Es una de las películas más adultas de Studio Ghibli, fue nominada a un Oscar y está disponible en Netflix
Uno de los largometrajes más personales de Hayao Miyazaki
Cinco años después de Ponyo en el acantilado, Hayao Miyazaki y Studio Ghibli sorprendieron a sus seguidores con El viento se levanta, una obra personal e intimista que puede ser considerada una de las películas más adultas de este estudio de animación. El largometraje fue recibido con entusiasmo por la crítica profesional, llegando a ser nominado a un Globo de Oro y al premio Oscar a Mejor Película de Animación en 2013.
El viento se levanta reúne algunos de los temas que más caracterizan al cine de Hayao Miyazaki, como el rechazo a la guerra, el amor, la búsqueda de los sueños y los aviones, siendo esto último uno de los grandes pilares de la trama. Como la gran mayoría de películas de Studio Ghibli, El viento se levanta se puede ver online en Netflix.
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El viento se levanta, hay que intentar vivir
Jiro Horikoshi, el protagonista de la película
La trama de esta película de anime se centra en Jiro Horikoshi, un joven con miopía que sueña con surcar los cielos. En su adolescencia, Jiro mostró interés por diseñar aviones y por los logros de Giovanni Battista Caproni, un destacado ingeniero aeronáutico. Giovanni será una figura inspiradora que marcará enormemente la vida de Jiro, quien estudiará para tener la oportunidad de trabajar construyendo aviones en una empresa.
Aunque Jiro tiene muy claro a qué quiere dedicarse profesionalmente, su camino para convertirse en ingeniero no estará exento de obstáculos, pues la economía de Japón está en una situación delicada y a nuestro protagonista le ha tocado vivir su adolescencia en el período de entreguerras, sufriendo muchas de las consecuencias que dejó la Primera Guerra Mundial. Ya como ingeniero, Jiro y uno de sus compañeros tienen la oportunidad de visitar Alemania, país que está construyendo aviones de combates muy superiores a los del ejército japonés.
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En El viento se levanta no encontrarás personajes fantásticos ni mundos imaginativos, pero cuenta con algunos momentos que destilan buen cine. Las escenas introspectivas que se centran en las pasiones de Jiro son las que más destaco, y visualmente es una obra mucho más compleja de lo que parece, con una estupenda animación y varias escenas en las que hay muchos elementos en movimiento al mismo tiempo. No la pondría en la cima de la filmografía de Ghibli, pero maneja bastante bien el drama y para muchos fue una genial carta de despedida de un Hayao Miyazaki que volvería años después a tomar el rol de director en El chico y la garza.