Arnold Schwarzenegger no interpretó a RoboCop porque era demasiado musculoso
El tamaño de Arnold Schwarzenegger literalmente le impidió ser parte de una de las franquicias más icónicas del mundo del cine

Sin duda, Arnold Schwarzenegger es una de las figuras más emblemáticas del cine de acción de los 80. Su imponente musculatura, mandíbula cincelada e inigualable carisma, se convirtieron en la fórmula perfecta para brillar en producciones como Comando (1985), Perseguido (1987), Depredador (1987) y, por supuesto, toda la saga Terminator, que terminó inspirando una larga lista de juegos. Sin embargo, el siete veces ganador del premio de culturismo Mr. Olympia también tuvo que enfrentar el rechazo debido a las dimensiones de su musculoso cuerpo.
Aunque la idea de un robot mitad humano que lucha contra el crimen suena perfecta para el actor, Schwarzenegger no pudo apoderarse del protagonismo en uno de los proyectos más ambiciosos de la década ochentera. Bastó con una mirada al diseño del traje adecuado a su constitución física, para que el desplome absoluto del sueño, literalmente, era demasiado grande. De esta forma, el su nombre fue descartado, dando paso a un plan B que funcionó bastante bien, considerando que, para ese momento, Peter Weller no era muy conocido en la industria del cine.
RoboCop fue un trago amargo para Arnold Schwarzenegger

RoboCop fue un auténtico éxito de su época
Si bien la elección del nombre no es precisamente la mejor, desde el principio, RoboCop cumplía con los requisitos para garantizar su éxito. En primer lugar, estaba el impecable e inteligente guion de Edward Neumeier y Michael Miner, el cual utiliza el humor negro para exponer el salvajismo de la sociedad. Frente a la magnitud del mensaje que se pretendía transmitir era indispensable conseguir un director con la habilidad de convertir la decadencia y el desorden en algo atractivo para el público, Paul Verhoeven demostró su capacidad y superó las expectativas.
En segunda instancia, el diseño del traje no fue una decisión tomada a la ligera. No se trataba solo de disfrazar a hombre, sino de crear un personaje convincente. El primero en intentarlo fue Chris Walas, por desgracia, la idea que mostró el genio detrás de la maldad en Gremlins no funcionó.
La frustración de Neumeier lo condujo hasta Rob Bottin, la mente detrás del impacto alcanzado por La cosa (el enigma de otro mundo) en 1982, considerada la obra maestra de los efectos prácticos. Junto a Bottin, se unió al equipo Mile Teves, quien hizo realidad las demanda del director, para Verhoeven era necesario que RoboCop fuese un reflejo del linaje de Detroit, algo que no se ajustaba al perfil de Schwarzenegger.
La opción más evidente no siempre es la acertada

RoboCop era físicamente muy diferente a Terminator
Teniendo en cuenta que Orion Pictures estaba detrás de Terminator y RoboCop, lo más obvio sería asumir a Arnold como primera opción. Sin embargo, esto no fue así, después de fracasar el intento de convertir a Michael Ironside en el robot policía, el mismo actor comunicó su deseo de asumir el desafío, desafortunadamente, no contaba con su incompatibilidad con el traje.
Si bien era posible adaptar el traje a la pronunciada musculatura, el diseño mostraba todo lo contrario, ya que al rodear su figura, el resultado final lo hacía lucir bastante parecido a la anatomía del Hombre Michelin. De esta forma, aun cuando Schwarzenegger tenía el talento y la experiencia, convertirlo en RoboCop lo habría hecho lucir ridículo.
En lugar de un justiciero mitad metal, mitad humano, el protagonista sería un verdadero tanque indestructible de guerra, eliminando cualquier probabilidad de generar suspenso ante la imposibilidad de conseguir ser abatido.
De acuerdo al guion RoboCop debía ser poderoso e imponente, pero ágil y elegante. La intención siempre fue mantener parte de su humanidad, es decir, dejar abierta la opción a una derrota en caso de que alguien lo intentara lo suficiente, algo que jamás hubiese sido logrado con el ajuste del personaje a la anatomía de Arnold.
En definitiva, fue acertada la idea de descartar a Schwarzenegger, aunque su talento pudo haber agregado valor al resultado final, la constitución delgada de Peter Weller es el punto clave del personaje. El físico del actor austro-estadounidense era una barrera ante la intención de conferir rasgos humanos, un traje para tantos músculos, hubiese convertido a RoboCop en una máquina indestructible y carente de las vulnerabilidades necesarias para aportar un toque de realismo.
En cualquier caso, la decisión de no irse por Arnold fue bastante adecuada, especialmente teniendo en cuenta el éxito de la película original y como esta sirvió de inspiración para otras grandes producciones y alguna que otra joya incomprendida de ciencia ficción.