Uzumaki: estos son algunos de los momentos más impactantes del manga
El manga de Uzumaki está repleto de momentos realmente inquietantes.
Junji Ito es uno de los mangakas más famosos y respetados entre los fans del terror japonés. Esto se debe a las numerosas historias que ha creado, las cuales se han caracterizado por el empleo del body horror y por llevar a sus protagonistas a situaciones tan incómodas como alejadas de cualquier tipo de lógica.
Uzumaki es probablemente su obra más popular hasta ahora, y ha alcanzado gran notoriedad estas últimas semanas debido a su ambiciosa adaptación al anime, la cual apunta a ser una de las mejores del año y una obra imprescindible para los fans del género seinen y de las historias de terror. Para rendir homenaje a la obra y al popular mangaka, hemos decidido rememorar algunos de los momentos más oscuros y sorprendentes que podemos encontrar en su retorcida trama.
Las siguientes líneas incluyen spoilers del manga de Uzumaki.
La muerte del señor Saito (Capítulo 1)
La muerte del señor Saito traumatizó a muchos lectores de Uzumaki
En el primer capítulo de Uzumaki podemos encontrar sorpresas tan inquietantes como la muerte del señor Saito, quien fue encontrado por su esposa y su hijo Shuichi sin vida en el interior de su bañera, convertido en una espiral humana. El impacto aumenta aún más si tenemos en cuenta que a lo largo del capítulo se nos mostró que, en sus últimos días, el señor Saito experimentó una desconcertante y enfermiza fijación por las espirales.
La muerte del señor Saito es uno de los momentos más brillantes de Uzumaki, y dio paso a una serie de inexplicables fenómenos que empezaron a experimentar Kirie Goshima y el resto de personajes. Por otra parte, el humo que se formó al quemar el cadáver del señor Saito acabó creando en el cielo una gigantesca espiral que impresionó a cada habitante del pueblo.
Katayama se transforma poco a poco en caracol (Capítulo 8)
Katayama se convirtió en caracol debido a la maldición de las espirales
El octavo capítulo de Uzumaki está considerado uno de los mejores y también es uno de los más recordados entre los seguidores por introducir a los caracolenses, también conocidos como 'gente caracol'. Estas personas, elegidas por sus movimientos lentos, son convertidas en caracoles gigantes debido a la influencia de la maldición que ya se estaba apoderando del pueblo poco a poco.
Aunque los caracolenses hacen su aparición en varias ocasiones a lo largo de la trama, el momento más impactante que nos dejaron fue protagonizado por Katayama, un compañero de clase de Kirie que recibió toda clase de insultos por parte de varios de sus compañeros y a quien vimos perder poco a poco su forma humana debido a esta transformación, provocando en el lector una curiosa mezcla de sensaciones.
La maldición de las espirales también controla el paso del tiempo (Capítulo 18)
Otro extraño fenómeno provocado por la maldición
A lo largo de la historia de Uzumaki descubrimos que las espirales son capaces de modificar y retorcer el cuerpo de sus víctimas, convertir a la gente en caracol e incluso apoderarse de edificaciones como el faro de Kurouzu, cuya luz se convirtió en un auténtico peligro para Kirie y sus vecinos debido a sus poderes hipnóticos. Sin embargo, la situación alcanzó una escala mayor cuando se revela que la maldición también convierte las horas en años.
Esto se evidencia en un diálogo que ocurre en el capítulo 18. El ahora demacrado señor Tanizaki, quien se ocupa de apartar los cuerpos que se amontonan en las calles del pueblo, se muestra sorprendido al ver que nuestros no han cambiado nada en todos estos años, cuando realmente ellos estuvieron unas horas alejados de Kurouzu. De esta manera, los lectores descubrimos que el paso del tiempo empezó a fluir mucho más rápido dentro del pueblo por culpa de las espirales.
Las ruinas bajo el pueblo de Kurouzu (Capítulo final)
Kirie vio horrorizada estas extrañas ruinas
La última sorpresa que nos dejó el manga de Uzumaki fue la existencia de unas enormes ruinas con forma de espirales que estuvieron todo este tiempo bajo nuestros protagonistas y el resto de los habitantes de Kurouzu. Este descubrimiento, que nos recuerda inevitablemente a algún que otro relato de Lovecraft, se vuelve aún más perturbador al saber que, en palabras de Shuichi, estas ruinas parecen tener vida propia.
Bajo tierra se acabó amontonando un enorme número de personas convertidas en víctimas de la maldición de las espirales. Sus cuerpos, retorcidos hasta límites absurdos, terminaron por convertirse en estatuas de piedra para admirar eternamente el centro de las espirales que coronaban este extraño lugar.