Anthony Hopkins usó su mayor fobia para hacer a Hannibal Lecter
El mítico psicópata que aterrorizó a una generación no hubiera sido igual si Hopkins no hubiera añadido esto.

El silencio de los corderos (1991), dirigida por Jonathan Demme, ha pasado a la historia del cine como uno de los thrillers psicológicos más recordados, dejando una huella permanente en el público. Es una adaptación de la novela de Thomas Harris que trata el mundo de la psicopatía de una manera fría e impactante, en la que el papel de Anthony Hopkins es determinante para el éxito de la saga de Hannibal Lecter.
Este personaje saltó a la fama con la primera entrega El silencio de los corderos, en el que el psicópata interpretado por Hopkins desarrolla una relación intrigante con la agente del FBI Clarice Starling, brillantemente interpretada por Jodie Foster, que con solo una conversación queda atrapada en el juego mental del astuto asesino en serie.

Clarice Sterling y Hannibal Lecter en El silencio de los corderos
La película se mueve entre el suspense y la imagen terrorífica de un Hannibal Lecter que con una mirada consigue transmitir el terror psicológico, igual que lo hacía Jack Torrance en El resplandor. La película nos sugiere un viaje por la mente de un maníaco inteligente y narcisista que parece tener la situación bajo control en todo momento.
Mientras, la agente Starling juega con fuego intentando conseguir la ayuda de Lecter para atrapar a otro asesino llamado Buffalo Bill, el verdadero antagonista de la película. Y es que resulta impactante como Anthony Hopkins robó todo el protagonismo a este personaje con tan solo 16 minutos en pantalla, 16 minutos que le darían para conseguir su primer Oscar.

Hannibal Lecter en El silencio de los corderos
Anthony Hopkins, un actor entregado a sus personajes
El silencio de los corderos catapultó la carrera de Hopkins no solo por el Premio de la Academia, si no por la oportunidad que tuvo de demostrar su capacidad para mimetizarse en los personajes que interpreta, captando a la perfección la esencia de estos. Tanto fue así que, para interpretar a Hannibal, Hopkins no pestañeó ni una vez en ninguna de sus escenas, ya que se inspiró en el psicópata y asesino real Charles Manson para el papel, el cual casi nunca parpadeaba en las entrevistas.
Además, ha demostrado ser un actor versátil con sus actuaciones en otros géneros como dramas con Lo que queda del día (1993) o El padre (2020), comedias en Los dos papas (2019) o incluso películas de aventuras con su papel en Thor (2011), película que ha generado recientemente alguna que otra polémica entre los fans de Marvel.

Anthony Hopkins interpretando a Hannibal Lecter
La manera de dirigir de Demme en esta película es brillante, consiguiendo potenciar la tensión en el espectador con escenarios oscuros y primeros planos que intensifican las expresiones de los personajes. El silencio de los corderos consiguió acumular cinco Premios de la Academia, entre ellos el ya mencionado Oscar al mejor actor para Anthony Hopkins, el Oscar a la mejor actriz para Jodie Foster y el Oscar para el propio Demme como mejor director. El silencio de los corderos está disponible en Amazon Prime Video, donde puedes encontrar otras muchas películas de terror.
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El mítico psicópata que aterrorizó a una generación no hubiera sido igual si Hopkins no hubiera añadido esto
Una de las claves para el éxito del personaje de Anthony Hopkins, Hannibal Lecter, tiene que ver con su mítica estética. La imagen pulcra de un hombre engominado, afeitado y vestido de un blanco impoluto, contrasta con la sangre que el director utiliza para generar una fuerza visual muy impactante. Lo cierto es que esta acertada vestimenta no era la idea inicial del director que, gracias a Hopkins, cambió de opinión.
En un principio el Dr. Hannibal Lecter aparecería con un mono naranja de preso común, una elección tomada sin darle demasiada relevancia al vestuario del personaje. Pero Anthony Hopkins propuso caracterizar al psicópata como un dentista, sí, su mayor fobia. Convenció a Jonathan Demme y a Collen Atwood (diseñadora de vestuario) para darle al personaje un look mucho más clínico acorde con la imagen de un psicópata calculador y frío que todo lo mantiene bajo su control.
De esta manera llegaría a la gran pantalla uno de los looks más icónicos y reconocibles del cine que, de la mano del brillante Anthony Hopkins, se convertiría en la clave para el éxito de las siguientes películas de la saga de Hannibal Lecter, Hannibal (2001), Dragón rojo (2002) y Hannibal, el origen del mal (2007).