Las 7 mejores películas de Alfred Hitchcock
Aunque la filmografía de Alfred Hitchcock se compone de un sinnúmero de piezas fascinantes, estas se encuentran entre las mejores

Nacido en Londres, Alfred Joseph Hitchcock fue un director, productor y guionista de cine que, durante más de seis décadas, consiguió establecer un estilo cinematográfico único. Como pocos en su categoría, la entrega del cineasta no conocía límites. Por ello, el FBI lo investigó debido a una de sus películas. Actualmente, es considerado un pionero en el uso de algunas de las técnicas que distinguen al género suspenso y el thriller psicológico.
Además de imitar la mirada de una persona empleando una cámara, en sus producciones abundan los encuadres, de esta manera, el espectador es obligado a participar, mientras se enfrenta a un montaje fílmico capaz de despertar miedo, ansiedad e incluso, empatía.
A lo largo de impecable trayectoria, dirigió alrededor de cincuenta películas y se ganó el reconocimiento como el “Maestro del Suspenso”. Si bien todas sus obras se merecen un espacio en la lista, nos quedamos con las producciones que lo convirtieron en uno de los artistas más influyentes del mundo del cine, y que se resisten al paso del tiempo.
- Náufragos (1944)
- Con la muerte en los talones (1959)
- Rebeca (1940)
- La soga (1948)
- Psicosis (1960)
- La ventana indiscreta (1954)
- Vértigo (De entre los muertos) (1958)
Náufragos (1944)

Un proyecto con una alta dosis de tensión que te mantendrá con los ojos pegados a la televisión
Indiscutiblemente, una de las producciones más ambiciosas de Hitchcock. La supervivencia e intriga se entrelazan en un filme que rompe los esquemas tradicionales de las películas de guerra, pues si bien está ambientada en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, el escenario limita la acción a un bote salvavidas que queda a la deriva en medio del mar.
La tensión latente se incrementa cuando los tripulantes descubren que entre ellos se encuentra un espía alemán, por lo que deben decidir si sacrificarlo o no. Aunque se trata de un proyecto de bajo perfil, tiene las suficientes tensiones y crisis para mantener al público al filo del asiento. El desarrollo de los personajes es su punto fuerte, así como sus asombrosos detalles visuales.
Con la muerte en los talones (1959)
El talento de Cary Grant se hace sentir en una producción que sirvió de base a las mejores producciones de espías que se han realizado hasta el momento, incluyendo la reconocida franquicia James Bond.
El argumento gira en torno a Roger O. Thornhill, un ejecutivo publicitario que termina envuelto en una conspiración de espionaje, después de ser confundido con un agente del gobierno. Después de ser secuestrado, es llevado a una mansión donde es interrogado por unos espías. Aunque consigue escapar antes que lo asesinen, el hombre acude a la policía y regresa al lugar, sin sospechar de la sorpresa que le espera.
Rebeca (1940)

La historia tan inusual cautivó a una cantidad infinita de personas en su época
Laurence Olivier interpretó a Maxim De Winter, un viudo aristócrata inglés que se enamora de una humilde y joven dama de compañía. Después de contraer matrimonio, ambos regresan a Inglaterra para ocupar la residencia habitual de Maxim. Sin embargo, la nueva señora De Winter descubre que cada rincón de la mansión tiene tatuado el recuerdo de Rebeca.
Esta producción fue galardonada con el Premio Oscar en la categoría Mejor Película, algo lógico teniendo en cuenta la inusual historia de amor que plantea esta adaptación de la novela homónima, publicada por Daphne du Maurier en 1938.
La soga (1948)
James Stewart y John Dall se encargaron de protagonizar lo que se resume en un experimento formal y audaz de Hitchcock. La razón de ello radica en que fue filmada de forma tal que simula una toma continua, una técnica poco explorada.
A diferencia de otras producciones del director, el argumento convincente e inquietante de La soga despierta el sentimiento de empatía con los asesinos, mediante un tipo de entretenimiento que es provocativo y perverso a la vez. Respecto a la historia, sigue a un profesor que sospecha acerca de la participación de dos antiguos alumnos en un asesinato.
Psicosis (1960)

El grito de terror más característico de toda la historia del cine
Durante poco más de 40 minutos, la película protagonizada por Anthony Perkins y Janet Leigh consiguió atemorizar a un sinnúmero de espectadores, sin mostrar nada, ya que pertenece a la lista de filmes escalofriantes donde nunca vemos al monstruo, y dejan todo a la imaginación.
La pista falsa sobre la identidad del asesino, incrementa el impacto ante un giro argumental completamente inesperado. Pero lo más aterrador, radica en que Norman Bates parece ser una persona tranquila, modesta y que siente amor real por su madre, de ahí que pocos esperan su participación en un crimen.
La ventana indiscreta (1954)
James Stewart y Grace Kelly fueron los protagonistas de una obra maestra del voyeurismo. El nivel de suspense e intriga sobrepasa las emociones que brinda el slasher moderno. La ventana indiscreta se considera un ejercicio intenso y emocionante, que refleja lo peligroso que puede resultar seguir los impulsos que genera la curiosidad.
La historia sigue a un reportero fotográfico obligado a guardar reposo debido a una pierna escayolada. Si bien está acompañado de su novia y de una enfermera, utiliza unos prismáticos para observar desde su ventana, lo que sucede en el piso de enfrente, sin sospechar que está a punto de presenciar lo que parece ser un asesinato.
Vértigo (De entre los muertos) (1958)

Sin lugar a dudas, la mejor y más emblemática película de Hitchcock
Catalogada como una de las mejores películas de suspenso psicológico, combina drama e intriga en partes iguales. Scottie Ferguson es un detective que sufre de vértigo, de esta forma, cuando su compañero pierde la vida al caer al vacío desde una cornisa durante una persecución, decide retirarse. Sin embargo, es contratado para un caso aparentemente sencillo, vigilar a la esposa de un viejo amigo, la cual tiene una obsesión enfermiza con su pasado.
En Vértigo Hitchcock demuestra la importancia de crear un arco emocional complejo, sin que ello implique la creación de un producto imposible de consumir por el espectador.
Definitivamente, Hitchcock dejó un legado imposible de borrar. Los giros argumentales, las tramas perturbadoras, los impresionantes desenlaces y las elevadas dosis de violencia e intriga, sirvieron para orquestar obras únicas donde nos olvidamos del entorno, y quedamos inmersos en las historias que aparecen en pantallas. Sin duda, un visionario de la industria que merece ser reconocido como icono cultural.
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