Impresiones finales de Fire Emblem Engage - El anillo de poder
Jugamos los 8 primeros capítulos de Fire Emblem Engage, el primer gran lanzamiento de Nintendo Switch en 2023.

2022 fue un año de ensueño para Nintendo Switch, esa máquina que parece tener una varita capaz de transformar en oro todo lo que toca. La consola híbrida de Nintendo ha contado con grandes lanzamientos, pero no quiere detenerse ahí y va a comenzar 2023 por todo lo alto, volviendo a demostrar un ritmo de lanzamientos y diferentes propuestas que no tiene rival en el sector. El encargado de dar el pistoletazo de salida en este nuevo curso será Fire Emblem: Engage, la nueva entrega de la reconocida y exitosa licencia desarrollada por Intelligent Systems.
Nosotros ya hemos tenido la suerte de adentrarnos en su nueva aventura para jugar los 8 primeros capítulos de Fire Emblem: Engage, a través de los cuales podemos ofrecerte unas impresiones finales previas al análisis del título para que puedas hacerte una idea de lo que se avecina y de cómo iniciará el año Nintendo Switch para continuar la estela de uno de los cursos más completos que se recuerdan. Teniendo en cuenta que este año será en el que se estrene también The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, la compañía japonesa apunta alto.
Una historia muy manida en el JRPG

Alear es el Dragón Divino, que despierta de un largo letargo sin recordar su cometido.
No es que sea lo más importante de un título de estrategia, pero en Fire Emblem la historia siempre ha sido determinante por unos u otros motivos. Aunque cuenta con un buen planteamiento y su desarrollo, al menos hasta el momento, resulta atractivo, me provoca cierto hastío que se recurra a prácticas tan manidas en el JRPG como que el personaje protagonista pierda la memoria sobre quién es, cuál es su cometido y qué pinta en medio de toda esa historia tras un largo letargo. Por supuesto, la tarea del jugador es desentrañar todos estos misterios y llegar al fondo del asunto mientras el juego va poniendo miguitas de pan con pequeñas pinceladas de hacia dónde se dirige el guion.
En Fire Emblem Engage acompañamos a Alear, el Dragón Divino, para salvar el continente de Elyos de una amenaza emergente en su mundo: el Dragón Caído. Para ello, el protagonista cuenta con la ayuda de los Emblemas, héroes legendarios que sirven de ayuda en batalla para derrotar a las huestes enemigas y alzarse con la victoria.
Tácticamente acertado, aunque algo simple en el diseño de niveles

En batalla, el juego ofrece infinidad de opciones para tener toda la información de lo que sucede.
Más allá de la línea argumental, en la que por supuesto no ahondaré para no estropearle la sorpresa a nadie, el otro elemento principal de Fire Emblem Engage son los combates tácticos. Y prácticamente el único, aunque de eso hablaré más adelante. Tras una secuencia de cinemáticas que le dan sentido a la historia se inicia un combate con los miembros del equipo frente a los enemigos que se interponen en su camino. Lo primero que he de decir al respecto es que es realmente agradable poder seleccionar que los compañeros caídos no regresen en futuros combates, lo que te obliga a tener extremo cuidado a la hora de lanzar acometidas suicidas contra varios enemigos. Aunque para ello, el juego también permite rebobinar y ejecutar una estrategia más adecuada.
Con ello, los combates son pausados, en los que hay que meditar cada movimiento que se hace con una unidad y pensar bien en la táctica que va a ejecutar el equipo rival a continuación. El planteamiento resulta de lo más gratificante, especialmente para los amantes del género, que encontrarán una ingente cantidad de opciones entre los aliados para probar todo tipo de clases de personajes que puedan ejecutar diferentes acciones y aportar versatilidad a la partida. Además, la posesión de anillos con emblemas y la fusión de ellos con el personaje puede inclinar la balanza a favor -o en contra- si se sabe usar en el momento adecuado.

Las fusiones entre personajes y emblemas son devastadoras en sus ataques y habilidades.
Desde luego, en todo lo relativo a los combates, Fire Emblem Engage se luce y ofrece como resultado un juego divertido, muy táctico y gratificante. No así con su diseño de niveles, al menos en lo que respecto a estos primeros ocho capítulos, en los que se desarrollan de manera simple y sin demasiadas sorpresas. Puedes romper un muro por aquí, utilizar una ballesta por allá, pero poco más en lo referente a usar el entorno en tu favor para que cada batalla sea diferente de la anterior. En ese sentido, echo en falta algo más de originalidad a la hora de utilizar los movimientos argumentales para darle un sentido mayor al avance, aunque sí que se nota un esfuerzo por ir introduciendo nuevas mecánicas cada capítulo, por lo que probablemente sea algo en lo que cambie de opinión en relación al análisis.
La sensación general con Fire Emblem Engage y sus combates tácticos es que todo encaja como debe y que se mueve como pez en el agua, con esa pausa necesaria y la fluidez justa para que el jugador sea capaz de adaptarse a todas las nueva lecciones, sin saturarse con tanta información y conociendo a los personajes y sus habilidades de buen grado. Por el momento no está siendo un título muy desafiante, aunque he de admitir que ya he perdido a algún que otro personaje por el camino.
Tareas y misiones secundarias aceptables, sin demasiada profundidad

