Análisis de Stray - El mejor amigo de un jugador

Stray es uno de esos videojuegos que atrapan desde el primer momento que se presentan al mundo. Con el evento de anuncio de PS5, pudimos ver ese título protagonizado por un gato callejero que se ganó el corazón de muchos sin ni siquiera haber visto ni una pizca de material gameplay de la propuesta. Los amantes de los felinos esperaban con ganas novedades del juego y nosotros ya pudimos ofrecerte una impresiones de lo más positivas tras haber visto material del mismo.

Ahora, con su fecha de lanzamiento ya fijada para el 19 de julio y su aparición como uno de los juegos estrella de PlayStation Plus Premium en el citado mes, toca el momento de enfrentarse a su análisis. Durante los últimos días he tenido el placer de ponerle en la piel de un gato, recorriendo calles, escalando tejados y adentrándome en un mundo desconocido y adaptado a mi nuevo aspecto. Como amante y dueño de gatos, me he encontrado con un juego fresco, original y que, a pesar de sus limitaciones técnicas y de presupuesto, sabe impactar y dirigirse directamente hacia lo más profundo del corazón. Sin duda, un firme candidato a ser la propuesta independiente del año.

Stray: toda la información

Stray es el primer videojuego desarrollado por el estudio BlueTwelve Studios y está protagonizado por un gato callejero que intenta volver con su familia perdida. Con lanzamiento en PS5 y PC el 19 de julio de 2022, se trata de un videojuego de plataformas y exploración que cuenta con traducción completa al español mediante texto.

Experiencia con Stray

No cabe duda de que realizar un juego en el que el protagonista principal es un gato es un reto mayúsculo. Lejos han quedado los años dorados de los animales en los videojuegos, donde veíamos bandicoots, cocodrilos, gekos y muchos otros miembros del reino animal protagonizar títulos allá por donde pisasen. No obstante, siempre lo hacían con un aspecto humanoide o con características propias de los humanos, por lo que el trabajo de Stray consigue ir mucho más allá, caracterizando un felino con todos los derechos, tanto por su comportamiento como por sus acciones.

La experiencia con Stray es potencialmente positiva, ya que desde los primeros compases consigue atraparte en un mundo donde un gato pierde a su familia y tiene que encontrar el camino de vuelta. Por el camino, se ve inmerso en una extraña ciudad poblada por robots que le ayudarán a cumplir con su causa. Lo bueno del trabajo de BlueTwelve Studio es que ese impacto inicial no se diluye con el paso del tiempo y siempre tiene algo nuevo que mostrar, por lo que las 7-8 horas que dura la aventura se convierten en un periplo muy disfrutable y original entre el gran catálogo de videojuegos de corte independiente que puede encontrarse en el mercado.

Gato por un día: una jugabilidad adaptada a la perfección al protagonista felino

El gato protagonista de Stray realiza las acciones que cabría esperar de un felino.

Lo que más destaca de Stray es la simplicidad con la que se ha querido tratar la propuesta, consiguendo que el gato protagonista no tenga ningún tipo de comportamiento humano, más allá de entender perfectamente el lenguaje y las misiones que se le otorgan. En todo momento el felino se comporta como cabría esperar de este animal, por lo que se limita a corretear, saltar, maullar, arañar todo lo que encuentre por el camino, jugar con diferentes elementos o incluso dormir y ronronear. Todo lo que se puede esperar de un gato, ¿verdad?

De este modo, la jugabilidad de adapta a la perfección a las cualidades y pecularidades del gato. Esto provoca que la construcción de niveles sea muy vertical, para poder sacar partido a la agilidad de los gatos para escalar hasta los tejados o sitios elevados del lugar en el que se encuentren. He de decir que explorar por los diferentes niveles de Stray es una maravilla, permitiendo encontrar una gran variedad de acciones tanto en tierra como en los sitios más elevados. En este sentido, hay que reconocer que BlueTwelve Studio ha sido un equipo muy inteligente para sacar todo el partido posible al entorno, construyendo los niveles con una mayor sensación de profundidad vertical, aunque eso comprometa en muchos sentidos la horizontal.

Las cualidades del gato le permiten explorar la ciudad de manera vertical.

Aunque Stray es un juego destinado al cumplimiento de misiones y a conseguir escapar de la ciudad, también hay lugar para la relajación y el descubrimiento, por lo que todos los niveles cuentan con elementos en los que el gato puede pararse a dormir, a beber agua, a arañar o cualquier tipo de acción común de los felinos. ¡Hasta tiene un botón específico para maullar! Desde luego, convertirse y actuar como un gato es una de las cosas más divertidas y sensacionales del título.

