Las guerreras k-pop esconde un secreto en la reunión de Rumi y Juni

Esta es la reflexión tras la historia de los personajes

Las guerreras k-pop esconde un secreto en la reunión de Rumi y Juni
Rumi y Juni, la pareja de Las guerreras k-pop
Publicado en Netflix

La relación entre Rumi y Juni, eje emocional de Las guerreras k-pop, sirve como vehículo de un elaborado simbolismo profundamente enraizado en la tradición y la mitología coreana. Una de las escenas más significativas ocurre cuando ambos se encuentran en la antigua muralla de Naksan, parte del histórico Hanyangdoseong, hoy convertida en un codiciado punto turístico de Seúl y escenario habitual de dramas románticos. La confusión de una ajumma, que asume que Rumi y Juni están en una cita, refuerza el imaginario romántico del lugar. Sin embargo, la película apunta a un significado mucho más profundo.

Construido durante la dinastía Joseon por orden del rey Taejo, el Hanyangdoseong se erigió como una defensa esencial contra amenazas externas. A lo largo de los siglos fue atacado, quebrado y restaurado, manteniendo siempre su función de salvaguardar la ciudad. En la película, esta muralla histórica opera como un espejo del Honmoon, la barrera mística que protege a los vivos del mundo demoníaco. Los cazadores son, en esencia, los soldados que vigilan ese límite, encargados de contener cualquier incursión. Que Rumi y Juni se encuentren precisamente junto a un antiguo torreón de vigilancia subraya las tensiones de su vínculo y los riesgos que representa.

El simbolismo se profundiza aún más si se considera que, por ley, todos los entierros debían realizarse fuera de las murallas de Seúl. Así, el Hanyangdoseong se convirtió en la frontera literal y espiritual entre la vida y la muerte, reforzando el paralelismo con el Honmoon. La película recupera además tradiciones todavía más antiguas ligadas al chamanismo coreano, donde música y danza se usaban para preservar el equilibrio entre ambos mundos. De esta forma, HUNTR/X, el equipo de cazadoras, aparece como heredero directo de estos ritos.

La reflexión final de Las guerreras k-pop

En este contexto se inserta la trayectoria de Juni, atrapado entre culpa y desesperanza. El demonio King Gwi-Ma explota esa vulnerabilidad, alimentándose de quienes creen no merecer redención. Sin embargo, el acto final de sacrificio de Juni para proteger a Rumi y reforzar el Honmoon demuestra lo contrario: incluso quienes han caído pueden restaurar el muro entre la vida y la muerte. Su gesto reafirma que la redención no depende del pasado, sino de las decisiones del presente.

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