Tras cada capítulo o batalla hay un impás en el que se puede conversar con los compañeros del grupo.
No obstante, Fire Emblem Engage no se centra únicamente en batallas principales que, por cierto, son una por cada uno de los capítulos del juego, sino que también incluye tareas secundarias para ampliar la experiencia. Las más simples son las escaramuzas, batallas secundarias para defender territorios ya conquistados con anterioridad que han sido atacados por huestes enemigas, por lo que son una ocasión perfecta para subir de nivel a las unidades o probar otras nuevas que te has ido encontrando por el camino. Su planteamiento es idéntico al de las batallas principales, salvo porque hay que derrotar necesariamente a todos los enemigos, en lugar del objetivo principal de cada misión.
Por otro lado, se encuentra el Somniel, la base de operaciones del Dragón Divino y sus aliados. Aquí se pueden realizar diversas acciones, como comerciar con objetos, armas y armaduras o adoptar animales que encuentres por todo el mundo y criarlos para que te aporten materiales que te puedan ayudar a fabricar otro tipo de recursos. Además, también se puede afianzar las relaciones con los personajes del grupo y así aumentar su afinidad, tanto con el Dragón Divino como con sus emblemas, en caso de que los porten, y así hacer aumentar su vínculo y poder. Hay más opciones en este lugar, pero no se nos permiten hablar de ellas en este punto.

A través del mapa se pueden acceder a las misiones principales, las escaramuzas y el Somniel.
La sensación general que deja lo secundario en Fire Emblem Engage es que son un complemento decente, sin más. No hay una gran profundidad en sus actividades y se centran en hacerte escapar de las batallas para dar una sensación falsa de simulación de vida y de gestión de recursos en un entorno muy limitado. De hecho, es algo de lo que adolece el título en general: no hay entornos semiabiertos. Todo se centra en pequeños lugares en los que realizar un par de tareas y pasar al siguiente capítulo, algo que justifica uno de los mejores aspectos del título y del que hablaré a continuación.
Un portento a nivel visual que quita el hipo

La calidad de la imagen de Fire Emblem Engage es impresionante.
Y es que Fire Emblem Engage es, sin duda, el mejor juego a nivel visual que ha llegado a Nintendo Switch, con unos estándares de calidad soberbios y que, en Nintendo Switch OLED, dejan imágenes tan magníficas como las que pudes ver en este artículo de impresiones. La primera cinemática te quita el hipo, pero es que esa excelsa dirección artística se mantiene en todos los momentos del juego, regalando escenas impresionantes y que parecen sacadas de un anime, en lugar de un videojuego. Sorprendente se le queda corto.
Obviamente, la calidad desciende en las batallas, ya que el jugador debe tener una visión periférica del terreno y los personajes se transforman en miniaturas sobre el campo para poder ejecutar todas las acciones que se deseen. Sin embargo, incluso en estos momentos el juego se ve increíble y, en cuanto al rendimiento, se desenvuelve con una soltura fantástica y sin ningún tipo de incoveniente en la jugabilidad. Además, las animaciones de combate son maravillosas, con un soberbio uso de la iluminación y una paleta de colores muy viva, que le aporta aun más belleza si cabe a la estampa general del juego. He de admitir que ha superado toda mis expectativas, pues no esperaba que luciría tan nítido, bonito y espectacular. Diez de diez.
Fire Emblem regresa con ganas de romper los esquemas

Hay todo tipo de animales en Fire Emblem: Engage que se pueden adoptar.
Las impresiones que me deja Fire Emblem Engage son tremendamente positivas y todo apunta a que se convertirá en un nuevo éxito tocado por esa varita de oro que tiene Nintendo Switch. Aunque se echan en falta más tareas secundarias y un imaginario mayor en el diseño de niveles para sacarle más partido a los entornos, la propuesta de Intelligent Systems cuenta con los ingredientes necesarios para convertirse en otro de esos títulos imprescindibles en cualquier estantería de un poseedor de la consola híbrida de Nintendo. Aún es pronto para lanzar las campanas al vuelo, pues tocará leernos en unos días con el análisis, pero Fire Emblem Engage es un título tanto táctica como técnicamente impresionante.