Seth MacFarlane, el creador de Padre de Familia, escribió también una de las mejores series de Cartoon Network
Antes de alcanzar la fama con su icónica serie, Seth MacFarlane tuvo una etapa formativa en la animación infantil

Durante más de dos décadas, el humor negro e irreverente de la familia Griffin ha brindado entretenimiento a millones de espectadores alrededor del mundo. De esta forma, pocos imaginan que el creador de una de las mejores series animadas para adultos dio sus primeros pasos en la industria como guionista de un programa infantil.
A pesar de su prominente carrera en la comedia, MacFarlane tuvo que empezar desde cero. Por ello, no dudó en aprovechar cada oportunidad, siempre que le permitiese ganar destrezas como escritor. De esta manera, formó parte del grupo de escritores a cargo de Johhny Bravo (1997), un título infaltable cuando se habla de las producciones más destacadas de Cartoon Network.
Trabajar en Hanna-Barbera fue el primer paso

MacFarlane tomó los mejores aspectos de la comedia de Johnny Bravo para la creación de su propia serie
En varias ocasiones, MacFarlane ha reconocido la influencia de Johnny Bravo en su estilo de comedia. Esto se debe a que, a pesar de estar dirigida al público familiar, la serie se caracterizó por el humor absurdo. Asimismo, el programa estuvo lleno de referencias a la cultura pop y chistes presentados a un ritmo frenético.
Todos estos elementos no solo definieron la serie, su dominio los convirtió en señas de identidad de su propio trabajo. Al igual que en Padre de familia, no existió el temor de ridiculizar al protagonista.
Por el contrario, en la mayoría de los casos, Johnny estaba envuelto en situaciones surrealistas e irreverentes. Gracias a esta perspectiva, era sencillo utilizar al personaje para satirizar aspectos de la sociedad y la cultura contemporánea.
El espacio perfecto para experimentar con la comedia animada
Sin duda, los proyectos de MacFarlane tienen en común dos puntos claves. Por un lado, el dinamismo que le aporta la elección de una velocidad vertiginosa y, por el otro, las constantes referencias a películas, programas de televisión y celebridades. Parte de ello, obedece a que logró desarrollar importantes habilidades en la escritura durante su trabajo como guionista de Hanna-Barbera.
A través de los guiones de Johnny Bravo, no solo aprendió a introducir gran cantidad de chistes en poco tiempo, sino una serie de métodos que incrementan las probabilidades de cautivar a la audiencia, establecer una conexión y divertir.
El perfil de Johnny Bravo no es ajeno a los personajes creados por MacFarlane, hablamos de un personaje egocéntrico, torpe y obsesionado con su apariencia, lo que permite explorar el humor mediante la parodia y la exageración.
De acuerdo con sus declaraciones durante la entrevista con IGN en 2003, los primeros trabajos en Cartoon Network sirvieron de base para sostener su carrera. A lo largo de esta etapa, entendió la importancia de aprovechar al máximo cada minuto y economizar el tiempo a fin de crear historias divertidas, pero coherentes.
Johnny Bravo marcó un hito en la carrera de Seth MacFarlane

Podríamos decir que gracias a Johnny Bravo tenemos una de las mejores series aniamadas de comedia de la historia
Aunque tuvo participación en otros programas de Cartoon Network, entre los que se incluyen El laboratorio de Dexter (1996) y Vaca y Pollo (1997), Johnny Bravo le enseñó a MacFarlane cómo hacer comedia rápida. Mediante un proceso de ensayo y error, la construcción de un sinnúmero de guiones semanales se tradujo en la oportunidad no solo de identificar aquello que sí funcionaba, sino condensar las historias en formatos pequeños.
En un programa cuyos episodios duraban 7 minutos, las limitaciones de tiempo obligaban a seguir un ritmo acelerado. De esta forma, se especializó en presentar chistes rápidos y, por consecuencia, a dominar la creación de guiones enmarcados en un humor trepidante.
Esta es la razón por la que Padre de familia ha presentado un sinnúmero de gags y chistes en cada uno de sus episodios. Los diálogos rápidos suponen el sello distintivo del trabajo de MacFarlane.
De hecho, es un estilo que trasciende más allá de sus proyectos televisivos, pues pudimos verlo tanto en Ted, la comedia negra que dirigió en 2012, como en el disparatado western, Mil maneras de morder el polvo (2014), donde no solo ocupó la silla del director, también asumió la creación del guion y el papel protagónico. En definitiva, la experiencia vivida durante su paso por Cartoon Network no solo habla de la ecléctica trayectoria creativa de MacFarlane, sino que representa el punto de inicio de su estilo característico.