Dragon Ball: el rencor de Vegeta por Trunks del futuro tuvo un desarrollo profundo

Por lo general, cuando se habla de figura paterna en Dragon Ball, se suele hacer énfasis en Goku, pues algunos fans consideran que es un mal padre, cuando esta afirmación es un error exagerado, ya que es circunstancial para el tipo de vida que ha tenido el Saiyan. Sin embargo, por otro lado, Vegeta suele ser elegido como el mejor padre debido a su relación con el pequeño Trunks.

No obstante, hay un detalle que los fans parecen omitir y es el resentimiento que sentía Vegeta por Trunks del futuro, pero este tipo de sentimiento no fue forzado, sino que tuvo un gran desarrollo digno del talento de Akira Toriyama, ya que también sirvió para mostrarnos la complejidad del pensamiento del príncipe de los Saiyan. A continuación, te contaremos más detalles.

El resentimiento de Vegeta hacia Trunks del futuro fue más profundo de lo que imaginarías

Vegeta tuvo una pesadilla en la que Trunks y Goku se burlaban de él

Es bien sabido que Vegeta se lleva muy bien con el pequeño Trunks, como lo demostró al final de Dragon Ball Z, cuando no solo entrena con él, sino que más adelante se sacrificaba para intentar proteger a su hijo, como parte de su redención. Aunque también debemos recordar que este monstruo despertó debido a que Vegeta se dejó controlar por Babidi. Sin embargo, lo cierto es que su relación con Trunks del futuro no empezó de la mejor forma.

Y es que, si recordamos un poco, sabremos que Vegeta no quería tener nada que ver con Trunks del futuro, incluso tras enterarse de que este era su hijo de otra línea temporal. De hecho, solo aceptó entrar junto a él en la Cámara del Tiempo debido a que no tenía otra opción.

La relación entre Vegeta y Trunsk del futuro, así como el resentimiento que existía, es más profundo de lo que cualquier fan podría imaginar. Y es que todo comenzó cuando el príncipe de los Saiyan descubrió que había alguien más aparte de su rival, Goku, que podía transformarse en Super Saiyan, dejándolo a él como alguien que no era capaz.

Vegeta incluso rechazaba la idea de entrar con Trunks del futuro a entrenar

Evidentemente, esta situación afectó negativamente al orgullo del Saiyan, pues se consideró inferior a estos dos personajes. Y aquí empezó a sentir rencor y resentimiento no solo hacia su rival, sino hacia Trunks del futuro. Debido a que Vegeta siempre consideró este estado como algo legendario, empeoró la situación.

Esto se vio reflejado cuando estaba entrenando para enfrentar a los androides, pues cayó inconsciente y tuvo una pesadilla en el que veía a Trunks y a Goku burlándose de él por no ser capaz. Más adelante, vimos que Trunks había entendido la personalidad de su padre y lo frágil que era su orgullo, por lo que decidió esconder su auténtico poder.

Sin embargo, Vegeta tomó esta falta de poder como un fracaso, lo que afectó sobre todo tras enterarse que era su hijo, ya que empezó a tratarlo de forma fría. Pero esto no era por malos sentimientos, sino que porque así pensaba que se debía tratar para que se convirtiera en un gran guerrero.

La muerte de Trunks hizo que la ira de Vegeta estallara y atacara a Cell para vengarlo

Aunque, en un principio, Vegeta consideraba que Trunks era débil de poder y voluntad, todo esto también se vio potenciado debido a sentimientos como rencor y resentimiento, ya que su ego estaba fracturado. Y Vegeta mantuvo este trato con el joven hasta casi el final de la saga de Cell, pero fue aquí donde ocurrió un punto de inflexión.

Y es que, cuando Cell regresó a la Tierra, este atacó y asesinó a Trunks en frente de Vegeta. Este inmediatamente reconoció la pérdida de su hijo, lo que lo enfureció y se lanzó a atacar a Cell de forma brutal para vengar a su hijo caído. De esta forma, el Saiyan fue capaz de reconocer a Trunks como su hijo. Esto se vio al final de esta saga, cuando ambos se despiden con un bonito gesto.

Pero toda esta situación cambió la mentalidad de Vegeta, ya que no solo se volvió más atento con Bulma y el bebé Trunks, sino que también optó por vengar a su hijo de otra línea temporal, demostrándonos así que, aunque todo empezó con un resentimiento, más adelante maduraría y tendría su gran desarrollo para aceptarlo.