Primeras impresiones de Pragmata - La gran sorpresa que puede dejar 2026
Capcom tiene entre manos uno de los proyectos más interesantes que he podido jugar en las últimas fechas. Pragmata puede ser una de las sorpresas más agradables del catálogo de 2026

Capcom es una de las empresas más activas en la Gamescom 2025 y aunque Resident Evil Requiem puede ser el título que genere un mayor impacto por su nombre y la importancia de la saga, no es el único que pretende generar un buen sabor de boca entre el público que asiste a la feria alemana. Pragmata es otra de esas propuestas que lleva unos años en boca de la industria, aunque no siempre por buenos motivos. Sus constantes retrasos y la falta de novedades en torno a su desarrollo han generado un clima de desconfianza en torno a la nueva propuesta de la compañía japonesa, algo que han conseguido disipar fácilmente con algo menos de una hora de juego.
Durante estos días me encuentro en Colonia para probar algunas de las grandes novedades que ofrece la Gamescom 2025, pero de manera anticipada, hace unas semanas tuve la ocasión de probar Pragmata en un evento realizado por Plaion en Madrid. Si bien es cierto que tras lo mostrado en eventos anteriores el juego me había dejado algo frío, al ponerme a los mandos sentí que estaba jugando algo fresco y que se alejaba de las propuestas tradicionales de acción, ofreciendo un sistema de lo más atractivo y divertido que no solo premia la precisión del jugador, sino también su habilidad a la hora de resolver puzles en medio de la refriega. Una apuesta realmente divertida y que me ha impresionado, situando a Pragmata entre mis juegos más esperados del catálogo de 2026.
La acción espacial llevada a un nuevo nivel
Existen muchos juegos de acción espacial en el sector del videojuego, por lo que da la impresión de que todo está inventado en este género. Y puede que haya algo de razón en dicha afirmación, porque a fin de cuentas todos acaban bebiendo de mecánicas similares con diversos tintes que intentan escapar de los convencionalismos. Sin embargo, no esperaba que Pragmata me sorprendiera con algo tan simple como un sistema de hackeo que es capaz de dar un vuelco por completo a toda la jugabilidad de la propuesta. El título se presenta como un juego clásico de acción situado en un entorno espacial, donde controlas a Hugh Williams, un miembro del equipo de expedición enviado a investigar la estación de investigación lunar después de que se pierde el contacto.
Hasta este momento todo parece entrar en los planes de cualquier juego del género: cuentas con cierto arsenal de armas con las que hacer frente a enemigos robóticos que amenazan el ecosistema, por lo que tienes que hacer uso de la precisión de los disparos para acabar con ellos. No obstante, cuando la joven Diana entra en juego, todo cambia. Diana es una androide capaz de hackear la IA de los enemigos para freir sus sistemas y permitir que sus defensas se desmonten, con lo que los ataques de Hugh son mucho más eficaces y permiten acabar con los enemigos de una manera más sencilla. Puede parecer una premisa de lo más simple y que no reinventa nada sobre el papel, pero lo cierto es que al probarla es uno de los sistemas más satisfactorios e interesantes que se puedan encontrar en un título de acción de estas característias.
El hackeo, la magia que hace bailar a Pragmata en el género

El sistema de hackeo es lo más interesante de la acción de Pragmata.
Para poder ejecutar esta mecánica de hackeo, Pragmata dispone de una cuadrícula que activa Diana, a través de la cual el jugador tiene que ejecutar una combinación de botones con los que desplazarse de manera horizontal y vertical por ella siguiente el patrón que desee, pero pasando por unos puntos clave para resolver el puzle. Aunque en un inicio parece algo simple, a medida que avanzaba por la demo descubría nuevas opciones, como la posibilidad de conseguir escudos que aparecen en la cuadrícula que, si se seleccionan, provocan un descenso aún mayor de la defensa de los enemigos. Esto abre un abanico inmenso de opciones respecto a lo que se pueda hacer en niveles más avanzados, con nuevos potenciadores que permitan sacar el mayor partido posible a este sistema de hackeo si se ejecuta de la manera correcta.
Todo ello, además, sin que la acción se detenga, por lo que mientras el jugador está intentando resolver el puzle, el combate se mantiene en tiempo real, por lo que hay que esquivar las acometidas de los enemigos y tratar de hacerles daño para aturdirles al tiempo que se sigue el patrón de la cuadrícula. Si Hugh recibe daño, el camino del laberinto se reinicia, por lo que es un factor a tener muy en cuenta en el momento y forma en el que se intenta realizar el hackeo, pues en niveles avanzados es muy probable que los enemigos dejen menos respiro de lo que pude disfrutar en esta demo, por lo que puede ser un absolut desafío cómo se ejecute en estos momentos.

