El silencio de los corderos tiene una versión moderna no oficial que es igual de buena
Acción trepidante, drama y misterio, así se compone la fórmula creada por Damián Szifrón que nos recuerda a El silencio de los corderos

Aunque han pasado más de tres décadas desde su lanzamiento, El silencio de los corderos es considerada por muchos como la mejor película de suspenso psicológico de todos los tiempos. Sin embargo, todo parece indicar que ahora enfrenta un rival digno, ya que, Misántropo ha superado las expectativas al punto de ser catalogada como su versión moderna.
Si bien Damián Szifrón toma prestadas algunas ideas de los clásicos del género, como Seven (1995) y Zodiac (2007) de David Fincher, consigue traer la historia al escenario actual mediante la inclusión de temas que ahora mismo aquejan a la sociedad. Su punto fuerte radica en que presenta el rostro del asesino en el momento de mayor clímax, algo similar a lo visto en Longlegs (2024), la película de Nicolas Cage que uno de los mejores thriller psicológico del momento, pero con la diferencia que el misterio se resuelve de una forma más adecuada.
¿De qué trata Misántropo?

Atrapar a este asesino se convierte en una búsqueda sin fin
La historia sigue Eleanor Falco, interpretada por Shailene Woodley, una policía de bajo rango reclutada para formar parte del FBI en un caso de homicidio múltiple. Si bien la mujer es bastante retraída, su talento despertó la atención del agente especial Geoffrey Lammark, quien la considera una pieza clave para resolver un feroz ataque que dejó 29 fallecidos.
La captura del homicida se convierte en una cacería sin tregua. No existe ninguna pista acerca de las razones del brutal crimen y mucho menos, sobre la identidad del asesino.
A diferencia de otros thrillers policiacos, la trama se enfoca en las consecuencias de la masacre, lo que convierte a la producción en una obra elíptica que explora la complejidad de la mente humana, mientras ofrece una crítica social con un poderoso trasfondo político. Asimismo, presume de una de las mejores escenas de francotirador de los últimos años.
Un thriller impactante que sorprende desde el inicio
Desde el primer minuto, Misántropo sumerge al espectador en una trama donde la acción se mantiene como tono principal, y sirve para enmarcar las altas dosis de drama e intrigas que caracteriza a la historia. La primera secuencia muestra la alegría de la Nochevieja en Baltimore, sin embargo, en cuestión de segundos, las celebraciones se ven opacadas por una masacre impactante e imposible de predecir.
No existe ningún tipo de introducción o preparación, el cineasta utiliza la inmediatez para sorprender a los espectadores. De igual modo, se aleja de la violencia gráfica y prolongada, su propuesta está apoyada en la escala del ataque y la brusquedad.
De esta forma, la presentación del asesino revela el nivel de la amenaza. Su precisión milimétrica al momento de disparar refleja su destreza, no hay disparos fallidos, todas las víctimas mueren de un disparo en la cabeza, los ataques grotescos y sangrientos, son reemplazados por una secuencia que resume la brutalidad del homicida.
La combinación perfecta entre lo clásico y lo moderno

Misántropo es la perfecta combinación entre lo mejor de lo clásico y lo maravilloso de lo moderno
Contrario a lo que suele suceder en este tipo de producciones, el eje central de la trama no recae únicamente en los detectives, Misántropo explora el pánico generalizado que produce un ataque de esa magnitud.
La búsqueda del asesino se fusiona con las noticias que ofrecen los canales y las expectativas de la colectividad. Sin embargo, esto no desvía a Misántropo de su subgénero, solo sirve de apoyo ante la intención de intensificar el argumento y llevarlo al entorno actual. A pesar de la inclusión de elementos modernos, la trama sigue siendo la persecución de un asesino en serie.
En definitiva, Misántropo se destaca por el nivel preciso de violencia repentina y la forma perfecta en la que retrata la amenaza que supone un asesino en serie. Sin embargo, merece alabanza la equilibrada combinación de los elementos clásicos del género, como el juego del gato y el ratón, con el consumo de medios. Asimismo, si bien el personaje de Shailene Woodley está encasillado en los estereotipos, su actuación no solo permite apreciar la conexión emocional que existe entre la novata del FBI y el asesino, sino también sus propias luchas internas.