Assassin's Creed, la saga de juegos que nació gracias a los libros

Assassin's Creed, la saga de juegos que nació gracias a los libros

El heredero de Prince of Persia, de hecho nació como un giro de esta saga, todo un referente que ha afianzado la presencia de Ubisoft a nivel mundial y que, hace poco tiempo, nos transportó al Antiguo Egipto en la piel de un medjay. Assassin's Creed llegó para causar un terremoto en la industria del videojuego allá por el año 2007. Una saga que nos introdujo a los Assassins y a los Templarios, una batalla de bandos que influenciaría y construiría la historia que todos conocemos.

Assassin's Creed, la saga de juegos que nació gracias a los libros

Su primer videojuego, conocido como Assassin's Creed, se estrenó en PlayStation 3, Xbox 360 y PC el 13 de noviembre de 2007. Fue la primera vez que aquella recién nacida generación daba un auténtico salto de calidad, mostrando unos paisajes inmensos y grandes cantidades de población en las que nuestro protagonista, Altair, se camuflaría para pasar desapercibido mientras daba grandes lecciones de parkour al jugador. Ágil como él solo, la agilidad de este asesino era incluso mayor que la del famoso príncipe de persia, y se convertiría en un rasgo identificativo de la franquicia.

Y, ¿de dónde surgió la idea? Lo cierto es que hay claras influencias del pasado persa de Ubisoft, pero más cierto es todavía que la culpa la tuvo la literatura. Fue un libro el que encendió la mecha del equipo capitaneado por Jade Raymond. Productora de esta primera entrega, fue ella quien ideó esta IP, y fue ella a quien se le encendió la bombilla al leer a Vladimir Bartol y una de sus obras más potentes: Alamut.

Assassin's Creed, la saga de juegos que nació gracias a los libros

Alamut, para quien no la conozca (la mayoría, suponemos), es una novela publicada en 1938 por el escritor esloveno Vladimir Bartol. Su mayor peculiaridad, aparte de su ubicación, era su historia. Todo transcurría en Alamut, una fortaleza persa que se encontraba a unos 100 kilómetros de Teherán, en un marco histórico comprendido dentro del siglo XI.

El misionero Hassan-i Sabbah era el líder de esta zona fortificada, controlada al completo con sus asesinos como fuerza de acción. Lo más llamativo, además de esa curiosa dualidad del pasado persa de este lugar y el que se conoce de Assassin's Creed, no es tampoco que hubiera unos asesinos que conformaran gran parte del grueso argumental, sino que la mayoría de los acontecimientos que se narran en este libro se adaptaron a la franquicia AC.

Los parecidos son algo que salta a la vista, sobre todo para quienes jueguen al primer título de la saga y lean lo escrito por Bartol. La propia Jade Raymond admitió, hace unos años, que Alamut fue una gran inspiración para esta IP que estaba gestando. Y, aunque no lo hubiera dicho, hay fragmentos que son un completo calco. De hecho, el principal mensaje del credo de asesinos: "Nada es verdad, todo está permitido"; proviene ni más ni menos que de boca de Hassan-i Sabbah, el mismo líder de aquella secta conocida como Los Asesinos que estaba afincada en la fortaleza de Alamut.

En la novela, sin embargo, la expresión utilizada sería: "Nada es una realidad absoluta, todo está permitido". Una pequeña licencia de Bartol con la que quiso dar un toque más distintivo a su personaje.

Sea como fuere, en pleno Día Internacional del Libro resulta curioso ver cómo existen este tipo de conexiones entre el medio virtual y el papel. Los creativos toman muchísimas referencias como fuentes de inspiración, y el caso de Jade Raymond tiene nombre y apellidos, como también fecha de publicación y hasta diferentes ediciones.

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