Comprobé por qué es la aventura narrativa de la que todo el mundo habla. Análisis de Dispatch

AdHoc Studio se postula como la nueva desarrolladora innovadora del género

Comprobé por qué es la aventura narrativa de la que todo el mundo habla. Análisis de Dispatch
Dispatch consigue conquistarnos con su historia de superhéroes
Publicado en Análisis

Hay juegos que llegan sin demasiado ruido y, aun así, se ganan un hueco inmediato entre lo mejor del año. Dispatch, el debut de AdHoc Studio —formado por veteranos de Telltale y de la escena narrativa moderna— parece ser uno de ellos. Lo que parecía otra aventura episódica más, ha conseguido ir llamando la atención a lo largo de las semanas con su doble estreno. De esta forma, en poco más de un mes, solo capítulos han sido suficientes para sorprender a los jugadores con una propuesta de lo más interesante.

Dispatch no solo quiere contar una historia, quiere devolver la fe en un género que llevaba años necesitando una sacudida, y lo hace con la historia de Robert Robertson, un antiguo superhéroe conocido como Mecha Man, ahora apartado de la vida heroica tras perder su traje y prácticamente todo lo que daba sentido a su vida. Es una premisa sencilla, pero lo que hace especial al juego no es el punto de partida, sino la manera de desarrollarlo.

Dispatch: precio, plataformas y dónde comprar

Dispatch 26
PlataformaPS5 y PC
Plataforma analizadaPS5
Fecha de lanzamiento22 de octubre de 2025
DesarrolladorAdHoc Studio
GéneroAventura narrativa
IdiomaTextos en español y voces en inglés

Dispatch es una aventura narrativa que presenta una comedia de oficina sobre superhéroes donde las decisiones importan, al más puro estilo de los juegos de Telltale Games. Sin embargo, en esta propuesta se gestiona un equipo de héroes inadaptados y se decide quién enviar a las emergencias por la ciudad mientras se equilibra la política de oficina, las relaciones personales y la propia misión de convertirse en un héroe.

El juego ha ido añadiendo sus capítulos semanalmente, estando disponible ahora los ocho episodios completos. Su duración suele rondar la hora, por lo que se trata de una propuesta para ir disfrutando poco a poco como si se tratase de una serie. Sus textos están traducidos al español y su doblaje es en inglés, contando con un reparto sensacional.

El antihéroe que necesitábamos

En lugar de caer en la épica vacía o en la parodia fácil, AdHoc apuesta por una historia humana, donde el mayor poder de Robert no está en un traje metálico, sino en su capacidad para gestionar, escuchar y guiar a un grupo de exvillanos con más problemas que méritos en su currículum: la famosa Z-Team.

Lo que podría haber sido un tropo más del humor superheroico se convierte en uno de los aspectos más cuidados del juego: un plantel de personajes que se mete bajo la piel y que sostienen la historia con una naturalidad que pocas aventuras narrativas consiguen. La Z-Team es, sin exagerar, el gran acierto de Dispatch.

Invisigal, Prism, Golem y compañía están llenos de pequeñas contradicciones, dramas cotidianos y momentos de brillantez que hacen que el jugador quiera conocerlos, protegerlos y, en ocasiones, mandarles un descanso porque lo están pasando fatal.

El juego sabe cuándo ser divertido, cuándo ser emotivo y cuándo dejar que el silencio hable. Un punto a destacar aquí es el papel fundamental del reparto de voces: el nivel actoral es de auténtica serie premium, con nombres como Aaron Paul, Laura Bailey o Jeffrey Wright entregando algunas de sus mejores interpretaciones. Puedes consultar la entrevista que tuvimos con algunos de ellos.

Un sistema de gestión inesperado que funciona

Lo sorprendente de Dispatch es que, siendo una aventura guiada por decisiones, su mejor truco no está solo en la narrativa, sino en su capa jugable. La parte de “dispatching” —la tarea de enviar héroes a misiones— podría haber sido un minijuego anecdótico, pero termina siendo un componente estratégico con mucha más profundidad de la que parece.

Misiones que expiran, héroes que necesitan descansar, combinaciones que aumentan o reducen probabilidades de éxito, pasivas únicas, sinergias inesperadas, “misiones trampa” que castigan la improvisación… Dispatch convierte la gestión de la Z-Team en un auténtico puzle táctico.