Los escudos son esenciales para los laberintos de hackeo.
Lo cierto es que este sistema es una sorpresa de lo más agradable y que apunta maneras. Puede parecer un poco engorroso al principio por la necesidad de hacer uso de numerosos botones para ejecutar el desplazamiento por el laberinto, pero resulta de lo más intuitivo y genera un bucle muy atractivo, por lo que creo que es uno de esos sistemas que puede marcar completamente la diferencia a medida que avance el juego. Solo pude probarlo durante algo menos de una hora, pero la sensación que me dejó fue muy positiva, por lo que esta primera toma de contacto con Pragmata ha superado todas las expectativas, principalmente por la mecánica que a priori parecía menos atractiva y que se postula como todo un éxito.
Un combate contra jefe de lo más espectacular

El combate contra el jefe de la demo es espectacular.
Más allá del genial sistema de hackeo y de una breve exploración con puzle incluido en el que había que activar varios generadores que abrían una puerta, esta demo de Pragmata destaca por un espectacular combate contra jefe. Una mole mecánica que intenta poner las cosas realmente difíciles a Hugh y Diana y que regala uno de esos momentos de acción que te dejan con un gran sabor de boca por tener que estar en constante movilidad, hacer uso de tu habilidad y de los recursos que te ha presentado el juego en los momentos previos a ese enfrentamiento. Sin duda, un momento estelar para dar fin a la prueba jugable que te aporta esa sensación de querer seguir jugando unas cuantas horas más.
Durante este enfrentamiento, las habilidades de Hugh y Diana se unen para presentar una simbiosos fantástica que da lugar al uso desmedido del hackeo de la androide con la esquiva de ataques del astronauta. Es una danza monumental en la que todo el tiempo estás haciendo algo para tratar de dañar al enemigo o reducir su barra de estamina, al tiempo que también se activa la habilidad de hackeo especial que sirve como un golpe descomunal para hacer mucho más daño cuando se cumplen las condiciones específicas para ello. Lo cierto es que me divertí mucho en este momento de la prueba jugable, porque ya había conseguido adaptarme a la perfección para la resolución de los laberintos y resulta de lo más satisfactorio ver cómo el juego intenta ponerte las cosas difíciles en todo momento para que no te sea nada sencillo conseguirlo.

Mezclar las habilidad de Hugh y Diana es esencial para salir victorioso.
Creo firmemente que este es uno de los puntos fuertes de la demo que nos dejó probar Capcom, ya que aúna todas las virtudes que puede tener Pragmata y en un estado muy inicial de su propuesta, por lo que deja la sensación de que puede evolucionar a grandes rasgos con el paso de las horas, mejorando todas las técnicas se las que disponen los protagonistas al tiempo que los enemigos intentan presentar un reto cada vez mayor. Desde luego, las credenciales son magníficas, por lo que solo queda esperar hasta volver a ponerse a los mandos para saber si esas grandes sensaciones iniciales se acaban confirmado con el producto final.
No es una locura técnica, pero cumple con los cánones de Capcom

A nivel técnico, Pragmata no alcanza la excelencia.
El RE Engine de Capcom ha conseguido auténticas virguerías en los últimos años, demostrando que la firma japonesa dispone de uno de los mejores motores gráficos del sector en estos momento. Con Pragmata no ofrece esa sensación de dejarte con la boca abierta ante lo que tienes frente a la pantalla como sí que puede ocurrir con Resident Evil Requiem, pero cumple con lo que se puede esperar de un juego menos ambicioso de la compañía. Aunque hay texturas algo más irregulares, el juego luce realmente bien y con una acción fluida para todos los elementos que se reúnen en la estación espacial en la que se desarrolla esta prueba jugable, por lo que en términos de rendimiento las sensaciones son realmente buenas. No obstante, hay que destacar que la densidad del entorno y de los enemigos no era especialmente exigente, por lo que podría cambiar en el producto final.
Probablemente no es el juego con el que mejor se pueda lucir Capcom en términos gráficos y técnicos, pues a nivel de diseño sí que peca de ser un título más genérico. Pragmata cumple con todo aquello que se puede esperar de un juego de ciencia ficción basado en el espacio, por lo que no hay grandes alardes en diseño de niveles ni de entornos. Los responsables no quieren sorprender en este aspecto, sino con una dinámica jugable que consiga ofrecer algo único y destacable en el género y al menos eso sí que lo han conseguido con creces.
Pragmata tiene toda mi atención para su lanzamiento en 2026

Por lo que he podido probar hasta el momento, Pragmata se ha convertido en una grata sorpresa. Su acción ofrece una propuesta fresca, diferente y muy prometedora que puede evolucionar sobremanera con el paso de las horas, cuando sus mecánicas maduren los suficiente y permitan nuevas opciones. Capcom ha conseguido generar un título que, si bien no puede entrar por los ojos ante un género muy poblado, al ponerte a los mandos te atrapa desde el primer momento, por lo que no le perderé la pista a todo aquello que la compañía japonesa decida mostrar para impresionar al público de manera previa a su lanzamiento en un momento por determinar de 2026.