Todo ello sustentado en un comportamiento sublime del protagonista. Cada una de sus acciones recuerdan a la perfección a un gato, algo que los poseedores de estos animales domésticos identificarán al instante. La forma de preparar el salto, la manera de caminar y correr, de estirarse al despertarse de una siesta o los diferentes maullidos dependiendo de la situación. Un trabajo formidable para conseguir trasladar con un enorme acierto el comportamiento del gato, tal y como haría uno en la vida real. Y todo ello sin haber utilizado un animal en la captura de movimientos, lo que lo convierte en un proceso aún más impresionante. Para quitarse el sombrero con los chicos de BlueTwelve Studio.

La compañía de B-12 le da sentido al argumento y a ciertas acciones

B-12 es el robot que acompaña al gato en su aventuras.

La otra cara de la moneda en el elemento jugable la encontramos con B-12, el fiel acompañante robótico del gato protagonista que hace las veces de traductor para poder entender a los robots de la ciudad, entre otras muchas acciones. B-12 es un elemento indispensable para darle sentido a la jugabilidad más profunda del título, ya que sirve para iluminar entornos oscuros, derrotar a las criaturas denominadas como Zurks y, además, sirve como menú del juego.

Esto se traduce en que B-12 puede almacenar todo tipo de objetos virtuales como llaves, latas de refrescos y diversos accesorios para cumplir misiones, tanto principales como secundarias. En este sentido, no se puede afirmar que Stray sea un juego con una enorme profundidad, pero sí que hace un esfuerzo por aportar algo más allá de la historia principal, añadiendo subtramas que, aunque en la mayoría de casos sean de gato recadero, sirven para enlazar la situación de los robots en la ciudad y su implicación con la misma.

B-12 puede traducir a los robots de la zona, aunque algunos no expresen muchas palabras.

De este modo, B-12 sirve para darle un sentido mayor a la línea argumental, ya que sin él es imposible entender los diálogos y también a la parte jugable, siendo la única actividad de combate y de recolección de objetos. Además, cuenta con una serie de coleccionables propios, aunque de estos es mejor no mencionar nada, ya que están directamente relacionados con la línea central de la historia y es mejor que los jugadores puedan descubrirlo por ellos mismos.

Lo importante de todo esto es que la simbiosis entre el gato y el robot funciona a la perfección y sirve para establecer un genial vínculo tanto a nivel argumental como jugable. Stray no puede entenderse sin uno de sus dos elementos fundamentales, por lo que a partir de ahora debería conocerse como el juego del gato y el robot, aunque soy consciente de que será una tarea difícil, ya que existen muchos títulos con robots y muy pocos con gatos. Pero el concepto de BlueTwelve Studios es el de darle un amplio protagonismo a ambos como la parte indispensable de un todo, algo que conjuga muy bien con la historia que quieren contar.

Flaco en los puzles y en el combate

Los cubos son artilugios que sirven de viaje rápido hacia otras zonas.

Si bien mencionaba anteriormente que el estudio ha hecho un gran esfuerzo para incluir misiones secundarias con cierto sentido, hay otros aspectos que no terminan de funcionar del todo bien en Stray. La exploración es su elemento central y encaja a las mil maravillas, ya que los gatos son animales curiosos y les encanta descubrir cualquier nueva zona que encuentren. No obstante, los puzles que se introducen en el camino en la gran mayoría de los casos son simples, repetitivos y no suponen ningún reto.

Tal vez por las limitaciones de controlar a un animal o por falta de recursos, pero en la mayoría de los casos no hay que recorrer un gran terreno del mapa para solucionar el rompecabezas que se ofrece: encontrar la combinación de una caja fuerte, frenar un sistema de ventilación, lograr superar ciertas zonas con sigilo o activar diferentes mecanismos. No es su mecánica principal, ni mucho menos, pero su introducción es algo artificial en muchos momentos, por lo que rompe la dinámica. Soy consciente de que en un juego de estas características hay que introducir ciertos elementos que obliguen al jugador a utilizar su ingenio o que sirven de traba para amenizar la propuesta con mecánicas diferentes, pero en Stray no terminan de encajar bien los puzles.

Los Zurks son los enemigos principales del juego y solo B-12 puede combatirlos.

