Mi juego del año 2025 no estuvo nominado en The Game Awards y es un mundo abierto centrado en lo esencial
Mis descubrimientos de este año me dejan varios títulos a destacar
A la hora de hacer balance de un año, son muchos los factores los que entran en juego. En el caso de la industria del videojuego, cada vez es más difícil decir que ha sido un buen año cuando los constantes cambios que suceden en un mundo repleto de guerras, inflación y una inteligencia artificial cada vez más implementada, están provocando todo tipo de movimientos, sobre todo en lo que a oleadas de despidos se refiere.
No obstante, si nos centramos en lo que número de lanzamientos de juegos se refiere, mientras que a PlayStation se le ataca por la falta de exclusivos pese a grandes bazas como Death Stranding 2: On the beach o Ghost of Yotei, a Xbox se le dice que ahora es una compañía multiplataforma. Por su parte, Nintendo sigue por libre, algo que se puede permitir tras el exitoso lanzamiento de Switch 2 con Mario Kart World o Donkey Kong Bananza.
Pese a ello, si bien considero que el número de exclusivos se ha reducido en cuanto a triple A se refiere, considero que 2025 ha vuelto a ser un año cargado de lanzamientos que ha requerido espacio para descubrir propuestas multiplataforma e indies que han conseguido destacar y volverse más importantes que propuestas que llevaban años promocionándose y queriendo llamar la atención de los jugadores de cualquier plataforma.
Mis descubrimientos de 2025
Más allá de los títulos que han resonado por todos lados y han sido reconocidos en The Game Awards 2025, prefiero recordar de este año aquellos juegos que me han hecho disfrutar de manera más inesperada. Por ejemplo, en verano descubrí Echoes of the End, una propuesta hecha en Islandia por Myrkur Games, un pequeño estudio que ha intentando colocarse en un terreno intermedio entre el AA de ambición contenida y el AAA que persigue la espectacularidad técnica y narrativa como estandarte.
De esta forma, lanzaron un híbrido entre aventura narrativa y juego de acción en tercera persona, con un andamiaje construido a partir de influencias evidentes: la monumentalidad cinemática de God of War, el dinamismo exploratorio de Tomb Raider, la resolución de puzles contextualizados de Uncharted y ciertos matices de ambientación extraídos de la fantasía literaria contemporánea.
También fue en verano cuando disfruté de Shinobi: Art of Vengeance, el regreso de una de las grandes sagas de SAGA allá por los años 90 con plataformas modernas que requieren rapidez y precisión. Como un preciso y exigente juego de acción y plataformas que destaca por su fluido control, disfruté de un título con un sistema de combate basado en combos y una amplia personalización de habilidades.
El trabajo conjunto entre SEGA y Lizardcube se traduce en uno de los apartados artísticos más impresionantes del año, con escenarios pintados a mano y biomas variados que acompañan una exploración inspirada en el género metroidvania. Con un diseño de lo más notable, destaca incluso el contenido adicional del juego, que va uniendo universos con la llegada de villanos míticos de la compañía como el Dr. Eggman de Sonic.
Dos propuestas que esperaba y cumplieron mis expectativas
En lo que se refiere a títulos que esperaba, el primero que destacaría es Bye Sweet Carole, un juego de plataformas con toques de terror que me llamaba la atención por su atmósfera única, que mezcla la fantasía oscura con un estilo artístico inspirado en la animación clásica de Disney. Su apartado visual dibujado a mano, junto con una narrativa inquietante y melancólica, tiene una identidad muy marcada que atrapa desde el primer momento y genera una constante sensación de misterio.

Un plataformas con toques de terror e inspiración Disney
Además, el juego destaca por su enfoque narrativo y emocional, priorizando la exploración y el descubrimiento sobre la acción directa. Dividido en diez episodios, me encantó la forma en que construye su mundo, con una serie de personajes y simbolismos que mantiene al jugador intrigado, haciendo que cada avance se sienta significativo y reforzando el atractivo por llegar a su final.
Si bien es cierto que ha conseguido destacar tras su lanzamiento, el planteamiento de Dispatch era diferente en su desarrollo y lanzamiento. Los exdesarrolladores de Telltale Games, que siempre adoré por propuestas como The Wolf Among Us, por fin volvieron con una comedia sobre superhéroes dividida en ocho episodios que se lanzaron en tanda de dos capítulos por semana. Volver a descubrir una historia interactiva por fascículos, tener que esperar una semana entre ellos y volver a comentar en redes sociales me pareció algo único que se había perdido.
Esta propuesta solo cuenta con cinemáticas cargadas de diálogos con decisiones y una mecánica jugable muy sencilla en la que se manda a los superhéroes a superar una serie de recados en los que hay que tener en cuenta parámetros como la fuerza, el diálogo o la rapidez. No obstante, a veces la simpleza y la originalidad son suficientes para destacar, lo que ha conseguido que el título ya supere los dos millones de copias vendidas y empiece a arrasar en PS5 y PC, con previsión de saltar a Nintendo Switch.
Dying Light: The Beast, mi juego favorito de 2025
No obstante, si un juego de este año ha conseguido conquistarme por encima de todos, ese ha sido Dying Light: The Beast, un juego que llevaba esperando durante años y aún así me ha sorprendido gratamente al saber comprimir lo más importante de cada apartado que se pueda tener en cuenta de un juego. El estudio polaco Techland llevaba dos propuestas de la saga cuando inició el desarrollo de una expansión que sufrió filtraciones y llevó al equipo a apostar por un juego independiente... qué menudo resultado tuvo.
La tercera entrega de la franquicia de zombies recupera a su protagonista original en una propuesta perfecta tanto para nuevos jugadores como para seguidores de su historia. Sin embargo, lo que más me ha gustado de este título ha sido cómo ha sabido englobar todo en una sola propuesta: una historia que va directa al grano, una jugabilidad variada que no deja de introducir novedades, un mundo abierto de tamaño considerable y una calidad audiovisual de nueva generación.
Poder avanzar en la historia eligiendo las misiones principales que seguir, un sinfín de contenido secundario que pueden llevar las casi 20 horas de la historia hasta las 40 o más... Además, el juego es tan conciso como para cerrar sus tramas y dejar con ganas a los jugadores de descubrir una nueva historia que ya sea una tercera entrega numerada o el siguiente paso de una franquicia que ha sabido continuar cogiendo lo mejor de su pasado y adaptarse a los nuevos tiempos.
De esta forma, cierro el año sabiendo valorar cuál ha sido el titulo que ha conseguido resonar en mi cabeza tras horas y horas de diversión a través del mando. No lo dudes, si te gustan los juegos de acción, los mundo abiertos concisos, los zombies o, simplemente descubrir una nueva aventura, Dying Light: The Beast puede ser tu próxima historia por descubrir en PS5, Xbox Series o PC.