¿SABÍAS QUE… las cinemáticas más infames de la saga Zelda fueron hechas por 6 animadores rusos?

¿SABÍAS QUE… las cinemáticas más infames de la saga Zelda fueron hechas por 6 animadores rusos?

Bienvenidos a una nueva entrega de ¿Sabías que…?, la sección de AlfaBetaJuega dedicada a la historia de los videojuegos y sus curiosidades.. Hablemos de Zelda, pero antes de que te emociones, maticemos. Hablemos de Zelda en CD-i. ¡Espera, no corras! Es verdad que su reputación es abismal, tanto que directamente se suelen obviar, pero en realidad no hay para tanto. Bueno, un poco sí. No es que como juegos de la serie estén estas entregas muy inspiradas. Tampoco como juegos en general. Y esas animaciones...

¿SABÍAS QUE… las cinemáticas más infames de la saga Zelda fuera hechas por 6 animadores rusos?

Pues precisamente de esas animaciones queríamos hablarte en esta sección. La verdadera lacra de dos títulos para la consola de Philips con los que Nintendo quería quitarse la jaqueca de PlayStation y que al final terminaron aumentando el dolor de cabeza. Seguro que puedes visualizar esas escenas en este momento, y perdón por la imagen mental, pero es que son carne de memes.

Sin embargo, hay una explicación para esta diferencia entre las escenas cinemáticas y el apartado visual de los juegos Link: The Faces of Evil y Zelda: The Wand of Gamelon, que la verdad sea dicha, no está nada. Es como si los hubieran hecho dos empresas completamente diferentes, con personal enteramente diferente y un presupuesto paupérrimo para un desarrollo de esta envergadura. Pues sí, caliente, caliente.

En esta entrega de ¿Sabías que...? arrojaremos algo de luz sobre qué fue lo que pasó, y sobre todo, por qué se perpetraron estas ignominiosas animaciones que posteriormente sirvieron para hacer las delicias de Internet. Te lo contamos tras el salto.

¿SABÍAS QUE… las cinemáticas más infames de la saga Zelda fueron hechas por 6 animadores rusos?

Zelda y el nuevo mundo

Entre el bello y florido prado que conforman los juegos de la saga Zelda para los diversos sistemas de Nintendo, hay varias entregas que llaman la atención porque son, en fin, dejémoslo en que son especiales. Especialmente diferentes. Lo cierto es que la franquicia ya tuvo un leve traspiés con Zelda II: The Adventure of Link y su cambio de jugabilidad, pero no sería nada comparado con lo que supondría la llegada del CD-i y el acuerdo de Nintendo con Philips en busca de una contramedida para Saturn y PlayStation.

Las entregas de Zelda para CD-i son desafortunadamente famosas no ya por su calidad como juegos en sí, que no es que sea estelar, pero es verdad que sus animaciones para las secuencias cinemáticas que nos van narrando la historia son un lastre muy importante. De hecho, ha sido la fama de éstas lo que ha trascendido a los propios juegos, en concreto, a Zelda: The Wand of Gamelon y a Link: The Faces of Evil, parte del acuerdo entre Philips y Nintendo por el que se llevaría a cinco de los personajes de la gran N a la consola de discos compactos.

Como todo el mundo ha podido ver a estas alturas, son las animaciones de las mencionadas secuencias, que han llegado a inspirar un meme (al Rey Harkinian exclamando " Mah boi"), lo que realmente se esgrime cuando estos juegos salen a la palestra. Y no es para menos. Son horribles. El material del que están hechas las pesadillas. ¿Qué lleva a Animation Magic, desarrolladores que se encargaron de estos dos juegos, a generar este esperpento? La respuesta llega de la madre Rusia.

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Y para encontrarla hay que mirara hacia Dale DeSharone, fundador del estudio, que tuvieron que lidiar con un presupuesto bastante ajustado de un millón de dólares para los dos juegos, uno protagonizado por Link y otro con Zelda en el papel principal. Para poder gestionar mejor este presupuesto, ambos compartirían el mismo motor, que movería sprites en 2D sobre fondos, dicho sea de paso, de bella factura artística y elaborados en las oficinas del estudio en Cambridge, Massachusetts. A la mala pasa que les juegan los controles del juego, no especialmente óptimos, y alguna que otra caja de impacto, se le une la medida de emergencia que ha de tomar DeSharone, y que consiste en subcontratar a la empresa de Igor Razboff en San Petersburgo. Razboff, deseoso de trabajar con empresas de Estados Unidos, hace cruzar el charco a seis animadores que compartirán un apartamento durante meses.

Allí es donde estos animadores realizan las secuencias sobre papel, las escanean y las pasan al juego tras los adecuados retoques. El inconveniente, como contó el propio DeSharone a la revista Retro Gamer en su edición británica, es que estos animadores no son un grupo homogéneo. Cada uno tiene un diferente grado de experiencia y de talento, y si a eso le unimos que no han dispuesto de los recursos para aprender técnicas de animación que sí se suponen, y hasta exigen, a animadores americanos, el desastre está servido. Efectivamente, la ya peculiar animación soviética termina siendo un despropósito cuando es reflejada en el juego. Los personajes parecen sacados de un mal viaje de ácido y sus expresiones son altamente perturbadoras.

El resultado es historia que la propia serie Zelda quiere esconder bajo una alfombra, meter esa alfombra en un arcón cerrado bajo siete llaves y arrojar dicho arcón a la sima marina más profunda, justo donde Marvel quería dejar la película de Los 4 Fantásticos producida por Roger Corman. Aunque es justo señalar que de haber hecho un mejor trabajo con estas secuencias, y puesto que son la cara visible del juego, quizá la reputación de estos títulos hubiera sido algo mejor. Tampoco mucho, sinceramente.

Hasta aquí esta entrega de ¿Sabías que...? Volvemos en siete días con más curiosidades sobre videojuegos. Hasta entonces, alegra esa cara, pero no tanto como el Rey Harkinian, que da grima.

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