solo por lo que hemos mencionado, sino también por algunos temas que intentaron cambiarse en este mundo de hechicería y que, al final, quedó en nada.

La derrota de Sukuna debió sentar un precedente en el mundo de la hechicería, pero no fue así

La derrota de Sukuna debió impulsar un cambio en la sociedad

Sukuna y Kenjaku se consagraron como los villanos a derrotar en Jujutsu Kaisen. Estos personajes representaban peligros específicos. Y es que, por un lado, el Rey de las Maldiciones era un problema para el mundo de la hechicería en general, mientras que Kenjaku tenía planes que involucraban también a los humanos sin energía maldita.

Kenjaku fue, durante mucho tiempo, un personaje que intentó, mediante medidas extremas, deshacerse de los líderes del mundo de la hechicería y hacerse él con el control. Pero no es todo, ya que el propio Satoru Gojo coincidía en que los líderes de esta sociedad estaban corruptos y él apostaba por preparar a una nueva generación con mentalidad distinta para relevarlos en su momento y mejorar todo.

Y es que todas las decisiones que tomaban estos líderes buscaban beneficiar la evolución humana, pero sofocaban la libertad de los hechiceros. Esto generó mucho descontento en personajes como Satoru y Geto, por ejemplo.

Gojo siempre estuvo en contra del mal manejo de la sociedad de hechicería que tenían los altos mandos

Satoru siempre defendió el hecho de que la libertad era lo que les permitiría a los hechiceros desbloquear todo su potencial, mientras que Kenjaku afirmaba que cuando se eliminaban las limitaciones de los clanes y la escuela, entonces los jóvenes podrían hacer cosas maravillosas. Por ende, había que liberar a la sociedad de este sistema podrido.

La mejor demostración de que Gojo tenía razón fue el hecho de que los estudiantes, esta nueva generación, se organizaron a su manera para vencer a Kenjaku y a Sukuna. Todo esto mientras actuaban por su cuenta y de forma libre.

Sin embargo, a pesar de que esta nueva generación eliminó a estos principales peligros del mundo de la hechicería, lo primero a lo que se le dio importancia fue a intentar restablecer el status quo y que estos "niños" comprendan cuál es su lugar en el mundo.

Kenjaku también quería cambiar el rumbo de la sociedad de hechicería y gobernar él mismo

En definitiva, y a pesar de los esfuerzos y sacrificios de la nueva generación, la sociedad de hechicería está tan podrida que no cambió absolutamente nada. Y es que, tras haber desaparecido cuando se les necesitaba, estos líderes políticos han vuelto a aparecer para tomar el control de todo nuevamente y restaurar el viejo sistema de liderazgo, el cual fue responsable de crear a muchos villanos.

De hecho, en el capítulo 269 del manga hay una especie de sensación de que, tras la derrota de Sukuna, los adultos debían volver a recuperar el control y llenar ese vacío que había quedado debido a las acciones de Gojo.

Dicho de otro modo, todo por lo que Gojo luchó, creyó y por lo que vivió, al final no se logró. Y es que, aunque es cierto que esta nueva generación es diferente y se siente más libre, la sociedad no ha cambiado en absoluto, incluso tras presenciar el sacrificio y entrega de estos jóvenes para derrotar a Sukuna.

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Y ahora que no están personajes como Satoru, Yuki y hasta Kenjaku, los líderes políticos de la vieja élite no tienen enemigos ni obstáculos para reinstaurar sus viejos métodos. Por ende, pueden ignorar todo lo ocurrido y seguir con su plan de sumisión y control a la sociedad.

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