Algo similar sucede con el combate, si es que se le puede llamar así. La mayoría de las situaciones iniciales se basan en huir corriendo por diferentes zonas para no ser alcanzado por los Zurks, aunque en determinado punto de la aventura se consigue un arma con la que combatirlos. La mala noticia en este sentido es que no se le saca apenas partido a esa capacidad de derrotar a las criaturas, por lo que solo hay un par de situaciones en las que se le puede dar uso realmente. De hecho, parece una herramienta destinada a un único capítulo y ni siquiera resulta indispensable, por lo que es fácilmente olvidable en el resto de la aventura.

En este sentido, da la impresión de que se han querido ampliar de algún modo las opciones jugables de Stray para poder darle una mayor profundidad y que no se convirtiera en un juego plano. Sin embargo, en estos casos particulares tienen un efecto rebote que hace querer regresar a la exploración, en lugar de estar combatiendo contra criaturas irrelevantes o resolviendo puzles artificiales. El juego se mueve especialmente bien en el entorno para el que está construido, por lo que tal vez no hubiera sido necesario adornarlo con tareas complementarias que no terminan de romper ni de ser relevantes.

Muy bello a nivel técnico, aunque con limitaciones bastante visibles

La ciudad de Stray cuenta con entornos muy bellos y coloridos con un claro estilo cyberpunk.

Por último, toca hablar de su nivel técnico. No cabe duda de que Stray es un juego realmente bonito y su aspecto decadente, mezclado con lo cyberpunk regala paisajes asombrosos, teniendo en cuenta lo pequeño que es el estudio que se ha encargado de su desarrollo. Una gran obra a nivel artístico que merece ser explorada por cada uno de sus rincones. No obstante, la escasez de recursos sí que se hace patente en otros aspectos técnicos, como ciertas animaciones que no terminan de estar cuidadas, especialmente en las cinemáticas, donde el aspecto y el comportamiento del gato resultan más artificiales que en el gameplay.

Lo que sí hay que destacar de manera muy positiva es la capacidad que ha tenido BlueTwelve Studios para ampliar los horizontes del juego y conseguir generar entornos abiertos en determinadas zonas de la ciudad. Además, en prácticamente todas las estancias hay algo que descubrir o, simplemente, con lo que enredar, algo que para un gato es el auténtico paraíso. Lo cierto es que esa viveza que se le aporta a las zonas urbanas es muy significativa y permite explorar sus capacidades de un modo más dinámico, también teniendo en cuenta que se introducen ciertas tareas secundarias como encontrar partituras para un músico, entre otras cosas, que hacen la exploración más amena.

Hay diversas zonas con las que el gato puede arañar para afilarse las uñas.

Para finalizar, también hay que destacar su rendimiento en PS5, donde no he experimentado ningún tipo de problema en las 9 horas que me ha durado la aventura con Stray. Además, el desempeño del DualSense es fantástico, con resistencia en los gatillos a la hora de arañar o la vibración háptica con el ronroneo del gato cuando duerme. Son pequeños detalles, pero ayudan en gran medida a ponerse en la piel del felino, con lo que es especialmente satisfactorio en ese sentido.

En relación a la banda sonora, Stray cumple. Hay melodías muy interesantes en los momentos de exploración e incluso los temas enlazados a las partituras son realmente buenos. Donde convence algo menos es en los momentos de tensión o persecución, donde no se consiguen aportar las mismas sensaciones, aunque al ser los menos predominantes en el juego, el conjunto de la banda sonora es muy agradable.

Conclusiones y nota de Stray

En definitiva, Stray es un juego con un enorme potencial y que aporta algo que ningún otro título ha conseguido hasta el momento. Tanto si te gustan los gatos como si no, encontrarás un título de lo más interesante, con momentos de exploración soberbios y una ambientación magnífica. Probablemente es una de las ocasiones en las que mejor se ha retratado la figura de un animal en un videojuego, consiguiendo darle el protagonismo adecuado y sin forzar en exceso sus comportamientos y acciones. Sin duda, un firme candidato a ser la sorpresa indie de este 2022.

Así pues, si estás buscando un juego para disfrutar del verano, Stray es una opción especialmente interesante para sorprenderte con algo diferente y fresco. Además, si dispones de una suscripción a PlayStation Plus Extra o Premium, puedes hacerte con él sin ningún coste adicional y descubrir todo lo que puede mostrarte la obra de BlueTwelve Studios y enamorarte de su felino protagonista.