Una conocida película de ciencia ficción del 2009 fue prohibida en Corea del Norte

Aunque las restricciones hacia el cine estadounidense han sido parte del gobierno norcoreano, la prohibición de esta película superó los límites

Una conocida película de ciencia ficción del 2009 fue prohibida en Corea del Norte
Un clásico de la ciencia ficción que los norcoreanos se perdieron
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Durante años, la industria del cine norteamericano ha librado una fuerte batalla contra muchos países que limitan la reproducción de sus producciones. Sin embargo, ninguno de ellos tiene restricciones tan fuertes como las impuestas por el Partido Comunista Chino. A diferencia de otras naciones donde las barreras suelen ser establecidas por el tipo de contenido que se expone en las películas, todo parece indicar que China simplemente desprecia a Hollywood, ya que han sido prohibidas historias completamente inofensivas.

Sin embargo, y aun cuando títulos como Regreso al futuro (1985) y Casino Royale (2006), una de las mejores películas de espías de todos los tiempos, estuvieron prohibidas, a pesar de ser franquicias establecidas alrededor del mundo, resulta sorprendente las medidas represalias contra la el filme dirigido en 2009 por Roland Emmerich: 2012 por parte de Corea del Norte.

¿Por qué 2012 fue prohibida en Corea del Norte?

2012

Una decisión un tanto injustificada

Ni siquiera las producciones de ciencia ficción escapan de las restricciones. Aunque la obra maestra de Roland Emmerich causó revuelo mediático y se convirtió en una de las películas más taquilleras de 2009, después de recaudar nada menos que 757 millones de dólares en su paso por las salas de cine, la historia apocalíptica despertó el desagrado de los norcoreanos. Sin duda, esto fue algo fuera de lo esperado, teniendo en cuenta que presenta el derrumbe total de Los Ángeles.

A diferencia de lo que sus creadores llegaron a imaginar, la aniquilación de la ciudad no resultó atractiva para Kim Jong-Il, el líder de un país donde se profesa el odio directo hacia los ideales occidentales. De esta forma, los ciudadanos quedaron privados de disfrutar en pantalla la destrucción masiva de Estados Unidos.

Probablemente, la razón del descontento del mandatario estuvo sujeta a las implicaciones del 2012 para Corea del Norte.

Un año trascendental para la dinastía Kim

El gobierno norcoreano ha sido catalogado como una necrocracia, este nombre es el que define a las naciones que siguen siendo gobernadas bajo los lineamientos establecidos por un jefe de Estado que ya murió. Este es el caso de la dinastía Kim, la cual continúa siendo liderada por Kim Il-sung, un hombre que falleció en 1994.

De cara a la celebración del natalicio de su líder, los herederos de Kim Il-sung esperaban el 15 de abril de 2012 para conmemorar la fecha por todo lo alto. De acuerdo a lo publicado en los medios de comunicación nacionales e internacionales, el 2012 había sido elegido el año perfecto para dar el paso definitivo hacia la consolidación del país como una superpotencia

En este sentido, el estreno de la película en la que se establecía el fin del mundo para ese mismo 2012 no fue bien recibida por Kim Jong-il. Si bien no era la primera vez que se prohibía la exposición en cines de una producción estadounidense, se sobrepasaron los límites con el filme de Roland Emmerich.

Las medidas establecidas por el líder fueron más allá de la prohibición de la reproducción de la película en las salas de cine a nivel nacional, si no que, de acuerdo a lo informado a través de TIME, se ordenó la detención de cualquier ciudadano que tuviese en sus manos una copia pirata de 2012, bajo el cargo de "provocación grave contra el desarrollo del Estado", una agravante que suponía la privativa de la libertad durante cinco años en una prisión federal.

Las prohibiciones ilógicas hacia una expresión artística

2012

Probablemente, esta haya sido una de las prohibiciones con menos sentidos de todas

Siendo honestos, la postura de la mayoría de los países asiáticos respecto a las producciones hollywoodenses enciende las alarmas. Tanto China, como Corea del Norte, comparten Estados que intentan disfrazar sus regímenes autoritarios con legislaciones amparadas en supuestas filosofías y tradiciones.

De esta forma, y bajo el argumento de ser historias que atentan contra el espíritu nacional, han generado rabia y odio en la población hacia lo que simplemente es una muestra de expresión artística que merece ser apreciada, sin importar el género o el tipo de contenido que se expone.

Lo peor del caso es que nada parece complacer a quienes apoyan las restricciones. De esta manera, resulta igual si se trata de una producción que expone las consecuencias de los gobiernos dictatoriales, o una en la que se hable de la destrucción masiva de Estados Unidos, las decisiones están en manos de un grupo limitado de personas.

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