Lo mejor es que todo está integrado de forma orgánica en la historia, reforzando la sensación de que realmente estás liderando a un equipo con fortalezas, debilidades y cicatrices. El resultado es un equilibrio muy poco habitual: una aventura narrativa que se juega tanto con el corazón como con la cabeza.

Un mundo que respira más allá del jugador

Uno de los aspectos más llamativos de Dispatch es cómo su mundo parece seguir funcionando aunque no estés mirando directamente. Los eventos en Los Ángeles no se sienten como simples misiones generadas al azar: tienen coherencia, continuidad y, a veces, incluso consecuencias narrativas inesperadas. Esa sensación de ciudad viva, siempre al borde del caos pero sorprendentemente humana, potencia la inmersión y refuerza la idea de que Robert no está liderando a un puñado de iconos de cómic, sino a personas reales enfrentándose a un trabajo que, por heroico que parezca, también es agotador, ingrato y lleno de momentos absurdos.

La organización SDN, por su parte, actúa como un microcosmos del propio juego: burocrática, caótica y llena de contradicciones. Lo que podría haber sido un simple “decorado corporativo” termina siendo un escenario donde se cocinan algunos de los mejores momentos del juego. Discusiones en el pasillo, tensiones en la sala de descanso, dinámicas de equipo que se transforman en tiempo real… Dispatch entiende mejor que muchos títulos cómo funcionan los entornos laborales, y lo traslada al universo superheróico con una naturalidad sorprendente.

Este enfoque dota al juego de una identidad propia: no estamos ante un mundo donde los héroes salvan el día una y otra vez desde la grandilocuencia, sino ante un ecosistema narrativo donde el verdadero conflicto está en equilibrar deber, emociones y logística. En un género saturado de grandes amenazas y discursos épicos, Dispatch destaca justamente por lo contrario: por recordarnos que la valentía también existe en los márgenes, en las pequeñas decisiones, en los silencios compartidos y en la forma en que un grupo roto aprende a funcionar como familia.

Episodios con ritmo de serie: un formato que le sienta de maravilla

AdHoc recupera el formato episódico clásico, pero con una ejecución más madura. Cada capítulo termina en lo más alto, cada cliffhanger está medido al milímetro y el ritmo general recuerda más a una producción televisiva contemporánea que a un videojuego tradicional.

El formato del lanzamiento con doble episodio ha hecho que su comunidad de jugadores comente durante cuatro semanas el juego, teorizando sobre el futuro de la Z-Team o analizando el impacto de ciertas decisiones. Si bien es cierto que ha habido otros títulos que han intentado parecerse a una serie; Dispatch simplemente lo consigue sin forzar nada.

Un apartado audiovisual que sabe cuándo brillar

Visualmente, Dispatch apuesta por un estilo cartoon 3D con mucha personalidad, animaciones llenas de microgestos y una puesta en escena que sabe cuándo callar y cuándo elevar la emoción. La banda sonora está a gran nivel, pero son las canciones licenciadas las que terminan marcando momentos memorables: varios temas indie encajan tan bien que elevan escenas completas al terreno de lo inolvidable.

+ Pros

  • Una narrativa sólida con ritmo de serie moderna
  • Personajes memorables y un reparto de voces de primer nivel
  • Sistema de gestión sorprendentemente profundo y adictivo
  • Dirección artística y banda sonora que multiplican la inmersión

- Contras

  • Algunas decisiones acaban convergiendo más de la cuenta
  • Pequeños fallos técnicos y QTEs poco inspirados
90Sobre 100

Conclusión de Dispatch

AdHoc Studio firma uno de los mejores debuts del año y una de las sorpresas más gratas del panorama narrativo reciente. Dispatch combina personajes memorables, una historia sincera, humor inteligente, decisiones con peso emocional y un sistema jugable que suma, en lugar de restar.

Es un juego que funciona como comedia laboral, como drama superheroico, como aventura interactiva y como experiencia estratégica ligera. Todo ello sin perder su identidad en ningún momento. De esta forma, se convierte en un imprescindible para amantes de las aventuras narrativas... y una puerta de entrada perfecta para quienes creían que el género ya no tenía nada nuevo que ofrecer.

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