Roger Ebert odió un thriller policial de los 90 galardonado por los premios Oscar

Si bien recibió el reconocimiento de la Academia, la trama de esta película no cubrió las expectativas de Roger Ebert

Roger Ebert odió un thriller policial de los 90 galardonado por los premios Oscar
Esta icónica película no se ganó el respeto de Ebert
Publicado en Cine

Gracias a la sindicalización de su columna publicada en el Chicago Sun-Times, Roger Joseph Ebert logró convertirse en uno de los críticos de cine más reconocidos a escala mundial, llegando a ser tan firme que solo una vez se ha retractado. Cada semana, los lectores esperaban la publicación de sus críticas en más de doscientos periódicos nacionales, sea para conocer las más aclamadas o las que se ganaron todo su odio. Su opinión se convirtió en una herramienta para medir la calidad de las producciones emergentes, por desgracia, el thriller de intriga Neo-noir de Bryan Singer no pasó la prueba.

A pesar de haber sido galardonada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, el crítico odió todo de Sospechosos habituales (1995). Por lo que se sumó a la lista de donde se reúnen las peores películas según Roger Ebert.

¿De qué trata Sospechosos habituales?

Sospechosos habituales

A pesar de que fue aclamada por la crítica, Roger Ebert no estaba de acuerdo

Protagonizada por Chazz Palminteri y Kevin Spacey, esta película de culto sigue a Dave Kujan, un agente especial del servicio de aduanas de Estados Unidos que investiga un posible asesinato múltiple. Aunque, a primera vista, todo parece indicar que 27 personas perdieron accidentalmente la vida en el incendio de un barco en el puerto de San Pedro de Los Ángeles, la investigación tomó otro rumbo, dejando al descubierto que puede tratarse de una acción premeditada.

Frente a este escenario, el único sobreviviente supone la pieza clave para resolver el caso. Desafortunadamente, para los involucrados, Roger Kint es un conocido estafador. Durante su interrogatorio, el hombre revela que todo empezó seis semanas atrás en la ciudad de Nueva York.

De acuerdo a las declaraciones de Kint, el origen del asesinato está vinculado al robo de un camión de armas, y fue desencadenado después de la detención de cinco "sospechosos habituales" para una rueda de reconocimiento.

Solo una estrella y media

Al momento de su estreno, Sospechos habituales fue una bocanada de aire fresco después de un verano apabullante, protagonizado por un desfile de producciones incapaces de despertar emociones verdaderas. Desde la perspectiva de buena parte de la crítica especializada, la obra de Singer era un auténtico ejercicio que obligaba a los espectadores a mover sus neuronas en busca de una solución. Asimismo, alabaron la frescura de la propuesta y la dosis exacta de acción, suspenso e intriga, sin renunciar al entretenimiento.

Por el contrario, las palabras de Ebert fueron tajantes: "En la medida en que lo entiendo, no me importa". El crítico no vaciló en compartir su descontento. A diferencia de sus colegas, la película no era más que una especie de truco de magia carente de esencia.

La estrella y media de calificación estuvo acompañada de un cuestionamiento claro a la verosimilitud de la historia, así como a la credibilidad de los personajes. La frustración de Ebert era evidente, no estaba a gusto con una trama que resulta confusa y depende de tantos giros argumentales para captar la atención de la audiencia.

Un odio muy bien justificado

Sospechosos habituales

Ebert no estaba contento con el argumento de la película

Durante años, el argumento de Sospechosos habituales ha sido objeto de análisis y debate, sobre todo, en lo que respecta a su giro final. Probablemente, esto se debe a que la narrativa juega con la percepción del espectador.

A lo largo de sus más de cinco décadas como crítico, Ebert no ocultó su preferencia hacia las producciones con argumentos claros y personajes bien desarrollados. En su primera declaración, aseguró que perdió el hilo de la secuencia, mientras que en su reseña, se encargó de enfatizar que el peor error estuvo en la manera de contar la historia.

El problema no radica en la presentación de personajes despreciables, sino en la elección de Kint para orientar la perspectiva, ya que compromete la fiabilidad del narrador. En este sentido, no importa el talento del actor y una perfecta ejecución del papel, el resultado será un personaje unidimensional.

En definitiva, hasta el ocaso de su vida, Ebert siempre demostró la pasión que sentía hacia la industria del cine, incluso cuando esto significaba cuestionar las decisiones de la Academia. Poco antes de su muerte, dio a conocer el ranking con las mejores películas del 2000, una lista que ningún cinéfilo debería perderse.

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