¿Qué son los caracoles gigantes que aparecen en el anime de Uzumaki?
Una de las criaturas más recordadas del manga creado por Junji Ito.

Uzumaki, el anime de terror que adapta el manga de culto de Junji Ito, narra a través de su trepidante historia las vivencias de la estudiante Kirie Goshima en el pueblo costero de Kurouzu, un lugar remoto donde están sucediendo diversos incidentes y fenómenos paranormales con cada vez más frecuencia.
Con el paso del tiempo, las situaciones que estaban sufriendo los habitantes de Kurouzu se agravaron hasta lo imposible. Muchos vecinos y compañeros de Kirie y su novio Shuichi Saito empezaron a actuar de manera hostil y desagradable. Además, algunos sufrieron una inquietante transformación que les dio la forma de un caracol gigante.
Las siguientes líneas incluyen spoilers del manga y el anime de Uzumaki.
Los caracolenses, las criaturas más extrañas de Uzumaki
Los caracolenses, también conocidos como 'gente caracol', son criaturas muy conocidas entre los fans de Junji Ito. De manera muy resumida, estos seres son habitantes de Kurouzu que, tras ser afectados por la maldición de las espirales, han iniciado una transformación que les dará la apariencia de un caracol.

Katayama, el caracolense más famoso de Uzumaki
Las personas destinadas a convertirse en caracol lucen en su espalda una extraña espiral. Con el tiempo, esta marca comienza a ganar grosor hasta tomar la forma de una concha de grandes dimensiones. El peso de esta causa que su portador empiece a moverse más despacio y acabe optando por desplazarse arrastrándose por el suelo. Finalmente, estas personas pierden la forma de sus piernas, sus brazos se fusionan con sus respectivos torsos y de las cuencas de sus ojos emergen tentáculos similares a los que tienen los caracoles.
Algunos han logrado conservar los dientes y el cabello que tenían en su forma humana. Cuando la transformación está en una fase avanzada, los caracolenses también pierden inteligencia y dejan de hablar. Por otro lado, adquieren la capacidad de reproducirse y poner huevos.
Los caracolenses ganaron bastante protagonismo en la recta final de este seinen. Después de que Kurouzu fuera destruida, una buena parte de sus habitantes decidió empezar a cazar caracolenses para alimentarse y sobrevivir. Sorprendentemente, la carne de estos seres causaba adicción y su sabor fue la responsable de llevar a la locura a varios personajes secundarios de esta historia.